Aquel joven hijo sentía un cierto olor…

– La mayor frustración de mi vida es no haber llegado a general de la Nación – le dijo a Tomás Eloy Martínez una tarde de abril del '89 un coronel por entonces de 75 años: Héctor Eduardo Cabanillas, padre del general Eduardo Rodolfo Cabanillas.

Durante tres días, Tomás Eloy conversó con un hombre que durante 18 años guardó uno de los más pétreamente cerrados secretos de Estado que develaron a los argentinos: el destino que tuvo el cadáver de Eva Perón tras el golpe del '55. Porque como jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), por orden de Pedro Eugenio Aramburu, en 1956 Cabanillas padre sacó los restos rumbo a Génova.

El relato del coronel es trabajoso. Sin emociones. Monocorde. Tomas Eloy no hace preguntas. El ritmo y tenor de las confesiones lo pone el coronel que «conserva su gallardía». Relato ligeramente interrumpido por el bochinche de larga lluvia porteña. También por impiadosas jugarretas de la columna del coronel.

Cabanillas habla con desprecio de Juan Perón. Y cuenta cómo participó de la organización del «fusilamiento patriótico» de Perón cuando promediaban los '40. Un atentado que no se ejecutó porque piruetas tiene la historia. También habla de cómo buscaron matarlo a Perón en su exilio paraguayo.Y explica su rol en la colocación de la bomba que le pusieron en Caracas, en 1958.

Antes de sacarlo rumbo a Génova, Cabanillas padre tuvo el cuerpo de Eva junto a su oficina del SIE: Callao y Viamonte. Un cuerpo – dice Tomas Eloy – que no le «daba sosiego. La calma le vino sólo cuando decidió quedarse a dormir allí».

Y el coronel dice que uno de sus hijos «estaba preparándose para el Colegio Militar. Venía por las tardes al SIE y se quedaba en mi despacho estudiando. Siempre se quejaba del olor raro que había. Yo negaba lo que era evidente: es tu imaginación, le decía. Es el spray que se usa para limpiar las armas. También a mí me faltaba el aire. También yo sentía aquel olor partiéndome la cabeza».

El olor venía del cuerpo embalsamado de Eva.

El joven hijo es el hoy general Eduardo Rodolfo Cabanillas.

 

Este relato se encuentra en «Las vidas del General»; Edt. Aguilar, 2004.


- La mayor frustración de mi vida es no haber llegado a general de la Nación - le dijo a Tomás Eloy Martínez una tarde de abril del '89 un coronel por entonces de 75 años: Héctor Eduardo Cabanillas, padre del general Eduardo Rodolfo Cabanillas.

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