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¿La Patagonia fue un continente separado o estuvo siempre unido a Sudamérica?

Científicos arribaron a importantes conclusiones sobre cómo se generó el sur del continente hace 500 millones de años. Este dato reviste especial interés para analizar las áreas de explotación de petróleo, gas y minerales.  

Un grupo de investigadores en geología del Conicet estudió cómo se formó el extremo sur del Cono Sur de América, la región que actualmente es conocida como la Patagonia. Se trata de un conocimiento clave para el desarrollo científico aplicado a yacimientos con gran potencial económico, como lo es Vaca Muerta.  

Siempre existió un debate sobre el origen de la región: ¿Fue un continente separado que en algún momento se unió a Sudamérica o siempre estuvo unida?  

A través de un estudio que fue publicado en la revista Gondwana Research, los investigadores arribaron a la conclusión de que la Patagonia se formó paulatinamente desde los propios márgenes del antiguo supercontinente Gondwana, a través del ascenso de material del manto de la Tierra. Habría tenido un “origen in situ”.  

“El proceso de formación de la Patagonia comenzó en los últimos 600 millones de años y todavía sigue ocurriendo. Si nos movemos hacia al oeste llegamos a la Cordillera de los Andes, donde actualmente se está generando corteza continental. Esos procesos, que cada tanto implican algún terremoto o algunas erupciones volcánicas, hacen crecer paulatinamente la corteza a lo largo de cientos de millones de años”, explicó a Diario RÍO NEGRO Emiliano Renda, geólogo partícipe del proyecto y docente de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN)

La investigación logró refutar una hipótesis instalada dentro del campo de la Geología: la formación “ex situ”. Según estas posturas -ampliamente debatidas desde los años ochenta-, la Patagonia habría sido un continente a la deriva que colisionó hace 250 millones de años con el margen sudoccidental del gran bloque continental que supo integrar a América del Sur, África, Australia, Antártida, Oceanía e India. 

Para arribar a las nuevas evidencias, los investigadores de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) llevaron adelante trabajos de campo en antiguas formaciones serranas de las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. A través de mapeos, la recolección de muestras, análisis químicos y microscópicos, pudieron determinar la edad y la profundidad en donde estuvieron las rocas.  

“Lo que hacemos es análisis de microscopio para ver qué tipos de rocas son y qué origen tienen. También separamos ciertos minerales que nos permiten saber la edad de los eventos geológicos y a qué profundidad han estado. Eso nos permite saber si esa roca fue parte de un antiguo arco volcánico y si estaba a cinco o diez o 30 kilómetros de profundidad. Hacemos además análisis químicos para ver su posible origen, si es lava volcánica o un antiguo sedimento de un río”, precisó en diálogo con Diario RÍO NEGRO Sebastián Oriolo, primer autor de la investigación y miembro del Instituto de Geociencias Básicas Aplicadas y Ambientales de Buenos Aires (IGEBA)

Estos datos permitieron crear modelos científicos que comprobaron que la región patagónica se fue formando paulatinamente de norte a sur. En el extremo noreste de Río Negro se pueden encontrar las formaciones rocosas más antiguas y en el suroeste de Tierra del Fuego y Chile, las más jóvenes. 


Por qué investigan el origen de la región

Este trabajo, que contó con el apoyo de National Geographic– tuvo como objetivo abordar un problema científico básico. La clave de este tipo de saberes reside en su importancia para el conocimiento aplicado, es decir, permite profundizar las investigaciones de estructuras más concretas, tales como las áreas de explotación de minerales o fósiles. 

“Estos enfoques de trabajo de ciencia básica tienen una transferencia directa para aplicaciones sobre Vaca Muerta o los yacimientos de minerales. De la misma manera que uno tiene un enfoque metodológico para entender la evolución termal de las rocas antiguas, se puede aplicar con la rocas de la cuenca neuquina para controlar la madurez de los yacimientos”, detalló Oriolo sobre la transferencia de metodologías de estudio.  

