En Bariloche crece la moda de vender lo que ya no se usa

FERIAS GARAGE

Basta recorrer unas cuadras del centro, del Alto o del oeste para encontrar una feria americana. Percheros con remeras a 20 pesos, jeans de marca a 50, tapados a 100 y camperas prácticamente nuevas, a 200 pesos. Todo se recicla.

“La gente vende lo que le sobra y otros compran lo que necesitan”, resumió María Mesnar, una feriante del centro.

En los patios de las casas, en garages o en las veredas, durante los fines de semana, se multiplican las perchas y las mesas con ropa usada apilada. Algunas ferias, también ofrecen muebles.

La moda de las “ferias garage”, originarias de Estados Unidos, se impuso también en Bariloche desde hace tiempo y la tendencia de vender lo que ya no se usa se acentuó en los últimos meses, con la crisis económica.

Rosa Santos vive en una casa de la calle Brown, a unos 50 metros de Onelli, el principal centro comercial de Bariloche. Desde hace 3 años, utiliza el patio de su casa para ofrecer la ropa que ya no usan más. “Tengo la necesidad de tener este sueldito porque tengo como 15 nietos y 5 biznietos. Los gorros y las medias tejidas los hace mi hermana en Ingeniero Jacobacci y me las manda. A veces, sacamos 50 pesos el fin de semana”, explicó la mujer de 74 años, al tiempo que doblaba algunas de las prendas.

Algunas ferias son más sofisticadas y se promocionan a través de la revista local de clasificados o través de las redes sociales. En estos casos, la idea es simplemente despojarse de lo que ya no se usa.

“Cuando mi mamá se separó, le quedaron un montón de cosas que decidimos vender. La idea no es llenarse de plata pero sí poder sacar unos pesos. Hoy, mucha gente se viste en ferias porque es buena ropa y a muy buen precio. Para muchos, recorrer ferias ya resulta un paseo durante los fines de semana”, remarcó María Eugenia Serra, en el garage de la casa de su madre en avenida Pioneros.

Fernando del Campo, referente de la economía social, calificó a las ferias como “una estrategia de supervivencia”. “Esta actividad viene a suplir la falta de ingresos, la escasa oferta del mercado laboral y la falta de políticas de promoción de la actividad económica”, aseguró.

Patricia Camerano consiguió que le prestaran un pequeño local en los kilómetros al que rápidamente, convirtió en feria. “Cada vez que te mudás, encontrás tantas cosas que no usás que te das cuenta que le podés sacar algo de plata. Cuesta mucho llegar a fin de mes y más aun si alquilás una casa. Encima, trabajamos en la temporada turística, entonces estos meses de baja hay que tratar de repuntar”, explicó la joven.

Del Campo aseguró que resulta complejo regular este tipo de actividades. “La gente le avisa a un grupo de amigos o publica en las redes sociales que son claves. La política de estado debe ser acompañar con líneas de crédito para equipamiento o insumos, o bien con espacios de comercialización”, manifestó.

DeBariloche