Asesinan a balazos a un médico que resistió un robo

BUENOS AIRES (Télam).- Un médico oftalmólogo fue asesinado a balazos frente a su esposa cuando intentó resistirse con un arma a que delincuentes lo asaltaran en momentos en que estacionaba su auto en el garage de su casa del barrio porteño de Villa Crespo, informaron ayer fuentes policiales.

El asesinato, que fue dado a conocer ayer, ocurrió a las 21 del domingo en la puerta de la casa situada en Olaya 1.225, entre Antezana y Coronel Apolinario Figueroa, frente a la plaza General B. Nazar.

Según las fuentes, todo se inició cuando el oftalmólogo Carlos Roveda, de 56 años, y su esposa, Susana, de 55, regresaron a su casa a bordo de una camioneta 4×4, tras pasar el día en Cañuelas.

Para guardar ese vehículo en el garage, Roveda movilizó otro, un Honda Civic, que tenía estacionado, momento en que fue sorprendido por dos hombres armados que llegaron al lugar en un Renault Clio, conducido por un tercer cómplice.

Los delincuentes amenazaron al oftalmólogo y a su esposa con intenciones de robarles el automóvil Honda, momento en que, según las fuentes policiales que fueron consultadas, Roveda intentó resistirse y sacar un arma que llevaba encima, una pistola calibre 380.

Al advertir el ademán, los delincuentes le dispararon dos tiros que le produjeron la muerte en el acto y escaparon.

Los voceros detallaron que el oftalmólogo recibió un balazo en la cabeza y en el tórax.

Instantes después llegaron al lugar policías de la comisaría 27, en cuya jurisdicción ocurrió el hecho, y técnicos de la Policía Científica, que levantaron rastros e hicieron pericias en el lugar, tras lo cual trasladaron el cadáver de la víctima a la morgue judicial.

La víctima era un reconocido oftalmólogo, dueño del Centro Oftalmológico Dr. Roveda, situado en avenida Rivadavia al 1.500, de Capital Federal, y además se desempeñó en distintos hospitales.

 

Crisis nerviosa

El médico estaba casado desde hacía 35 años con Susana, quien a raíz del ataque sufrió una profunda crisis nerviosa, añadieron los voceros.

La causa judicial iniciada por el homicidio quedó a cargo del juzgado en lo criminal de Instrucción porteño 44, cuyo titular es el juez Eduardo Daffis Niklison, y del fiscal de Instrucción 5, César Augusto Troncoso.

En declaraciones a la prensa, los vecinos de Roveda se mostraron indignados por el suceso y se lamentaron por la esposa de la víctima, quien, dijeron, estaba «desesperada y quería matarse» por lo ocurrido.

«Me llama la atención lo rápido que actuó la policía», criticó un vecino en referencia a la velocidad con la que retiró el cadáver de la escena del crimen y procuró que no se diera a conocer el suceso de inseguridad.

Una mujer, también vecina de la zona, criticó a los efectivos de la zona, al asegurar que la seguridad allí «no existe» y enumerar la cantidad de robos que ocurren a diario.

Ayer se mantenían los operativos que se habían iniciado el mismo domingo del crimen, aunque hasta anoche no se había logrado la detención de ningún sospechoso con relación a este hecho.

«Llevaba armas por seguridad»

BUENOS AIRES (Télam).- Un médico amigo de Carlos Roveda, el oftalmólogo asesinado al resistirse a un robo, aseguró ayer que a la víctima «le gustaban las armas» y que además solía llevar una encima «por seguridad».

El oftalmólogo Carlos Nicoli aseguró que su amigo «sabía tirar bien», aunque evidentemente al ser asaltado no llegó ni siquiera a sacar el arma, ya que ante el mínimo ademán fue ejecutado por los delincuentes.

En la puerta de la cochería de Belgrano, donde se realizó el velatorio de Roveda, su compañero y amigo lo recordó con tristeza, al asegurar que era «una gran persona y un gran profesional», con quien compartió viajes académicos y trabajó en la Sociedad Argentina de Oftalmología.

Nicoli consideró de una extrema violencia que a su colega lo mataran en pleno barrio de la Capital Federal y en un segundo. «Esto demuestra la inseguridad que vivimos todos los argentinos, a pesar de que se diga que la situación mejoró, no mejoró, lo que pasa es que la comunidad se está acostumbrando a esta violencia», expresó.

«El estaba armado por la inseguridad y al llegar ese momento se ve que no llegó a desarmarse, nunca disparó», explicó el médico, quien recordó que la pistola de su amigo fue encontrada en el piso sin haber sido disparada.

«Le tiraron a sangre fría, a matar, un tiro en la cara y otro en un hombro, después escaparon lo más tranquilos», se lamentó el colega de la víctima.