Como el país

la peña

jorge vergara jvergara@rionegro.com.ar

Entre los saqueos, los recuerdos buenos y no tanto, las cosas que cambiaron en el término del 2012, se nos pasó el año. El gobernador que cosechó los votos en la mayor parte de Río Negro ya no está, el fin del mundo que se esperaba para el pasado 21 no fue tal y por si alguien creía que con eso se iba a salvar se equivocó, porque habrá que seguir trabajando, pagando deudas, enfrentando la inflación y cuantas cosas más nos ofrece a diario la vida cotidiana. Mi hijo más chico me preguntó, a propósito del fin de año y todas las tradiciones festivas, por qué Papá Noel les traía regalos también a los que no escribían cartas. ¿Por qué no mandan cartas ellos también? Intenté una salida elegante para la ocasión y le dije que los más grandes piden cualquier cosas, por eso Papá Noel les traía cualquier cosa, pero en el caso de los chicos, deben especificar bien qué quieren y aportar detalles, comercio donde se vende y demás. Claro, en el terreno infantil no se terminan nunca las inquietudes. La segunda pregunta fue si los Reyes Magos eran como Papá Noel que les traían cosas a todos, aunque no mandaran carta. Y no, los Reyes Magos son generosos, pero no tanto, sólo cumplen con los más chicos. Y así el diálogo se hizo eterno. Después de todo me dijo: “Me parece que me olvidé de poner en la carta de Papá Noel que la pelota de fútbol que quería era naranja, así hace juego con los botines”. Tarde hijo, cualquier aclaración que le hagamos a Papá Noel ya llegará tarde, así que si la pelota es naranja o blanca o del color que sea, tendrás que aceptarla. Es la parte colorida del final del año, pero eso no quita que para todos, también para el folclore, haya sido un año difícil, tanto que sólo los más consagrados pudieron mantener la condición de ocupados. Porque ser músico, ser cantante, tener un grupo e intentar vivir de eso es un trabajo. Si no tienen contratos no tienen trabajo. La cantidad de gente del arte, de la música, que no tiene actividad estable es grande y en eso son un poco responsables los gobiernos locales, provinciales, porque a la hora de las carteleras, en el afán de ser atractivos, siempre terminan armando convocatorias con exponentes nacionales que garantizan público y dejan de lado a los locales que tienen proyección, pero que poco pueden mostrarse. Y si lo hacen, las cifras que perciben son infinitamente menores a las del resto. La Fiesta de la Manzana es una muestra de eso. Los consagrados van al escenario mayor, los locales van a la globa. ¿Por qué un local no podría mostrarse a pleno en el escenario mayor ?. No sé, no lo entendí y no lo entiendo, pero sucede cada año. Ni hablar de lo que se paga por las figuras y lo que cobran los locales. Claro, no podrían ganar lo mismo por una serie de razones, pero ni siquiera en su propia ciudad les dan el espacio ni la importancia que se merecen. El fin del año, al menos en la música, muestra los mismos síntomas que el país, ni más ni menos, con la diferencia que los exponentes del país no cobran en dólares. Igual, el verano viene cargado de convocatorias, porque cada ciudad, cada pueblo, se esmera para tener lo mejor, aunque sea una vez al año y para lograrlo tiran la casa por la ventana, aunque después haya que remar el doble para pagar. Los festivales no se financian con entradas, se financian con publicidad y con aportes de los estados. Es decir: muchos de los festivales los pagamos entre todos. De todos modos, bienvenidos los festivales que son de alguna manera los que mantienen vivo el género del folclore, son los que acercan a los famosos a la gente y permiten que nuestra música vaya mostrando los pequeños o grandes pasos que da.


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