“A mi querido Nicolás”
Mi querido Peque, ¡qué dolor me causó tu partida! Hoy cumplirías tus tan añorados 18 años. Tantos sueños, tantos proyectos truncados, toda una vida. Me hubiese encantado tener la posibilidad de verte convertido en un hombre, con muchos cambios, con valores (que te enseñamos) y sentimientos y, principalmente, convertido en una buena persona, como te decía siempre: “no importa si no sos ingeniero, abogado, etcétera… lo más importante es que seas una buena persona”. Cuántas cosas pasan por mi cabeza cuando pienso en vos. La gente es tan cruel… Es fácil opinar desde el anonimato y sin conocer. Sé que es difícil entender desde el desconocimiento, y no defiendo lo indefendible, sólo quiero que me permitan hacer mi duelo en paz y que entiendan que, más allá de todo, fuiste mi hijo y el dolor que me causó tu partida no tiene dimensiones. Entonces, ¿por qué causar más daño hablando de vos y sintiéndose hasta satisfechos porque ya no estás? ¿Y de mí? ¿Qué saben de mí? ¿Quién de todos los que hablaron conoce lo que hice por vos, lo que hizo la familia entera para ayudarte? ¿Cómo pueden hablar tan ligeramente de falta de atención, de enseñanza, de valores? Lamentablemente, así es la humanidad, cruel, insensible y casi diría con falta de algunos valores, porque desear la muerte de otra persona no habla de muchos principios que digamos y así es como se expresaron aquellos que sintieron satisfacción con el asesinato de mi “hijo”. Entonces, sociedad, ¿en qué nos diferenciamos? Fuiste un niño con varias dificultades, de aprendizaje, físicas, accidentales. Con el tiempo eso te pesó demasiado, tu autoestima se hizo muy frágil, te sentiste avasallado por el mundo y no pudiste encontrar una salida apropiada. La psicopedagoga en su informe me dijo que te sentías muy mal en cuanto a autoestima, que necesitabas ayuda psicológica urgente. La buscamos juntos, pero las cosas no se dieron, no nos alcanzó el tiempo. Cada persona es un ser individual. Muchas veces nos equivocamos y no por eso debemos ser aniquilados; creo que la sociedad toda está inmersa en un ataque de locura, pero nada de ello debería llevarnos a la muerte. Entonces pido perdón… y piedad. Al policía David Carrasco, quien te efectuó el disparo que te produjo la muerte, le pido que, si realmente está arrepentido como dijo el día en que hicimos la reconstrucción, diga la verdad, sólo eso: la verdad. En un día como hoy estaríamos festejando tus 18 años y lo único que puedo hacer es darle gracias a Dios por haberme regalado tu vida por los 16 años que viviste junto a tu familia y pedirle sabiduría y entendimiento a la sociedad entera y, sobre todo, perdón. Sandra Barzan DNI 17.723.746 Cipolletti
Sandra Barzan DNI 17.723.746 Cipolletti
Mi querido Peque, ¡qué dolor me causó tu partida! Hoy cumplirías tus tan añorados 18 años. Tantos sueños, tantos proyectos truncados, toda una vida. Me hubiese encantado tener la posibilidad de verte convertido en un hombre, con muchos cambios, con valores (que te enseñamos) y sentimientos y, principalmente, convertido en una buena persona, como te decía siempre: “no importa si no sos ingeniero, abogado, etcétera... lo más importante es que seas una buena persona”. Cuántas cosas pasan por mi cabeza cuando pienso en vos. La gente es tan cruel... Es fácil opinar desde el anonimato y sin conocer. Sé que es difícil entender desde el desconocimiento, y no defiendo lo indefendible, sólo quiero que me permitan hacer mi duelo en paz y que entiendan que, más allá de todo, fuiste mi hijo y el dolor que me causó tu partida no tiene dimensiones. Entonces, ¿por qué causar más daño hablando de vos y sintiéndose hasta satisfechos porque ya no estás? ¿Y de mí? ¿Qué saben de mí? ¿Quién de todos los que hablaron conoce lo que hice por vos, lo que hizo la familia entera para ayudarte? ¿Cómo pueden hablar tan ligeramente de falta de atención, de enseñanza, de valores? Lamentablemente, así es la humanidad, cruel, insensible y casi diría con falta de algunos valores, porque desear la muerte de otra persona no habla de muchos principios que digamos y así es como se expresaron aquellos que sintieron satisfacción con el asesinato de mi “hijo”. Entonces, sociedad, ¿en qué nos diferenciamos? Fuiste un niño con varias dificultades, de aprendizaje, físicas, accidentales. Con el tiempo eso te pesó demasiado, tu autoestima se hizo muy frágil, te sentiste avasallado por el mundo y no pudiste encontrar una salida apropiada. La psicopedagoga en su informe me dijo que te sentías muy mal en cuanto a autoestima, que necesitabas ayuda psicológica urgente. La buscamos juntos, pero las cosas no se dieron, no nos alcanzó el tiempo. Cada persona es un ser individual. Muchas veces nos equivocamos y no por eso debemos ser aniquilados; creo que la sociedad toda está inmersa en un ataque de locura, pero nada de ello debería llevarnos a la muerte. Entonces pido perdón... y piedad. Al policía David Carrasco, quien te efectuó el disparo que te produjo la muerte, le pido que, si realmente está arrepentido como dijo el día en que hicimos la reconstrucción, diga la verdad, sólo eso: la verdad. En un día como hoy estaríamos festejando tus 18 años y lo único que puedo hacer es darle gracias a Dios por haberme regalado tu vida por los 16 años que viviste junto a tu familia y pedirle sabiduría y entendimiento a la sociedad entera y, sobre todo, perdón. Sandra Barzan DNI 17.723.746 Cipolletti
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