Tres historias sobre máquinas de coser y creatividad

DISEÑO DE INDUMENTARIA

Muchas casas argentinas guardan entre sus muebles una particular mesa de patas moldeadas. Un pedal, pequeños cajoncitos y una bella máquina de coser en su interior caracterizan esa antigüedad. Es que las máquinas de coser guardan grandes historias familiares y se rehusan a ser olvidadas.

A pesar de que la industria textil crece y se sofistica, las máquinas de coser se siguen vendiendo, con modernos sistemas de enhebrado, pequeños accesorios que facilitan la tarea de coser un ojal o pegar un botón. Hay máquinas de todos los colores, marcas y precios. Hoy una estándar cuesta entre $2000 y $4000.

Basta con recordar a Nicky Jones con su inolvidable “Corte y confección”

“Corte y confección, corte y confección, tu eres recibida,corte y confección. A cada rato me persigue tu mamita recalcándome que tu sabes coser y me presenta tu diploma de modista recibida, ya no sé qué hacer”…

Muchas mujeres aprendieron el oficio para ayudar económicamente a sus familias e independizarse. Hoy, y como sucede a veces con la moda, el oficio se renueva. Surgen nuevas generaciones que quitan el polvo sobre la máquina y comienzan a crear sus propias prendas.

Carlos Cuevas, diseñador de indumentaria de Alta Costura

Cuando era chico y sus papás trabajaban, sus hermanas mayores lo cuidaban. Ellas cosían y Carlos las miraba y les pedía que le hicieran ropa a su gusto.

De chico a Carlos Cuevas le gustaba dibujar, diseñar y crear. De grande, cuando abrió la carrera de diseño de indumentaria de Roberto Piazza en Roca, se anotó animado por su grupo de amigos.

“Dicen que los hombres tienen mejor gusto, son más detallistas y hay personas que buscan eso en mis trabajos”, dice Carlos con una sonrisa grande que expresa satisfacción por el trabajo que decidió elegir.

“La carrera que estudié estaba basada en la alta costura, hoy tengo capacidad de hacer tanto unas cortinas como un vestido de novias. Siempre me gusto ver a una mujer femenina, sexy con un buen vestido de fiesta. Un vestido de alta costura es único, original e irrepetible y la moldería se hace a medida y ese vestido le queda a esa persona y a nadie más”, agrega Carlos.

Carlos trabaja confeccionando vestidos de quinceañeras y novias que saben lo que quieren.

Él intenta aconsejar a sus clientas sobre la elección del color y el diseño que más se luce en la persona según sus características. Después, confecciona un modelo a medida en una tela base, que no es la del vestido, realiza las pruebas y finalmente confecciona el vestido final.

El creador de “A Tu Vera Desing” decidió instalar en su casa un taller de costura y vivir de lo que tanto le gusta. Todas las mañanas recibe a sus alumnas que llegan con sus costureros, máquinas y telas en mano. El mate y la música de fondo amenizan la clase.

Con respecto a las materias primas que necesita un diseñador de indumentaria en la zona, Carlos explica que “es difícil conseguir algunas telas pero suelo buscar alguna que reemplace la que se necesita. En cuanto a maquinarias en la zona hay una variedad importante, lo que no se consigue acá se puede encontrar en Neuquén. En general no encuentro inconvenientes para conseguir los recursos para mi trabajo”

“Mi desafío como profesional es lograr tener un stock de vestidos donde las personas puedan probarse, en todo caso ajustar y llevarse una prenda confeccionada por mi. También deseo seguir enseñando en mi taller, continuar con las clases libres y personalizadas que tanta satisfacción me dan”, concluye Carlos.

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Daniela Contreras