Un periodismo de servicio

Su “revancha”, dice, es ver a las jóvenes en lugares que antes las mujeres tenían vedados.

Éste es un año especial en la vida de Susana Penchulef, una periodista de pura cepa. No porque esté jubilada y aproveche el tiempo libre para comenzar a aprender pintura. El 7 junio Susana recibió el cariño y reconocimiento más sincero: el de los compañeros, o “trabajadores de prensa”, como a ella le gusta definirlos.

“Me gusta la acepción del trabajador de prensa, la cuestión de servicio antes la teníamos clara”. Para Susana, quién comenzó en el oficio de periodista exactamente el 1 de abril de 1982, la práctica periodística cambió profundamente. “Antes era la vocación de servicio y hoy mueren por la primicia. Entonces son tiempos distintos”, afirma.

Confiesa, “a mí lo que me impresiona es cómo en breve lapso los cambios fueron tan profundos”. Es que la irrupción de las nuevas tecnologías permite la instantaneidad. “La urgencia del tiempo se modificó pero la calidad depende del recurso humano”. Susana recuerda que antes los periodistas se formaban en la calle, con la práctica misma. “La universidad te abre la cabeza, te pone en un lugar que ves más. Pero también hay que tener calle. Es mitad y mitad”.

Ella sostiene que a todos los jóvenes les aconseja que terminen los estudios, pero sobre todo a las mujeres. Para alivio de Susana, las mujeres ocupan lugares en el periodismo que antes les estaban vedados, “no podían hablar de política, economía, deportes… ni ahí, nada. Mi revancha, mi desquite es ver a las chicas ahora ocupando esos espacios”.

“El ejercicio del periodismo es pensar y estar al servicio, una cuestión que vamos a tener que ir recuperando porque se ha perdido”. Con la misma intención Susana formó parte de la comisión de recuperación del Sindicato de Trabajadores de Prensa de Neuquén.

“Nos reuníamos en el diario “Río Negro” para ver qué hacíamos con el sindicato intervenido. Ahí empecé a aprender muchísimo”. Recuerda que de ese proceso formaron parte el “Negro” Cabañas, Eduardo Marchetti, Eliseo Caldora, Osvaldo Aravarco. “No fue algo masivo porque veníamos de una instancia de desmovilización”, relata. A la vez que trabajaba en Canal 7 y LU5, Susana comenzó de manera fortuita a dedicarse también a la docencia. “Antes de los 90 Educación de Nación estableció un Centro de Enseñanza Nacional Secundaria. La Policía de Neuquén pidió un CENS para que todos los policías pudieran terminar el secundario”. Un colega dejó el puesto y le insistió para que ocupara su lugar. “Me encantó. Cuando terminó la experiencia, el CENS abrió a las familias y después a la provincia, como el CPEM 62, que hoy es un colegio de adultos”.

También Susana dio clases en la cárcel U9. “Ahí el CPEM 62 tiene un anexo y me pareció una experiencia importantísima”.


Éste es un año especial en la vida de Susana Penchulef, una periodista de pura cepa. No porque esté jubilada y aproveche el tiempo libre para comenzar a aprender pintura. El 7 junio Susana recibió el cariño y reconocimiento más sincero: el de los compañeros, o “trabajadores de prensa”, como a ella le gusta definirlos.

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