Cara blanca, cuerpo negro
Mientras los turistas occidentales disfrutan bajo el sol tropical de las playas camboyanas de Sihanoukville para conseguir un perfecto bronceado, los habitantes de este país asiático huyen de ellas, y no por razones de salud, sino por estética.
Hombres y mujeres de Occidente gastan cada año millones de dólares para broncear sus cuerpos y, sin embargo, los asiáticos emplean su tiempo y su dinero tratando de evitar los efectos de los rayos solares en la pigmentación de su piel.
La inversión más popular entre los camboyanos y también en otras sociedades del sudeste de Asia es el consumo de productos cosméticos llamados «blanqueadores», en los que pueden llegar a gastar, en muchos casos, una tercera parte de su salario. En Camboya, una piel clara es señal de riqueza, puesto que implica no haberse pasado el día bajo el tórrido sol recogiendo o sembrando arroz.
La inversión de las empresas en anuncios publicitarios de productos blanqueadores para la piel resulta tan rentable en Camboya como la de la cerveza local «Angkor», ambos productos compiten por el espacio publicitario en los restaurantes de los más remotos poblados del país.
Pich Sovanry, una funcionaria de 26 años del Ministerio de Asuntos Exteriores, es una de las muchas jóvenes camboyanas que tienen esta costumbre y, según declaró emplea cremas para su rostro desde hace dos años. «Creo que un rostro claro es más bello y las cremas ayudan a que las pieles oscuras se vuelvan blancas», explicó la joven. Sin embargo, Sovanry agregó que con sus ingresos gubernamentales de treinta dólares mensuales, su objetivo de mantener la piel pálida le resulta muy costoso, ya que destina a este fin hasta diez dólares al mes.
El conseguir una piel blanca no está limitado sólo al gusto de las mujeres, ya que los camboyanos resultan tan vanidosos como ellas en cuanto a mantener la claridad epidérmica. «Creo que una cara blanca es más bonita y la piel tiene mejor aspecto», explicó Prum Veasnba, un estudiante de 19 años que también reconoció destinar hasta diez dólares cada mes «para mantener su belleza». «Realmente me siento más atractivo desde que comencé a emplear la crema blanqueadora», afirmó el estudiante. La costumbre de palidecer el rostro es origen de la frase popular camboyana «cara blanca, cuerpo negro». (EFE)
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