Es ley la muerte digna para casos irreversibles
Pacientes o familiares pueden dar consentimiento
DyN
En el Senado se debatió también el derecho al reconocimiento de la identidad de género.
El Senado de la Nación sancionó ayer la ley de muerte digna en casos terminales e irreversibles, como el de una niña de tres años que está en estado vegetativo y cuya madre bregó sin tregua en los despachos parlamentarios para que dejen morir a la pequeña.
“Lo que buscamos con esta ley es la paz para Camila y de toda nuestra familia que vive en estado de muerte permanente. Es muy doloroso”, dijo Selva Herbon, madre de la pequeña Camila, tras la aprobación de la norma.
La nueva norma, que fue aprobada por primera vez en el país en Río Negro, no autoriza la eutanasia (muerte inducida), sino que le otorga a los pacientes con cuadros terminales e irreversibles el derecho a rechazar procedimientos para prolongarle la vida que le produzcan sufrimientos. (Ver infografía)
Herbon, una docente de 38 años y madre de otra niña de 10 años, aseguró que “toda la familia trata de seguir con su vida, pero es difícil cuando se está en un proceso de duelo. No es lo mismo cuando tenés a un familiar descansando en paz”.
El proyecto fue sancionado con 54 votos favorables y ninguno en contra en el Senado, luego de recoger 142 votos positivos y seis negativos en noviembre pasado en Diputados.
La iniciativa en realidad modifica siete artículos de la ley 26529, de Derechos del Paciente y su Relación con los Profesionales e Instituciones de la Salud, aprobada en 2009.
Una vez promulgada, el enfermo terminal tendrá el derecho de rechazar tratamientos, como hidratación, alimentación y reanimación artificial, al tiempo que el profesional médico no será penado por cumplir con esa voluntad.
En caso de que el enfermo esté inconsciente, la norma autoriza a los familiares más cercanos o representantes legales a tomar la decisión.
“No soportaba vivir”
Susana Bustamante fue otra incansable luchadora por la sanción de la ley, luego de que viviera una terrible experiencia con su hija adolescente.
“Melina estaba en estado terminal, irreversible e irrecuperable. Ella le pedía a los médicos que la durmieran para no sufrir más porque no soportaba vivir una agonía en ese estado”, recordó ayer Bustamante.
“Vivió un calvario, pero finalmente pudo descansar. Ella pedía la humanización de la medicina”, explicó la mujer y enfatizó que “una cosa es vivir y otra es durar. La muerte debe ser un hecho natural, no es una mala palabra”.
La norma también contempla que el paciente puede hacer una declaración jurada con las llamadas ‘directivas médicas anticipadas’ en las que consiente o rechaza determinados tratamientos médicos para mantenerlo con vida.
“Es una especie de testamento que se pone en práctica una vez que el paciente no puede comunicarse o sufre una pérdida irreversible de conciencia”, explicó Rosina Pace, cirujana y miembro del Centro de Bioética del Hospital Italiano. (AFP)
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