“En la Argentina sobra y se lo tira”

El presidente de la Asociación de Productores Hortícolas de La Plata, Alberto Pate, refutó la teoría del gobierno del desabastecimiento y aseguró que en la Argentina “sobra tomate y se tira” por la abundancia de la producción en el período estival, lo contrario de lo sucedido entre agosto y octubre, cuando las bajas temperaturas afectaron la producción y el kilo llegó a pagarse a $30 en el área metropolitana. “No habría que importar, y si lo hacemos, también tendríamos que importar nuestros insumos”, indicó en declaraciones al canal C5N Pate subrayó que la oferta estará garantizada en Buenos Aires por la producción de las quintas del Gran La Plata y de Mar del Plata y se mostró contrariado por la idea de importar hortalizas. “Sería lo peor que podrían hacer. Creo que Capitanich está muy mal asesorado. No habría que importar, y si lo hacemos, también tendríamos que importar nuestros insumos, que acá valen una fortuna”. El productor indicó que la labor en las huertas requiere la utilización de plásticos, nailon o fertilizantes, que inciden en el precio final del tomate, la lechuga o el pepino, y que estos insumos son más baratos en el extranjero. Explicó que “se tarda de 90 a 120 días para producir un tomate, desde la semilla a la góndola, que tiene un costo de 5 pesos el kilo”, cuando se obtiene un rinde de 100.000 kilos por hectárea. En ese caso, subrayó que “hay problemas climatológicos que pueden ocurrir”.


El presidente de la Asociación de Productores Hortícolas de La Plata, Alberto Pate, refutó la teoría del gobierno del desabastecimiento y aseguró que en la Argentina “sobra tomate y se tira” por la abundancia de la producción en el período estival, lo contrario de lo sucedido entre agosto y octubre, cuando las bajas temperaturas afectaron la producción y el kilo llegó a pagarse a $30 en el área metropolitana. “No habría que importar, y si lo hacemos, también tendríamos que importar nuestros insumos”, indicó en declaraciones al canal C5N Pate subrayó que la oferta estará garantizada en Buenos Aires por la producción de las quintas del Gran La Plata y de Mar del Plata y se mostró contrariado por la idea de importar hortalizas. “Sería lo peor que podrían hacer. Creo que Capitanich está muy mal asesorado. No habría que importar, y si lo hacemos, también tendríamos que importar nuestros insumos, que acá valen una fortuna”. El productor indicó que la labor en las huertas requiere la utilización de plásticos, nailon o fertilizantes, que inciden en el precio final del tomate, la lechuga o el pepino, y que estos insumos son más baratos en el extranjero. Explicó que “se tarda de 90 a 120 días para producir un tomate, desde la semilla a la góndola, que tiene un costo de 5 pesos el kilo”, cuando se obtiene un rinde de 100.000 kilos por hectárea. En ese caso, subrayó que “hay problemas climatológicos que pueden ocurrir”.

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