Hombres, el otro sexo débil

Se trata de una comedia que explora el universo masculino.

El cineasta catalán Cesc Gay explora el universo masculino a través de sus zonas más incómodas en la comedia “Una pistola en cada mano”, que ya se ve en el cine de Roca y que tiene un elenco de lujo encabezado por Ricardo Darín, Luis Tosar, Leonardo Sbaraglia, Javier Cámara y Eduardo Noriega, quienes exponen sus carencias y ponen en duda que el “sexo débil” sea el femenino. El filme está dividido en varias secuencias independientes, en cada una de las cuales se produce el cruce fortuito entre dos personajes que mantienen vínculos sentimentales o amistosos. “Entre todas las carencias masculinas, la que más quería tratar era el orgullo. A todos los actores les daba la misma pauta de interpretación: `Imagínate que eres un boxeador y te están matando a golpes, pero sigues ahí, de pie, orgulloso. El hombre no quiere perder, le cuesta mucho pedir ayuda y dejarse ayudar. Y esas características eran cómicas de por sí”, explicó el cineasta. En una entrevista, Gay recordó que “siempre” quiso hacer una comedia y señaló que “una vez que entrás en ella es como una adicción, porque es muy gratificante”. “Las cosas están muy difíciles en mi país y me parecía un buen momento para ofrecer a la gente una comedia, aunque de tono sutil. Hay muchos tipos de comedia y cada director debe encontrar su propio tono. Para mí es el género más difícil, simplemente porque estás pretendiendo algo, que es hacer reír”, explicó. Con Leonor Watling, Candela Peña, Eduard Fernández y Jordi Mollà, el filme se estructura a partir de distintos encuentros, algunos de ellos provocados por el azar, situaciones inesperadas y conversaciones sorprendentes que ponen en crisis al modelo culturalmente impuesto de un hombre rudo y recio, cuando en realidad todos ellos –que promedian los 40 años– sufren de una gran inseguridad. “Posiblemente el personaje de Cámara es el que se encuentra más cercano a momentos así. Éramos conscientes al hacerlo de lo patético que resultaba verlo luchar contra sí mismo, disimulando sus emociones. Es esa ironía del modelo masculino la que se cuestiona”, señaló Gay. En ese sentido, la película es un estudio sobre la crisis de identidad del hombre moderno, su incapacidad para expresar lo que siente, para pedir ayuda, para hacerse cargo de sus debilidades, en contraste con una mujer cada vez más directa, franca, independiente y segura de sí misma. “El hombre ya no manda como antes. La mujer obtuvo muchos derechos y cambió mucho su papel en la sociedad”, afirmó el cineasta y añadió que “ahora jugamos de igual a igual, y eso es muy bueno, porque hay que ir con otras reglas de convivencia, más tolerantes y dialogantes. Hemos entrado en el mundo de las emociones, pero los comportamientos no cambian de un día para el otro”. Gay señaló que tuvo al western y a actores como John Wayne y Kirk Douglas como modelos, “porque lo más cómico era poder verlos afectados, llorando. Son los hombres que supuestamente deberíamos ser, fuertes como un árbol. Quería reírme con eso, porque el hombre moderno y la relación con las mujeres cambió mucho, pese a que todos querríamos ser John Wayne”. Gay, que debutó en 1998 con “Hotel Room”, codirigida con el argentino Daniel Gimelberg, admitió que su nueva película –no sólo por su estructura episódica sino también por su música– tiene un aire a “Una noche en la tierra”, de Jim Jarmusch, “sobre todo porque me gusta el vínculo con la música americana, donde la protagonista es una guitarra Telecaster antigua con un sonido muy particular”. En relación con la estructura episódica, donde cada secuencia empieza y termina sin extenderse ni relacionarse con las demás, el director indicó que “la unidad temporal de cada historia requería mucha atención. Se trata de una unidad narrativa de encuentros casuales, fortuitos, que en cualquier momento, inesperadamente, se pueden terminar. Eso le daba una tensión añadida”. La película cuenta con las actuaciones de los argentinos Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia: “Me sedujo la sonrisa triste de Leonardo. Tiene una cosa muy dulce, atractiva e interesante. En el caso de Ricardo me interesó romper su imagen fuerte, quería que fuera un personaje más perdido y melancólico”. “Son actores tan potentes y versátiles. La generosidad con la que aceptaron un proyecto tan peculiar del cual sabían poco y nada, les gustó el desafío y eso fue muy intenso. Ésta fue una película de amantes, corta, intensa, y tiene ese nervio. Creo que el actor está muy bien cuando es instintivo, cuando no piensa tanto”, opinó. (Télam)

Paulo Pécora


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