A la senadora Larraburu

Carta de Lector

Por Carta de lector

Sra. Senadora de la Nación, Silvina García Larraburu:
Le reitero la nota que le envié en 2018. Se trata de lo mismo, en esencia: lo que es intrínsecamente injusto no cambia por las circunstancias ni por los contextos. Cumplo en decirle que, dada la inmensa gravedad de lo que arriesga nuestra Patria, hago pública esta misiva.


Nos conocimos personalmente en la reunión del Concejo Deliberante de Bariloche del 2005, en la que se trató una suerte de declaración de censura, por parte del Concejo barilochense contra una medida de la Legislatura del Estado de Río Negro, que atentaba contra el derecho a la vida de los seres humanos por nacer.

Recuerdo que en esa ocasión quien llevó la voz cantante fue una profesora de Ética de la Universidad local de ese momento. Por mi parte, como teórico del Estado, lo que hice fue tomar la idea del gran parlamentario Edmund Burke sobre la “representación virtual”: nosotros estábamos allí representando a quienes no tenían quién lo hiciera: a los no nacidos, que no por eso eran menos argentinos.


Pero especialmente recuerdo la intervención suya de esa mañana como miembro del Concejo. Tomó la palabra para expresar que “por su formación” jamás podría aceptar el aborto. Y trajo a cuento el más que significativo caso del futuro Beethoven: en tren de descartar indeseables y desdichados, ¿quién hubiera dado algo por ese nuevo vástago que llegaba a una familia numerosa y desastrosa? – ¡Y era Beethoven …!


Ahora tiene nuevamente en sus manos parte de la decisión de si decenas de miles de argentinos por año van a ser asesinados por el mismo Estado argentino. En un país gigantesco y despoblado; en el que existen tremendas necesidades reales insatisfechas; en el que las “muertes por abortos mal hechos” ya casi no se menean, porque su número ni siquiera alcanza para fundar un mal argumento.

Cuando el aborto legal no constituye un medio para ayudar a nadie, sino un fin querido por sí mismo, una “conquista”: la de poder matar al propio hijo más fácilmente usando ingentes recursos del Estado. Ingentes, porque, como no se le oculta, matar a decenas de miles de seres humanos por año con métodos quirúrgicos “seguros” exige una enorme inversión de fondos públicos.


Imagino las presiones que deberá soportar quien forma parte de una estructura partidaria que, por las razones que sean (¡no, por cierto, la “salud pública”!), ha decidido promover el asesinato de decenas de miles de compatriotas inocentes e indefensos por año, por cuenta del propio Estado.

Pero apelo a su conciencia, a la misma de quien, ante los primeros conatos de esta terrible ofensiva contra la Argentina (que los poderes internacionales -eso Ud. lo sabe muy bien- impulsan ferozmente y sin tapujo), dijo como legisladora que su formación le impedía apoyar el aborto. Y nada ha cambiado desde entonces. Como fundamentó, de una vez y para siempre, el gran teórico del Estado Hermann Heller, antes de morir perseguido en el exilio, lo único que legitima al poder es el servicio a la justicia. Y ¿existe peor injusticia que matar inocentes, en masa, y como política genocida del propio Estado?


(…) No traicione a la Patria y al pueblo. Vote como en 2018. Vote contra este proyecto.


Sergio Raúl Castaño
Dr. en Derecho Político, Dr.en Filosofía, Inv. Conicet


Sra. Senadora de la Nación, Silvina García Larraburu:
Le reitero la nota que le envié en 2018. Se trata de lo mismo, en esencia: lo que es intrínsecamente injusto no cambia por las circunstancias ni por los contextos. Cumplo en decirle que, dada la inmensa gravedad de lo que arriesga nuestra Patria, hago pública esta misiva.

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