Nutritiva “Sopa” de arte
Rescata que “no hay rivalidades entre los grupos... tratamos de seguir aprendiendo juntos”.
Si es por remontarnos al origen debemos recurrir a la sopa, la primera palabra escrita del joven que pinta y fotografía nuestra ciudad. Alejandro “Sopa” Colman es un joven artista. Hace murales y stencil, saca fotos y comparte ese mar de conocimientos con todos aquellos que les guste expresarse.
Nos encontramos en una fábrica abandonada de Parque Industrial. Un gran esqueleto de lo que fue la ex Zanon. El lugar de encuentro es terreno de batalla para algunos aficionados al paint-ball. Las intervenciones del grupo Street Art están acribilladas por los impactos de balas de pintura.
Esto contrasta con el “lienzo blanco” con el que define a Neuquén capital. Para “Sopa” todavía hay muchos espacios para pintar, para “expresar lo que pensamos”.
“A diferencia de otras ciudades, acá no hay rivalidades entre los distintos grupos que realizan murales, porque tratamos de conocernos y juntarnos entre todos para pintar y seguir aprendiendo juntos”. La gélida fábrica se hace cálida con la entrada de luz a través de la infinidad de ventanas que tiene el edificio. Nuestros pies se empolvan y hacen crujir los balines de armas reales con las que algunos pistoleros se divierten de forma clandestina.
“Sopa” habla con serenidad y paciencia. Al parecer nada lo apura. Disfruta estar en el edificio donde junto con sus colegas dejan plasmada su imaginación. Hay frases, personajes que cada grafitero inventa, firmados con el seudónimo que elijan. Como “Sopa”.
Alejandro comenzó en el 2010 a realizar murales y a imbuirse aún más en el mundo de la fotografía. “Tengo nueve cámaras analógicas” confiesa. Todavía no sabe revelar pero experimenta con su cámara digital y con los programas de edición.
Para él, “lo importante de sacar una foto es contar una historia” y además “encontrar la personalidad propia”. Para él eso se puede conseguir también a través de la edición. “Hay muchos talleres de fotografía en Neuquén, pero pocos de edición”. Ése es uno de los aportes de “Sopa”, además de los talleres de arte callejero, a los cuales concurren desde jóvenes hasta una maestra.
Su compañero de ruta es Juan Carlos Pereyra, a quien conoció cursando la carrera de Diseño en la Universidad de Río Negro, en Roca. Ellos organizan los talleres y las actividades artísticas que realizan.
A pesar de que en los talleres se cobra, “para nosotros lo importante es enseñar a las personas que tienen cámara, que son muchas, a que aprendan a usarla, más que a percibir un beneficio económico” explica.
A la hora de hacer los murales eligen alguna pared que esté rallada o sin usar y piden permiso al vecino.
“Es increíble porque los vecinos cuidan los murales. Algunas veces se acercan y te traen comida, galletitas”, cuenta.
Si es por remontarnos al origen debemos recurrir a la sopa, la primera palabra escrita del joven que pinta y fotografía nuestra ciudad. Alejandro “Sopa” Colman es un joven artista. Hace murales y stencil, saca fotos y comparte ese mar de conocimientos con todos aquellos que les guste expresarse.
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