El músico, el productor
El músico y productor Rafo Grin, de Jackpots, contó que basaron la selección de los shows que trajeron a la zona en que fuera “un artista que hayamos escuchado y que nos guste, que nos represente. No siempre pasa eso -reconoció-. Muchas veces nos pusimos a escuchar su música para elegirlo, para conocerlo y estudiar la forma en la que toca, el tipo de blues que hace y cómo acompañarlo, que fue lo que pasó con Mud Morganfield (el hijo de Muddy Waters). En la oferta de artistas que nos mandan por mail, tratamos de elegir tipos que nos gusten y que estén al alcance a nivel económico: lamentablemente, es un factor, porque algunos son muy caros”, reflexionó. “Hay productores que ‘bajan’ al artista de Estados Unidos y lo venden en Argentina, Brasil o Chile. Tiene que ver con la confianza, con que los conocemos y queremos evitarnos problemas. Somos impecables: hay que hacer las cosas bien. Hicimos lo que pudimos para pagar siempre y atender a los músicos bien”, detalló Grin. ¿Los obstáculos? “El factor económico y la falta de apoyo del Estado, que está ausente, y de los sponsors: con los privados es difícil”, lamentó. Las motivaciones de producir shows “cada vez son menos”, reconoció, “pero la adrenalina de conocer a estos tipos, muchos de ellos a los que escuchábamos cuando teníamos 18 años, y tener la posibilidad de tocar, aprender y compartir cosas con ellos está buenísima”. Entre las apuestas que no funcionaron, Grin recordó a Billy Branch, “que es una leyenda viva entre los armoniquistas y es una especie de estrella del blues”. En un principio, los músicos/productores no comprendieron, “pero después sí, porque Neuquén no es todavía una ciudad en la que haya 500 tipos que vayan a ver blues: falta mucho por hacer todavía”, reflexionó el artista. “Creo que lo estamos haciendo y por eso tocamos tanto en vivo: es la manera de contagiar y de lograr que vaya más gente a escuchar blues. Hay muchos colegas que lo hacen en todo el Valle”, opinó. Con todo, hubo sorpresas: “Mud Morganfield fue un éxito total, llenó las sala (350 personas), y fue uno de los que más disfrutamos”. Algo similar les sucedió con Larry McCray (“vino dos veces y ya es un amigo”). Si bien Grin decidió que este año será el último para él como productor, su blues seguirá sonando.
El músico y productor Rafo Grin, de Jackpots, contó que basaron la selección de los shows que trajeron a la zona en que fuera “un artista que hayamos escuchado y que nos guste, que nos represente. No siempre pasa eso -reconoció-. Muchas veces nos pusimos a escuchar su música para elegirlo, para conocerlo y estudiar la forma en la que toca, el tipo de blues que hace y cómo acompañarlo, que fue lo que pasó con Mud Morganfield (el hijo de Muddy Waters). En la oferta de artistas que nos mandan por mail, tratamos de elegir tipos que nos gusten y que estén al alcance a nivel económico: lamentablemente, es un factor, porque algunos son muy caros”, reflexionó. “Hay productores que ‘bajan’ al artista de Estados Unidos y lo venden en Argentina, Brasil o Chile. Tiene que ver con la confianza, con que los conocemos y queremos evitarnos problemas. Somos impecables: hay que hacer las cosas bien. Hicimos lo que pudimos para pagar siempre y atender a los músicos bien”, detalló Grin. ¿Los obstáculos? “El factor económico y la falta de apoyo del Estado, que está ausente, y de los sponsors: con los privados es difícil”, lamentó. Las motivaciones de producir shows “cada vez son menos”, reconoció, “pero la adrenalina de conocer a estos tipos, muchos de ellos a los que escuchábamos cuando teníamos 18 años, y tener la posibilidad de tocar, aprender y compartir cosas con ellos está buenísima”. Entre las apuestas que no funcionaron, Grin recordó a Billy Branch, “que es una leyenda viva entre los armoniquistas y es una especie de estrella del blues”. En un principio, los músicos/productores no comprendieron, “pero después sí, porque Neuquén no es todavía una ciudad en la que haya 500 tipos que vayan a ver blues: falta mucho por hacer todavía”, reflexionó el artista. “Creo que lo estamos haciendo y por eso tocamos tanto en vivo: es la manera de contagiar y de lograr que vaya más gente a escuchar blues. Hay muchos colegas que lo hacen en todo el Valle”, opinó. Con todo, hubo sorpresas: “Mud Morganfield fue un éxito total, llenó las sala (350 personas), y fue uno de los que más disfrutamos”. Algo similar les sucedió con Larry McCray (“vino dos veces y ya es un amigo”). Si bien Grin decidió que este año será el último para él como productor, su blues seguirá sonando.
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