“No se podía tapar el grito animal del torturado”

“Yo escuchaba aun estando sordo”, dijo Orlando Balbo quien dijo haber visto a un hombre parecido al subcomisario Jorge Soza. “Sospecho (que es él) pero no lo puedo afirmar”, dijo.

NEUQUÉN (AN).- “Nadie que pudo haber estado allí podía ignorar lo que pasaba, aún con la radio a todo volumen no se podía tapar el grito animal del torturado, el dolor produce un grito desesperado; yo escuchaba gritos aun estando sordo”, dijo ayer Orlando “Nano” Balbo” al declarar en el tercer juicio por delitos de lesa humanidad en Neuquén.

De los cinco imputados, el único que estuvo presente fue el ex militar de inteligencia Jorge Di Pasquale, que se presentó de traje y enfundado en un chaleco antibalas, que con el transcurrir de la mañana se quitó. Tomó notas durante toda la audiencia.

Balbo volvió al tribunal luego de haber declarado en abril de 2012. Testimonió con un relato más sintético que se focalizó en la participación de la policía Federal en sus torturas, los traslados y el secuestro en Neuquén en los primeros meses tras el golpe, puntualizaron las preguntas de las querellas y el tribunal.

El tribunal centró el interrogatorio en el relato que tuvo por protagonista a un jefe policial en la delegación federal que comía pollo y puré frente a Balbo cuando se despertó del desvanecimiento en el que había caído por la brutal paliza y paso de corriente eléctrica en la silla a la que estaba atado con esposas.

“Me decía con voz serena que me estaba dejando pegar por gusto, que colabore, con tono pausado y paternalista decía que él no estaba en la dura y en la pesada”, dijo Balbo al tiempo que señaló que en su opinión era un jefe porque cuando alguien buscó ingresar, con un gesto de la mano se lo impidió; además “nadie va a estar comiendo ahí, de esa manera si no era una autoridad, no era un subordinado”, insistió.

En el grupo de torturadores, Balbo reconoció a Raúl Guglielminetti y a Jorge “Perro” González, en tanto dijo que “no podría afirmar” si el hombre que “hacía de bueno” era el subcomisario Jorge Soza. “Era de pelo crespo y tez blanca, alguna vez vi al subcomisario Soza (por la abundante exposición mediática) y me pareció que podía ser, luego me entraron muchas dudas. Sospecho, pero no lo puedo afirmar”.

Balbo sostuvo que Luis Alberto Farías Barrera –otro de los acusados– estuvo presente cuando trasladaron a los detenidos políticos de la U9 al avión que los llevó al penal de Rawson, en medio de una feroz golpiza. Algunos habían sido torturados en la Federal y otros en La Escuelita.

Balbo acotó que en la región tuvo cuatro sesiones de torturas: dos en la Federal. Tras la segunda quedó sordo progresivamente “los médicos no se ponen de acuerdo si fue por los golpes con las palmas abiertas o por la corriente en los oídos que rompió tímpanos”, dijo.

El docente describió los tormentos que sufrió durante los distintos momentos de detención, en La Escuelita y en Rawson.


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