Bush lanza medidas para reforzar la inteligencia en EE. UU.
El presidente busca mostrar iniciativa en el campo de la seguridad, promoviendo reformas tanto en el FBI como en la CIA para mejorar la capacidad de acción del país ante eventuales ataques terroristas.
WASHINGTON (AFP).- El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció ayer nuevas medidas destinadas a reforzar los servicios de inteligencia de Estados Unidos, en particular el FBI y la CIA, para mejorar la lucha contra el terrorismo.
Bush decidió crear en el seno del FBI (Policía Federal) un «servicio de la seguridad nacional» especializado en recolectar la información de inteligencia.
Desde los atentados del 11 de setiembre 2001, el FBI ha sido criticado regularmente por su dificultad para desarrollar sus nuevas actividades de inteligencia.
El director del FBI, Robert Mueller, se defendió este miércoles al afirmar que la Policía Federal había «aumentado su capacidad de inteligencia» y el «número de agentes» y que «11.000 reportes de inteligencia» habían sido producidos desde los atentados del 1 de setiembre de 2001.
El presidente Bush encargó además al director de la CIA, Porter Gross, coordinar las actividades conjuntas de inteligencia humana en el exterior de Estados Unidos, que son desplegados por la agencia central de inteligencia (CIA), el Pentágono o el FBI.
Esas medidas del presidente Bush siguen las recomendaciones emitidas en marzo por una comisión independiente del Congreso.
El reporte se había expresado en términos virulentos contra la CIA, el FBI y las otras agencias, afirmando que «muchos al seno de esas agencias no aceptan las conclusiones que hemos advertido tras un año de investigación, según las cuales los servicios de inteligencia deben incrementar los cambios fundamentales si quieren poder hacer frente a las amenazas del Siglo XXI». El reporte subraya además que Estados Unidos tenían poca investigación realizada respecto al programa de desarrollo de armas no convencionales emprendido por Irán, Corea del Norte, Rusia y China. Según Fran Townsend, consejera del presidente para la seguridad interior, las medidas anunciadas representan un «refuerzo fundamental de las capacidades de inteligencia y no solamente una reestructuración».
Esas medidas son tomadas mientras el presidente Bush intenta movilizar a sus compatriotas multiplicando las referencias a los atentados del 11 de setiembre de 2001, para defender su estrategia en Irak.
Bush ya había realizado varios cambios en los servicios de inteligencia, con la creación de un puesto de director nacional de inteligencia, confiado a John Negroponte, encargado de dirigir una quincena de organismos especializados.
Entre las otras medidas anunciadas ayer, el presidente de Estados Unidos propuso la creación de un nuevo puesto de procurador general adjunto encargado de la seguridad nacional para «centralizar las responsabilidades en materia de inteligencia y las cuestiones de seguridad nacional» al seno del Ministerio de Justicia. Bush apoyó la creación de un «Centro nacional para la proliferación» encargado de coordinar la recolección y el análisis de inteligencia sobre las armas nucleares, biológicas y químicas. La comisión independiente había afirmado que el gobierno de Bush había estado «totalmente equivocado» al afirmar que el ex dictador iraquí Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva antes de lanzar una guerra contra Irak en marzo del 2003.
Rechazo opositor a los anuncios
WASHINGTON (Télam-SNI).- El presidente estadounidense, George W. Bush, en el punto más bajo de su popularidad desde su llegada al poder en 2001, recibió ayer una montaña de reproches por su discurso de ayer sobre la situación en Irak, donde otro día violento dejó el habitual reguero de sangre.
La oposición demócrata y varios de los principales diarios del país dijeron que el mandatario perdió una oportunidad para ser honesto con el pueblo estadounidense, que en su mayoría está profundamente descontento con la forma en que Bush maneja una guerra cada vez más letal y agobiante para el contribuyente medio.
«El presidente desechó anoche una oportunidad para hablar con franqueza al pueblo», dijo la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien fustigó a Bush en particular por usar otra vez los atentados del 11 de septiembre de 2001 como justificación de la invasión a Irak.
Bush -que mencionó los atentados cinco veces en los 28 minutos que duró su discurso televisado de anoche- «explotó el sagrado suelo del 11-S, sabiendo que no existe ninguna conexión entre el 11-S y la guerra en Irak», dijo Pelosi, en alusión a que no se hallaron vínculos entre Osama ben Laden y Saddam Hussein.
Pese a su alicaída imagen y al inconformismo popular con su guerra, Bush dijo en su discurso que no cambiará su estrategia, no enviará más tropas a Irak ni fijará un calendario para poner fin a la presencia militar estadounidense en ese país.
El influyente senador demócrata Ted Kennedy, un frecuente crítico de la guerra, dijo que la política para Irak de la administración Bush «no tiene rumbo». «Nuestros soldados en Irak necesitan más que las afirmaciones de progreso del presidente. Necesitan un plan efectivo para terminar con la violencia, llevar paz y estabilidad a Irak, y regresar a casa con dignidad y honor», exigió Kennedy.
Una encuesta difundida ayer mostró que el 53% de los estadounidenses desaprueba la gestión presidencial de Bush y que sólo cuatro de 10 norteamericanos respaldan la forma en que conduce la guerra, contra un 58 por ciento que lo rechaza. A un año del traspaso del poder del derrocado régimen de Saddam Hussein al actual gobierno de Irak ocupado, este país atraviesa uno de sus momentos más violentos, con un promedio de casi 70 ataques y atentados cada dos días.
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