Aumentan los casos de alumnas que son mamás
Cómo reaccionan las escuelas con las embarazadas.
Arito en la nariz, penacho teñido de negro rabioso que cae en la frente, cinto con tachas, apuntes mezclados con el libro de «Utilísima» que enseña a hacer comidas a los bebés y una mochila cargada de escarpines y pañales. Mascando chicles, siempre. Como ella, decenas en Roca; son parte de un fenómeno nacional -el de «las alumnas embarazadas»- que va en aumento.
Durante muchísimos años, el embarazo adolescente era una realidad que la escuela prefería negar. Las chicas eran dejadas «libres» por faltas o, en el peor de los casos, expulsadas por «el mal ejemplo» que suponía la panza debajo del guardapolvo o el uniforme. A medida que se afianzó la democracia, la denuncia pública de distintas prácticas discriminatorias hizo cada vez más difícil esa decisión de eludir «el problema» o la nueva realidad que obliga a replantearse a la propia escuela.
A principios del 2000, una ley del Congreso de la Nación prohibió toda práctica discriminatoria en establecimientos públicos. «Cuatro móviles de televisión, tres de radio, una docena de fotógrafos y otros tantos periodistas, más padres, alumnos, profesores, curiosos y despistados se encontraron ayer en la puerta del Instituto Militar Doctor Dámaso Centeno para registrar el primer día de clase –tras su reincorporación— de M. P., 17 años, alumna de quinto año». Era mayo de 1990 y el país había estado pendiente del derrotero escolar de esta adolescente. ¿Por qué? Había sido expulsada de la escuela por ser madre. Diez años más tarde, en Formosa, otra alumna fue rechazada por estar embarazada y tuvo que intervenir la Justicia para revertir la decisión. La notoriedad de estos casos es sólo una muestra del problema que significa para la institución escolar hacerse cargo de una realidad que la invade y pone en tela de juicio su estereotipo de alumno.
A pesar de las dificultades, en la última década, las leyes empezaron a darle amparo a la maternidad escolar y en algunas jurisdicciones están en marcha programas para garantizar el derecho a la educación y a la igualdad En el 2001, el Banco Mundial indicó que el 94 por ciento de los varones y el 77 por ciento de las mujeres adolescentes son sexualmente activos y el 40 por ciento de ellos no usa ningún método anticonceptivo. En la Argentina, el 16 por ciento del total de nacimientos corresponde a madres de 10 a 19 años. Ese es el universo que está dentro de la escuela.
Sandra Schieroni es directora del CEM 43 de Roca y referente obligado por el inédito programa que implementa -«Embarazo adolescente: una preocupación educativa»-, que cuenta con el OK del concejo deliberante local y que aún no recibió ni una respuesta del Consejo Provincial de Educación de Río Negro desde diciembre del año pasado, mes en que le fue presentado el plan elaborado en forma conjunta con la escuela primaria común 344 y el Jardín de Infantes 76.
«Esta escuela es pionera en la lucha por este tema. Ya en el 95 los alumnos pidieron por políticas educativas específicas que contemplen a las alumnas-madres. Y el año pasado armamos el proyecto. Se imponía: año a año aumentan los casos. Ahora tenemos 17 alumnas en este estado. Con un agregado: cada vez son más chicas. Ya en primer año se presentan embarazos. Y la escuela no podía hacerse más la distraída».
¿Qué hicieron?
– Cambios en la resolución vigente para que las chicas permanezcan en el sistema.
– Capacitación para los docentes. Pensar como repercute este embarazo adolescente en la escuela, en la familia. Pensarlo desde lo social. Para ello efectúan permanentes talleres con docentes de la UNC de Roca.
– Prevención.
– Contención. «Cuando nos enteramos, charlamos con los futuros papás, con los papás de los chicos, contenemos, alentamos a que sigan con el embarazo y con la posterior crianza (incluso alertan de posibles arrebatos de bebés por parte de “caza-panzas”). Todo lo que podemos decir y hacer lo planteamos como docentes, no como mamás”, afirma Schieroni.
– Diseño de una guardería materno-infantil en el Jardín 76 para que las chicas puedan dejar sus bebés ahí y mejoren la regularidad de las chicas en clase. “Para este punto necesitamos que el Consejo Provincial de Educación cree un cargo para esta tarea. Pero aún no hemos recibido respuesta alguna de nuestros funcionarios”, dice la directora del CEM 43.
