Adopción, la alternativa para quien espera forjar un nuevo vínculo

El 90% de los inscriptos en el registro de Río Negro desea un bebé recién nacido, pero la mayoría de los niños en situación de adopción tiene entre 4 y 13 años.

En nuestro país, no hay estadísticas sobre la cantidad de niños que están a la espera de poder tener un nuevo hogar pero sí se sabe que la adopción puede convertirse para ellos en una oportunidad de un nuevo comienzo sin dejar atrás sus vivencias e historia. El trabajador social Gonzalo Valdés, explicó que en general, el 90% de los inscriptos en el registro de adopción desean ser padres de niños recién nacidos hasta los dos años. Sin embargo la realidad demuestra que “el niño ideal” no existe y que el niño real es el que está a la espera de forjar un nuevo vínculo.

La construcción social sobre la adopción engloba diferentes aristas y esto conlleva a construir mitos sobre esta alternativa que lo único que busca es construir vínculos entre el niño y sus padres. Los equipos técnicos trabajan con aquellas personas que están inscriptas en los registros de adoptantes y a su vez evalúan las posibilidades de que la adopción pueda prosperar.

Valdés es integrante del equipo interdisciplinario de adopción del juzgado de Familia de Mendoza y fue invitado a la ciudad por la Cuarta Circunscripción Judicial. El especialista dictó una capacitación para los técnicos que trabajan sobre esta temática en Río Negro y además brindó un seminario para las personas que están inscriptas en el registro de adoptantes.

En conversación con “Río Negro” explicó la realidad de todas demuestra que la mayoría de los inscriptos desean niños recién nacidos hasta los dos años. Pero sucede que ellos son los que menos están en situación de adopción a diferencia de los niños que abarcan la franja etaria de 4 a 13 años, explicó Valdés.

El proceso de adopción engloba diversas cuestiones. Una de ellas es la importancia de saber la diferencia entre un padre adoptivo y un padre biológico. “Hay vivencias y particularidades que tiene una familia adoptiva que no va a vivir nunca una familia biológica”, remarcó Valdés.

Algunas de estas diferencias son que una familia adoptiva tiene que poder decirle a su hijo que creció “en la panza de otra señora con la semillita de otro señor”, graficó el trabajador social. La tolerancia también entra en juego. Una familia adoptiva tiene que saber tolerar que su hijo tenga una historia anterior que ellos desconocen y además tener en cuenta que existe una diferencia genética que siempre va a marcar una diferencia, agregó.

El rol de los equipos técnicos de los juzgados de Familia no es menor. Su labor es evaluar si el –o los padres– están en condiciones de transitar el camino que el niño necesita y si poseen la capacidad de sostener un vínculo con ese chico, que tiene “una historia distinta”.

“Parte del problema de la temática de la adopción es que todo el mundo habla, todos dicen cosas, se hablan en los distintos ámbitos y muchas veces la información que circula en el imaginario social tiene muchos mitos y errores”, manifestó el trabajador social.

Cómo es el proceso

Las instancias previas a la adopción definitiva

Para que un niño esté en situación de adopción tiene que haber una resolución de un juez de familia.

La instancia previa se denomina “sistema de protección de niñez”. Se puede tomar una medida de excepción que es cuando se separa a los niños de los padres por situación de riesgo. Tiene seis meses para definir si el niño vuelve a la familia de origen si va la familia ampliada (abuelos, tíos) o a la adopción. El Código Civil y Comercial determina que en ese lapso tiene que definir en 180 días si el niño vuelve con la familia de origen, a la familia ampliada o si está en situación de adoptabilidad.

Luego el juez dicta la declaración de situación de adoptabilidad y esto tiene que ser notificado a la familia de origen. Una vez firme la resolución, el juez queda habilitado para pedir al registro de adoptantes los legajos de las familias que tienen la aptitud para el niño.

Los siguientes 6 meses se produce la guarda preadoptiva. Nace el vínculo entre el niño y los adoptantes, en esta instancia se realiza un seguimiento y evaluación del proceso. Luego de los seis meses, la familia ya está en condiciones de pedirle al juez la sentencia definitiva.

Con la sentencia del juez se termina el trámite de adopción y se hace la nueva inscripción de nacimiento –del niño– con el apellido de los adoptantes.


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