En sus tiras Caloi esbozó como ninguno la realidad social
Creador de entrañables personajes como Clemente, Carlos Loiseau, Caloi, manifestó a través de más de 10.000 tiras el pulso diario de una ciudad que adoptó como propia -salteño de origen y porteño por elección- para contar con humor una historia marcada por desventuras en tiempos de dictadura y esperanzas con la llegada de la democracia.
Caloi falleció hoy a los 63 años en el Instituto del Diagnóstico, donde permanecía internado como consecuencia de un cáncer.
Conductor y creador del programa televisivo “Caloi en su tinta”, un ciclo dedicado a la divulgación de cortometrajes artísticos de animación e historietas, donde demostró que la televisión podía ser un instrumento pedagógico.
La semana última estrenó “Anima Buenos Aires”, un trabajo soñado durante años por él y su compañera María Verónica Ramírez, que asumió la producción ejecutiva y la dirección de esta película colectiva de animación junto a Carlos Nine, Pablo y Florencia Faivre, Pablo Rodríguez Jáuregui, Mario Rulloni y Juan Pablo Zaramella.
Caloi fue declarado en 2004 personalidad destacada de la cultura y “Clemente” fue nombrado patrimonio cultural de la ciudad de Buenos Aires. En 2009, el dibujante fue honrado como ciudadano ilustre de Buenos Aires por considerarlo “una figura que traspasó el humor gráfico convirtiéndose en un símbolo de los argentinos, a través de su sagaz y atrevido Clemente”.
Este entrañable personaje nació en 1973, cuando finalizaba la dictadura militar de Lanusse y volvía Perón. Caloi quiso “hacer una tira suelta, libre, fresca y con mucho absurdo” que empezó llamándose Bartolo, ése era el protagonista principal que a poco de andar quedó antiguo (andaba en tranvía) así que Clemente tomó la posta.
“El golpe de 1976 fue decisivo -contó en su momento-; quebró la Argentina y condicionó la tira: como la censura era grande tuve que desarrollar la vida interior de la historieta ya que no había posibilidad de abordar temas políticos” y así fueron surgiendo el Negro de Camerún, la Mulatona, Mimí o Jacinto entre otros.
Cuando Argentina organizaba el Mundial de Fútbol, Clemente ganó la famosa “guerra de los papelitos” a Muñoz, el relator radial oficialista que se oponía a esta costumbre y desde entonces, tuvo un lugar como prototípico hincha argentino.
En plena veda democrática, Clemente organizó la primera “elección libre” para bautizar a la Mulatita, y después siguieron sus comentarios respecto de Martínez de Hoz, el FMI, Malvinas, el fútbol siempre, el Clementosaurio, la vuelta a la democracia, Alfonsín, la hiperinflación, Menem, las privatizaciones, de la Rúa, Cavallo, las cacerolas, Duhalde y así hasta hoy”.
El elogiado programa “Caloi en su tinta” se emitió por 10 años, desde 1990 en la pantalla estatal, pasó un tiempo por un canal de cable y regresó al 7 en 2005, “lo que era nuestra ambición, porque pese a sus dificultades organizativas llega a todo el país”.
En aquella entrevista con Télam lo ejemplificó así: “Una vez visité a mi hija en Humahuaca y vimos una borrachería inmunda, menos que un rancho a la orilla de un puente que se llamaba Caloi”.
“Entramos, le preguntamos al dueño y nos contó que le puso ese nombre por la insistencia de su hermano menor, `antes era más largo el nombre`, nos aclaró, la parte que está borrada (por el tiempo -añadió el dibujante entre risas-) decía `en su tinta`”.
Ese programa incluía efectos especiales que vinculaba los filmes con otras disciplinas como la pintura, la foto, la escultura y el diseño gráfico y logró que no hubiera ningún tipo de corte en la media hora que duraba el programa, ordenado por tema o por el tratamiento plástico de las películas.
Operas animadas como “Rigoletto”, de Giuseppe Verdi, “La flauta mágica”, de Mozart o “Turandot”, de Puccini llegaron a todo el país interpretadas por dibujos y muñecos animados; así como “Wallace & Gromitt” o cine de animación local y regional realizados por grandes creadores a los que los medios de comunicación masiva no les prestaban atención.
“Un pibe de Rosario un día me esperó con su VHS bajo el brazo y resultó ser Pablo Rodríguez Jáuregui, uno de los realizadores jóvenes más importantes de su generación”, graficó en su momento sobre quien años más tarde sería uno de los animadores de su más reciente producción cinematográfica.
Laura Vázquez, investigadora del Conicet y autora del libro “El oficio de la viñetas” resaltó la constancia de Caloi “con una fuerte coherencia más allá de las circunstacias personales. Hasta el último momento entregó su tira”.
“No necesito transformar su estilo -agregó- fue fiel a sí mismo durante toda su carrera, ni tampoco cambió su manera de dibujar o de pensar por una directiva editorial, siempre dibujo lo mismo, en el mejor sentido de la palabra”.
El dibujante Horacio Altuna lo resumió así: “Caloi forma parte de la cultura popular y quedará en la memoria”. (
Télam
Creador de entrañables personajes como Clemente, Carlos Loiseau, Caloi, manifestó a través de más de 10.000 tiras el pulso diario de una ciudad que adoptó como propia -salteño de origen y porteño por elección- para contar con humor una historia marcada por desventuras en tiempos de dictadura y esperanzas con la llegada de la democracia.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios