Escenario: vecinos a merced de las bandas

LA MUERTE DE PEREYRA

La realidad es que los vecinos están a merced de cinco o seis bandas de jóvenes que meten fuego y miedo. “Si salís y no les gusta, te dicen ‘andá adentro vieja de m…, y te muestran la pistola”, cuenta una de las mujeres que participó del derrumbamiento y el incendio de la vivienda de la calle Belisle y Alanis, hacia donde apuntan los vecinos. Dicen que ahí estaban los autores del trágico final de Pereyra. Que una mujer embarazada escapó a una toma con las armas. Que son muchas las armas que tienen. Que las rotan de aguantaderos. Fueron unos 300 los que se reunieron y tiraron abajo un paredón de material. Luego mudaron el infierno hasta allí. Sólo quedaron escombros de la casa que los mismos vecinos ayudaron a levantar.

Es que “hace cuatro o cinco años” la misma vivienda de Belisle y Alanis fue devorada por las llamas. Al parecer alguien se descuidó, dejó una hornalla encendida y las llamas fueron impiadosas. Silvia Garrido, la dueña de la casa en cuestión, se quedó en la calle y fue a vivir con sus hijos a la biblioteca del barrio. Los vecinos le reconstruyeron el hogar, le donaron electrodomésticos, ropa, le dieron apoyo.

“José le buscó cosas, le regaló colchones, y así le pagaron, matándolo”, dice con bronca Claudio, amigo “de toda la vida” de Pereyra. (AN)


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