La investigadora en temas de Género y Educación, Graciela Morgade, dice que “todavía pensamos en el alumno/a arquetípico de la escuela media como un chico de clase media y no en estos chicos que devuelven a la escuela una imagen que cuesta mirar: jóvenes con vida propia que exceden en mucho el ser hijos. Las escuelas tienden a hacerles un espacio o a facilitarles la permanencia desde una perspectiva de comprensión, tolerancia o simplemente ‘aguantándolos’ pero hay poco registro temático de lo que estos jóvenes están planteando. La cuestión de maternidad-paternidad es algo que hay que atender desde lo social, asegurar el derecho a la educación, y desde lo organizacional garantizar un espacio al bebé”.
Analía (20) es mamá de Aarón, de seis meses y medio. Está feliz. Vive con su familia y sigue en pareja con el papá de su hijo. «Todavía no nos da para irnos a vivir juntos, pero es lo que más nos gustaría a los dos…bah, a los tres», reconoce. Ella estaba en cuarto -y él en quinto- cuando quedó embarazada sin quererlo. Primero, se sorprendieron; después tuvieron que afrontar las críticas de la familia.
«Hasta los cuatro meses no hicimos público el embarazo, excepto, obviamente a los directivos de la escuela -CEM 43- que junto a nuestros padres fueron los primeros en enterarse. Después de faltar mucho -tenía náuseas, muchas descomposturas-, lo anunciamos. Muy buena onda de parte de todos. Y este año, al día siguiente de iniciado el ciclo lectivo, tuve a mi bebé. Cambió todo. No tengo tanto tiempo; curso, pero ya no puedo estudiar como el año pasado, que no me llevé ninguna materia. Ahora, por supuesto, las prioridades son otras…pero no aflojo…quiero terminar el secundario».
Los inconvenientes en su cursado denotan que el sistema educativo no está preparado para tener alumnas-madres. De todo el cuerpo docente, siempre hay algunos que no flexibilizan, admite Analía. «Que sean flexibles no quiere decir que nos regalen la nota o la materia, no; eso nadie lo quiere. Pero al menos que busquen otros modos de enseñar o evaluar…no sé… habría que intentarlo, como muchos profesores lo hacen».
– ¿Por qué las adolescentes quedan embarazadas?
– No porque no sepan. Cada vez que se hace una reunión, todas conocen los métodos. Hay un libro de Ana María Fernández , «Mujer de la ilusión», donde señala que los chicos de sectores populares viven con la lógica del instante, es muy difícil prevenir, es muy difícil decir ahora no quiero o quiero tener un hijo. Quien vive el presente, por las pocas perspectivas que se le presentan no puede prevenir. En el hijo hay algo muy profundo vinculado con el sentimiento de tener algo propio. Cuando tienen el bebé, te dicen voy a vivir de otro modo. Ante la pregunta de quién soy, la respuesta pasa a ser 'soy la mamá de este bebé».
La explicación la dio a este diario Norma Colombato, autora y gestora de «Retención escolar de alumnas/os madres/padres y embarazadas en las Escuelas Medias y Técnicas de la Ciudad de Buenos Aires».
«El hecho de que las chicas queden embarazadas no tiene que ver exclusivamente con la información. En general manejan información. Algunas tienen el deseo de ser madres. Otras construyen un proyecto a partir de la maternidad. En otros casos el embarazo da cuenta de un problema familiar y los chicos quieren construir su propia estructura», explica Colombato. «A veces las interpretaciones que se dan acerca de por qué una chica quedó embarazada no tienen que ver con lo que pasa. Se preguntan cómo puede ser, se piensa que la chica tuvo un accidente y quedó. Hay poco registro de que las chicas y chicos quieran tener un hijo. La temática está siendo recepcionada en las escuelas pero todavía como un problema social, no interpela la visión del alumno».
Explica que «es muy importante que en la escuela se hable de salud sexual adolescente. La prevención es una parte. Es esencial respetar la libertad de elección, la búsqueda de placer, el contacto con el otro. Los pibes pueden elegir y ser libres en reconocer sus deseos y derechos».
Arito en la nariz, penacho teñido de negro rabioso que cae en la frente, cinto con tachas, apuntes mezclados con el libro de "Utilísima" que enseña a hacer comidas a los bebés y una mochila cargada de escarpines y pañales. Mascando chicles, siempre. Como ella, decenas en Roca; son parte de un fenómeno nacional -el de "las alumnas embarazadas"- que va en aumento.
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