Beneficios de una alimentación rica en omega 3

Un gran aliado, ideal para reducir la inflamación y proteger contra distintas enfermedades. Sobre el tema opinó la Dra. Virginia Busnelli, especialista en Nutrición.

El sistema inmunológico y los procesos inflamatorios crónicos repercuten directamente en una amplia variedad de problemas de salud mental y física. Según Virginia Busnelli, médica especialista en nutrición (MN 110351), actualmente más del 50% de todas las muertes son atribuibles a enfermedades inflamatorias, entre las que se incluyen accidentes cerebrovasculares, diabetes, cardiopatía isquémica y diversos tipos de cáncer, entre otros.


La inflamación es parte del mecanismo de defensa del organismo y un proceso caracterizado por la activación de células inmunes y no inmunes que protegen a la persona de bacterias, virus, traumatismos, toxinas e infecciones promoviendo la reparación y recuperación de tejidos.
Busnelli explica que cuando se mantiene más de lo necesario o se vuelve crónica puede perjudicar al tejido, generando un daño mayor. La composición de la alimentación es clave ya que la deficiencia de nutrientes como el zinc, magnesio y fundamentalmente omega 3, tienen una gran injerencia en la problemática inflamatoria.


El omega 3 fortifica y defiende al organismo frente a enfermedades como diabetes, cáncer, depresión y deterioro cognitivo, así como de problemáticas cardiovasculares como fibrilación auricular, aterosclerosis, trombosis, inflamación y muerte súbita, entre otras. Uno de sus principales aportes es su capacidad antiinflamatoria, ya que mejora el funcionamiento de los vasos sanguíneos, mientras que también se ocupa de balancear los niveles de colesterol en el organismo y regula el trabajo de los glóbulos blancos que responden a los procesos inflamatorios del organismo.


La especialista detalla que entre los principales ácidos grasos omega 3 se encuentran el eicosapentaenoico (EPA) y el docosahexaenoico (DHA), donde una de las principales fuentes naturales para obtenerlos son el aceite de pescados como el salmón, el atún, la caballa, el sábalo y el surubí, entre otros. El EPA de aceite de pescado se destaca por su rol en el cuidado del corazón y sus propiedades antiinflamatorias y antialérgicas, mientras que el DHA refuerza el sistema nervioso, el cerebro y la visión.


También señala que el problema que lleva a la creciente incidencia mundial de niveles bajos de omega 3 son una baja ingesta de pescado y una alto consumo de aceites vegetales con alto contenido de ácido linoleico, que desplaza a los ácidos grasos omega 3 en los fosfolípidos de la membrana celular. “En un país donde el consumo de pescado es de 5 kg por habitante en el año, cuatro veces menor a la media mundial de 20 kg, se debe considerar la adición de suplementos antiinflamatorios complementarios” señaló.


Busnelli explica que hoy en día aquellas personas que consumen poco pescado, tienen a disposición suplementos dietarios a base aceite de salmón que permite incorporar con efectividad un gran aporte de ácidos grasos poliinsaturados omega 3 en sus variantes EPA y DHA. De esta manera, y con la supervisión de especialistas, es posible complementar los déficits del organismo para hacerle frente a las múltiples problemáticas asociadas a la inflamación crónica.


Las dietas antiinflamatorias se basan en nuevos avances en biología molecular para reducir la inflamación, aumentar la resolución y alterar la expresión génica. Cuanto antes se implementen en poblaciones de alto riesgo, menor será la probabilidad de que se desarrollen consecuencias metabólicas negativas a largo plazo, que son la base de muchas enfermedades crónicas. Una nutrición adecuada durante los períodos inflamatorios puede disminuir la enfermedad, mejorar la comodidad y la calidad de vida, concluyó la experta.


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