Adiós a David Viñas, mucho más que un escritor

Fundó la revista “Contorno” y escribió “Jauría” y “Dar la cara”.

Escritor, ensayista, dramaturgo, polémico. Con David Viñas, fallecido anteanoche a los 83 años como consecuencia del agravamiento de un cuadro infeccioso, producto de una neumonía de base, se va mucho más que un escritor. Viñas, con su vozarrón característico era también una manera de leer y pensar la literatura, la política, el país. Nacido el 28 de julio de 1927, el también historiador se exilió durante la última dictadura militar. Sus dos hijos, María Adelaida y Lorenzo Ismael, permanecen desaparecidos. María Adelaida, de 22 años, fue secuestrada y desaparecida en 1976, en el Zoológico de Buenos Aires. Lorenzo Ismael, de 25, fue detenido por la dictadura en el cruce de Paso de los Libres-Uruguayana. Viñas irrumpió en el panorama cultural con la fundación -junto a su hermano Ismael- de la revista literaria “Contorno” en 1953 y desde ese momento su mirada crítica y provocadora sedujo a los jóvenes intelectuales. Allí convivieron el marxismo y el existencialismo, intelectuales como León Rozitchner, Noé Jitrik, Carlos Correas, Oscar Masotta, Ramón Alcalde y Rodolfo Kutsch. “Contorno” era la otra cara, política y estética de “Sur”, la revista dirigida por Victoria Ocampo. Ferviente marxista, durante la última dictadura militar , Viñas estuvo exiliado en Madrid y México y dio clases de literatura en California, Berlín y Dinamarca. “Fue todo muy terrible, la muerte de los dos hijos, demasiado duro. Cinco meses después de haberme instalado en Europa, recibí una carta de Adelaida, mi esposa, anunciándome que había desaparecido la nena. Y en el 79 me llamó al barrio de El Escorial una mujer a la que yo no conocía, para avisarme que habían asesinado a Lorenzo Ismael. Era una locura, me daba contra la pared”, contó en una entrevista. En 1990, el escritor rechazó la Beca Guggenheim en homenaje a sus hijos. “Se me cantó renunciar porque mataron a mis hijos”, gritó él en una entrevista para explicar aquella decisión que dividió a los intelectuales argentinos. Viñas fue titular de la cátedra de literatura argentina de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Y era consultor cultural de la secretaría de Derechos Humanos. Cuando tenía 13 años, consiguió una beca para el Liceo Militar que abandonó para estudiar con los jesuitas; se doctoró en Letras por la Universidad de Rosario en 1963 y allí conoció Adelaida Gilgi, su esposa. Su novela “Dar la cara” recibió en 1962 el Premio Nacional de Literatura, distinción que se reiteró en 1971 por su libro “Jauría”; en 1972 “Lisandro” recibió el Premio Nacional de Teatro, y al año siguiente “Tupac-Amaru” el Premio Nacional de la Crítica. Viñas fue presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA). En 1955 publicó “Cayó sobre su rostro”, su primera novela. Después vendrían otras, clásicos de la literatura argentina: “Los años despiadados”, “Los dueños de la tierra”, “Un dios cotidiano” y “Dar la cara”, entre otras. Desde “Literatura política y realidad argentina” (1964) hasta Literatura argentina y realidad política: de Lugones a Walsh (1996), Viñas repasó la obra de Sarmiento, Cortázar, “el apogeo de la oligarquía” y “de los jacobinos porteños a la bohemia anarquista”. Algunos críticos llamaron “parricida” a la generación de escritores de la que Viñas formó parte, porque criticaban no sólo el presente, sino la historia escrita. Viñas dijo en una entrevista, más llanamente, que el hilo conductor de su vida, la palabra autobiográfica que más se le ajustaba era “injusticia”.


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