Eléctricas, con menos caja
Sin recomposición de tarifas y con costos crecientes, las empresas pierden liquidez.
Con tarifas congeladas desde hace más de una década y crecientes costos laborales y operativos, resulta preocupante la difícil situación económico-financiera que atraviesan la mayor parte de las empresas –privadas y públicas– y las cooperativas eléctricas. En un contexto en el que la demanda crece sostenidamente, esto inevitablemente deviene en una precarización del servicio prestado. Específicamente, en lo que hace a la distribución de electricidad las dos principales empresas del segmento, Edenor y Edesur, se encuentran en una mala posición de caja y liquidez que no parece tener solución a menos que haya un reajuste en las tarifas. El Observatorio Económico del Instituto Argentino de Energía General Mosconi difunde informes periódicos elaborados sobre la base de los estados contables auditados y publicados de un grupo de importantes compañías petroleras, gasíferas y eléctricas. Cuando se comparan los datos del primer semestre del 2013 con los del mismo período de años anteriores se observa claramente un agravamiento de la situación económico-financiera, tanto en el caso de Edenor como en el de Edesur. Las estadísticas a las que se hizo mención muestran un significativo deterioro en el resultado operativo entre el 2010 y el 2013. En el caso de Edenor, éste pasó de un saldo positivo de 93 millones de pesos a uno negativo de 694 millones. Algo similar ocurrió con su par Edesur, cuyo rojo se profundizó en los últimos cuatro años hasta alcanzar los 571 millones de pesos. La misma dinámica negativa se observa cuando se analiza la evolución del ratio costos de explotación sobre facturación, el cual ha crecido significativamente en el período considerado. Esto refleja claramente que el aumento de los costos (fundamentalmente sueldos y cargas sociales) no es compensado con el incremento de los ingresos por ventas. Este desequilibrio tiene su origen en una renegociación de tarifas que resulta insuficiente para que las empresas puedan hacer frente a los incrementos incesantes de los costos, generando importantes pérdidas operativas (disminución de la “caja”), demorando el inicio de obras de infraestructura clave y afectando también la capacidad de pago de las firmas. La consecuencia no es menor: las personas se quedan sin luz o bien no pueden acceder a ella. (Redacción Central)
Con tarifas congeladas desde hace más de una década y crecientes costos laborales y operativos, resulta preocupante la difícil situación económico-financiera que atraviesan la mayor parte de las empresas –privadas y públicas– y las cooperativas eléctricas. En un contexto en el que la demanda crece sostenidamente, esto inevitablemente deviene en una precarización del servicio prestado. Específicamente, en lo que hace a la distribución de electricidad las dos principales empresas del segmento, Edenor y Edesur, se encuentran en una mala posición de caja y liquidez que no parece tener solución a menos que haya un reajuste en las tarifas. El Observatorio Económico del Instituto Argentino de Energía General Mosconi difunde informes periódicos elaborados sobre la base de los estados contables auditados y publicados de un grupo de importantes compañías petroleras, gasíferas y eléctricas. Cuando se comparan los datos del primer semestre del 2013 con los del mismo período de años anteriores se observa claramente un agravamiento de la situación económico-financiera, tanto en el caso de Edenor como en el de Edesur. Las estadísticas a las que se hizo mención muestran un significativo deterioro en el resultado operativo entre el 2010 y el 2013. En el caso de Edenor, éste pasó de un saldo positivo de 93 millones de pesos a uno negativo de 694 millones. Algo similar ocurrió con su par Edesur, cuyo rojo se profundizó en los últimos cuatro años hasta alcanzar los 571 millones de pesos. La misma dinámica negativa se observa cuando se analiza la evolución del ratio costos de explotación sobre facturación, el cual ha crecido significativamente en el período considerado. Esto refleja claramente que el aumento de los costos (fundamentalmente sueldos y cargas sociales) no es compensado con el incremento de los ingresos por ventas. Este desequilibrio tiene su origen en una renegociación de tarifas que resulta insuficiente para que las empresas puedan hacer frente a los incrementos incesantes de los costos, generando importantes pérdidas operativas (disminución de la “caja”), demorando el inicio de obras de infraestructura clave y afectando también la capacidad de pago de las firmas. La consecuencia no es menor: las personas se quedan sin luz o bien no pueden acceder a ella. (Redacción Central)
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