En un barrio de Bariloche sin gas se “cuelgan” de la red de Camuzzi

Weretilneck entregó las viviendas en 2015. Las restricciones del gasoducto impidieron darles el servicio. La Provincia provee semanalmente tubos. Pero como los caños pasan por el frente de las casas, no son pocos los que ya encararon una peligrosa conexión clandestina.

El barrio 645 Viviendas fue inaugurado hace tres años y desde entonces los vecinos conviven con un contratiempo que pasó a formar parte de su vida cotidiana: ante la imposibilidad de conectarse de gas natural, que pasa frente a sus domicilios, la provincia les entrega periódicamente gas envasado.

El paisaje urbano se modificó bastante desde 2015 hasta hoy. Muchas viviendas lucen ampliaciones, hay pequeños comercios y el colectivo empezó a entrar al barrio, pero un detalle permanece imperturbable: los tubos de gas de 45 kilos conectados al nicho en la puerta de cada vivienda.

El servicio es gratuito para las familias, pero ante lo engorroso de los recambios y el problema de quedarse sin gas en el momento menos oportuno, muchos comenzaron a conectarse a la red en forma clandestina.

Sin hacer denuncias puntuales, referentes del barrio confirmaron que “ya son varios los que pincharon el caño y tienen gas de red”, sin medidor ni habilitación alguna de la empresa Camuzzi. Los llaman “los colgados”, como si fueran usuarios informales del servicio eléctrico o del agua potable. Con la diferencia de que el gas es mucho más peligroso.

“Saben que se exponen, pero la gente se cansó de esperar”, dijo una de las líderes barriales. Otra mujer que es referente desde la época en que cortaban la ruta 40 para que les entregaran las viviendas, también aseguró que “los colgados son cada vez más”.

Todos prefirieron que no se publiquen sus nombres porque el tema genera diferencias en el barrio y porque “se trata de algo ilegal”.

Desde Camuzzi Gas del Sur, Laura Iannazzo dijo que el 645 Viviendas no tiene conexiones, como ocurre con muchos otros sectores de Bariloche, desde que quedó saturada la capacidad de transporte del gasoducto.

Señaló que la empresa realiza controles periódicos, pero que a ese barrio van “no más de dos por año”, ya que allí no tiene clientes habilitados. Tampoco puede imponer sanciones. La última verificación se realizó a fines del año pasado y encontraron “30 instalaciones clandestinas, que fueron desactivadas”.

A pesar de ese riesgo, tener la red lista para usar en la puerta de su casa (y con paso de gas garantizado) es una tentación grande.

Para complicar más la situación, la secretaría de Energía de la provincia -que administra la provisión de tubos-, empezó a enviar cartas a los vecinos para exigirles que ahorren gas y no se excedan de un tubo semanal por vivienda.

Verónica Callenius es una de las vecinas de la manzana 29 se quejó de esa presión. “Cada vez ponen más trabas a los que queremos mantenernos legales”, afirmó.

Una de las referentes barriales calculó que las viviendas conectadas al gas en forma clandestina “ya son cerca de la mitad”. Otro vecino aseguró que el número es menor: “no más de tres o cuatro por manzana, pero aumenta todo el tiempo”.

Jimena Sáez, una de las manzaneras, dijo que el camión puede cargar 258 tubos y llega “cada cuatro o cinco días”. Ella continúa por ahora con la tarea de administrar el recambio con los vecinos de su manzana, pero admitió que le genera “cada vez más problemas” y espera desligarse pronto de esa tarea.

Alerta

Los tres años de una espera

Datos

30
conexiones clandestinas detectó Camuzzi el año pasado. Como no brindan allí el servicio, no puede penalizarlos.
Febrero de 2015. Los adjudicatarios reclaman en la ruta por las casas.
Mayo de 2015. Weretilneck entrega las primeras viviendas del barrio.
Junio de 2015. El gobierno comienza a dar tubos de gas, a falta del servicio.
Diciembre de 2017. Camuzzi detecta en el barrio 30 conexiones clandestinas.

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