Praderas: el tiempo de jardines más sustentables en el Alto Valle
Invitamos a la ingeniera agrónoma y técnica universitaria en Espacios Verdes Josefina Gemma a que explique esta tendencia mundial en paisajismo que imita la naturalidad de un campo abierto con predominancia de gramíneas y bajo consumo de agua.

En jardinería y paisajismo, el término pradera hace referencia a un tipo de superficie verde diseñada para imitar la naturalidad de un campo abierto, donde predominan las gramíneas y, en muchos casos, se integran también hierbas de floración.
Una pradera en jardinería o paisajismo es una superficie cubierta principalmente por especies herbáceas, de bajo o mediano porte, que se utilizan para crear áreas verdes continuas aportando naturalidad, suavizando el paisaje construido, generando espacios de transición entre por ejemplo, un área de césped formal y un sector de arbustos o arbolado. También puede emplearse en grandes parques urbanos o chacras para dar un aspecto más rústico y natural que el de un césped intensivo.
En resumen: en jardinería y paisajismo, las praderas son superficies verdes de bajo mantenimiento que aportan naturalidad, biodiversidad y armonía con el entorno.
Cuidar el recurso
Cada vez más personas valoran el agua como recurso y buscan reducir su consumo en los jardines, sin perder belleza ni vida. Estamos acostumbrados a que nuestros parques sean mayoritariamente conformados por césped, el cual tiene un alto requerimiento hídrico y elevado mantenimiento.

Es por esto, que la nueva tendencia en el paisajismo a nivel mundial, es la incorporación de praderas con especies nativas y adaptadas como alternativa al césped tradicional. Estos espacios se caracterizan por:
Requerir menos riego que el césped.
Soportar heladas, altas temperaturas y vientos fuertes.
Atraer polinizadores como abejas y mariposas.
Ser de bajo mantenimiento y de gran valor ornamental.
Especies recomendadas
Algunas especies recomendadas para el Alto Valle:
Nassella tenuissima (coirón fino), de textura suave y gran movimiento con el viento.
Salvia nemorosa, Salvia guaranitica, de floraciones intensas y atractivas para polinizadores.
Gaura lindheimeri, ligera y de prolongada floración.
Echinacea purpurea (equinácea), de alto valor ornamental y medicinal.
Achillea millefolium (milenrama), rústica y colorida.
El resultado son espacios atractivos, resilientes y sostenibles, pensados para quienes los habitan y para preservar la biodiversidad.
Al disminuir las superficies de césped y reemplazarlas por praderas y canteros con estas especies, logramos jardines más eficientes, amigables con el entorno y en sintonía con el clima patagónico.
Además, la creación de praderas abre una nueva mirada para el diseño de los jardines del futuro. Su implementación no solo es válida en hogares, sino también en plazas, escuelas, boulevares y espacios públicos donde se busca reducir el gasto hídrico y el mantenimiento.

Incluso en jardines privados con escasa disponibilidad de agua de riego, las praderas se convierten en una solución inteligente, que permite disfrutar de la naturaleza sin comprometer los recursos.
En definitiva, en una región en constante crecimiento y expansión, debemos considerar la importancia de un recurso tan valioso como el agua. Reemplazar el césped por praderas y canteros de bajo consumo hídrico no es solo una tendencia, sino una estrategia clave para construir paisajes más resilientes, sostenibles y bellos.
Estos espacios no solo ahorran agua y mantenimiento, sino que también aportan vida, color y biodiversidad al entorno.
Porque un jardín puede ser mucho más que decoración: puede ser una solución inteligente para vivir en armonía con el clima y la naturaleza patagónica.
Contacto:
@los_coirones_paisajismo

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