San Francisco es el nuevo paraíso secreto para sibaritas
En la edición Michelin 2018, los chefs de San Franscisco eclipsan a los de Nueva York.
San Francisco es el nuevo paraíso secreto para sibaritas
En la edición Michelin 2018, los chefs de San Franscisco eclipsan a los de Nueva York.
San Francisco es el nuevo paraíso secreto para sibaritas
En la edición Michelin 2018, los chefs de San Franscisco eclipsan a los de Nueva York.


Nueva York ha perdido el cetro como el primer destino gastronómico de Estados Unidos a manos de San Francisco, al menos según el ranking de tres estrellas de la celebrada Guía Michelin.
La edición 2018 de la Guía degrada al renombrado chef Jean-Georges Vongerichten quitándole una de las tres estrellas que ostentaba, dejando a la capital cultural y financiera estadounidense con solamente cinco restaurantes tres estrellas.
¿Cuántos tiene San Francisco? Siete.

La ciudad de la niebla tiene ahora el mayor número de restaurantes tres estrellas Michelin que cualquier otra urbe de Estados Unidos. Chicago cuenta con dos restaurantes en esa categoría y Washington ninguno.
Aunque con una población netamente menor que Nueva York, San Francisco es una de las ciudades más caras del país, extremadamente turística, famosa por su Golden Gate Bridge y cuya “área de la bahía” se convirtió en los 90 en el centro de expansión de las empresas .com.

La mezcla de alta tecnología y la cocina de vanguardia también han tenido mucho que ver en este boom de la cocina en San Francisco. Por supuesto, las tendencias de moda y la deco ultramoderna y relajada crean ámbito increíbles para salir a comer en esta ciudad. Así lo testimonia el periodista y crítico Daniel Duane, quien sostiene que esta región de EE.UU. es “un paraíso secreto para sibaritas. Aquí confluyen las ganas de experimentar de la «cocina modernista» y el espíritu innovador de la joven escena de emprendedores”.
Al entrar al restaurante The Whale Wins, ejemplo del boom gourmet regional, Duane recupera que “la decoración incluye leños apilados, cestas con pan y mesas y sillas de madera de color azul marino. En cuanto tomo asiento, comienzo a sentirme más cool, menos preocupado y más triunfador. Y cuando me fijo en los demás comensales -que, vestidos con ropa de verano sencilla, brindan con vino y saborean sus sardinas- veo que no soy el único disfrutando de esta feliz fantasía. Que la comida esté tan buena también ayuda. Me contento con un plato de marisco y un pastel de zarzamora de postre”.







Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios