118 años de capitalidad neuquina, 118 años de historia


La ciudad capital del Neuquén partió de una antigua gobernación para transformarse en la enorme urbe que hoy habitamos. Su historia en la Confluencia se dio en paralelo con la llegada de Maestros Normales Nacionales -a quienes homenajeamos en su día- que se asentaron en esta lejana Norpatagonia. Numerosos expedicionarios habían dejado sus descripciones sobre la región, como el misionero jesuita Tomás Falkner, entre otros.

El Inspector Carrasco escribió:” Dos pueblos se encuentran en formación al extremo de esta línea: el de la margen izquierda, que se conoce con el nombre de Limay, y el de la derecha, que se llama estación Neuquén.

Al conjunto los vecinos lo llamaban La Confluencia, porque están situados en el punto en que los dos ríos confunden sus aguas para formar el río Negro. Esos pueblos son el embrión, casi informe, de los que se formarán en el futuro”.

Con la población chilena siempre se mantuvo relaciones comerciales. Sin embargo, se vivía una tensa situación política por cuestiones limítrofes. Por este motivo, a fines del siglo XIX el gobierno nacional creyó conveniente extender la vía férrea. A inicios del siglo XX llegó primero a estación Limay (Cipolletti) y luego, para cruzar a Neuquén, había que construir el puente sobre el río. Para tal fin la empresa Ferrocarriles del Sud contrató a ingenieros expertos en puentes.

El entonces gobernador Carlos Bouquet Roldán debió desafiar el problema de la incomunicación que tuvo la capital en el norte neuquino. Gestionó ante el gobierno nacional su traslado desde Chos Malal, donde la había erigido Olascoaga, a la Confluencia. Los lotes reservados para ello pertenecían al español Casimiro Gómez, a Francisco Villa Abrille y a Ramón López Lecube.

El gobernador había comprado en Buenos Aires a la casa John Wright una construcción de madera para instalar las oficinas del gobierno en el nuevo pueblo de Neuquén: el Chateau gris, llegó desarmado en seis vagones. Eduardo Talero escribió: “Evoquemos a Neuquén en sus azarosos días iniciales, cuando todo estaba por hacerse y nada debía esperarse que no fuera el resultado del esfuerzo y de la actividad de sus laboriosos pobladores (…)” “Neuquén, en los primeros años de su fundación, fue una precaria aldea constituida por cuatro ranchos o casas de adobe crudo, que soportaron los embates de las arenas transportadas por los fuertes vientos de la región”.

Historiadores como Mario Raone y Carlos Ríos han investigado sobre la vida y obra de Bouquet Roldán, de amplia trayectoria política y militar.

Terminado su mandato y su tarea en la Aduana, hacia 1910, Bouquet Roldán regresó a Neuquén y a su casa de campo La Sirena, sita en la Colonia Bouquet Roldán, y continuó con sus escritos poéticos. Este es uno de ellos: “Nemerosa. Los elevados sauces del bosque neuqueniano,/ que han leído los pesares de mi alma dolorida,/ no cambiarían, creo, por la existencia humana/ esa existencia estática sin penas en la vida.// ¡No sé si sus quejidos acaso significan/ También de sus pesares quejidos de dolor!/ O son mágicas frases que entre ellos se dedican,/ Saturando, así, el bosque de poesía y de amor.// Más veo que esos sauces cobijan con cariño/ al pájaro pequeño que aún ignora el vivir,/ y tal como nodrizas que acunan a su niño/ hamacan su remaje, haciéndolo dormir// No sé, por fin, si tiene también, como yo, vida,/ si tiene sus amores que los haga sufrir;/ Mas sé que en mí, a su sombra, renuévase la herida/ de amores que la muerte solo podrá extinguir.// No sé, pero a su sombra yo…aspiro con delicia/ y espero ver sus ojos, creyendo oír su voz,/ y el céfiro repite, a mis oídos, sus caricias/ y aléjome del mundo para acercarme a Dios.” En la foto que acompaña el escrito observamos el chateau gris situado en donde hoy está el Monolito, trasladado ante la construcción del monumento a San Martín; miremos el paisaje de la Avenida Argentina, sus calles de tierra, las bardas a su alrededor.

Ante las irresoluciones del pasado sobre si fue traslado o fundación de la capital, Raone escribió en su libro La Fundación de Neuquén, a la Junta de Estudios Históricos, sus argumentos para considerar que la capital fue fundada el 12 de septiembre de 1904.

Los arenales y ventarrones del ayer dieron paso a una próspera ciudad y provincia, asentada y desarrollada en un terreno valioso de riquezas naturales. Nuestro homenaje.


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