 Se descubrió que la mayor parte de Patagonia ha ido creciendo de manera paulatina entre 500 y 250 millones de años atrás

Los investigadores observan que la evolución temprana de la plataforma continental de la Patagonia tiene un control directo en la evolución de los yacimientos. Estos depósitos de minerales datan de hace 170 millones de años aproximadamente y comenzaron a gestarse una vez que los procesos de formación de corteza ya estaban “estabilizados”.  

“Los movimientos o ciclos de generación de corteza antigua son asimilables a la estructura de una casa o un edificio. Hay lugares donde se producen fallas en la corteza, y una vez que el proceso de formación finaliza, esas fallas -conocidos como la orientación preferencial de algunos planos de debilidad al momento de deformarse- quedan grabadas en la corteza. Posteriormente, millones de años después, en esos sitios se generan los lugares conocidos como cuencas, que es donde se depositan sedimentos”, precisó Renda. 

Según el investigador, esas antiguas fallas delimitan el rumbo en que las cuencas, o áreas  deprimidas, se van rellenando. “Hay materiales que tienen una orientación noroeste-sudeste, y eso va controlando a su vez, los sitios con más depósitos. Y puede determinar dónde se genera más gas, dónde más petróleo. Si bien estos elementos tienen distintos procesos de formación, siempre están relacionadas con esas antiguas zonas donde se canalizan fluidos desde muy profundo”, añadió. 

Por su parte, Oriolo explicó que si bien los yacimientos son “anomalías”, para analizarse en detalle se requiere de una comprensión de toda la región en donde se encuentran insertos. “Si se sabe que la evolución de la Patagonia es más o menos continua con el resto de Sudamérica, se espera que durante esa evolución conjunta de los yacimientos haya similitudes. Estos modelos brindan un marco regional para empezar a buscar o entender cosas en detalle”, amplió. 


Ciencia que rinde

Los resultados del estudio aportan un nuevo conocimiento que es sumamente valorado por empresas mineras, petroleras y gasíferas por su necesidad de comprender el trasfondo de sus áreas de explotación. Es allí cuando se origina la sinergia entre la ciencia y la economía.  

“Nosotros trabajamos mucho en vinculación con empresas haciendo servicios, o sea, hacemos mucha transferencia de conocimiento. A veces se discute el tema de la productividad y la verdad es que eso nos permite generar fondos propios, tanto para el Conicet como para los institutos donde trabajamos. Por ejemplo, donde estoy actualmente tuvimos en 2023 más presupuesto autogenerado que aportado por el Estado”, detalló Oriolo.  

Incluso, el investigador destaca que muchas tesis de investigación son fruto de ese trabajo como asesores en este tipo de empresas.  

Los nuevos hallazgos permiten profundizar en investigaciones sobre áreas de explotación de minerales o fósiles.

Cómo apareció el yacimiento Vaca Muerta

El proyecto del origen de la Patagonia engloba otras investigaciones paralelas, vinculadas en muchos casos a tesis de posgrado de los investigadores del equipo. Estas se caracterizan por ser de carácter más local, debido a la imposibilidad técnica de abarcar grandes territorios. 

Uno de los trabajos que actualmente se encuentra en desarrollo aborda la evolución tardía y la historia de la cuenca neuquina. Esta área tiene un orígen de hace 170 millones de años, cuando comenzó a formarse en el Triásico Tardío hasta el Cretácico Temprano. 

“Lo que nos interesa es ver la temperatura, que tiene un rol central para la materia orgánica. La idea es estudiar la evolución más temprana desde un punto de vista termal durante la apertura de la cuenca”, precisó Oriolo sobre los objetivos del proyecto en estudio. 

Además de Vaca Muerta, llevan adelante investigaciones similares en otros yacimientos de la Patagonia, sobre todo en la provincia de Santa Cruz. Estas áreas, un tanto menos exploradas por la comunidad científica, son consideradas las más jóvenes de la región patagónica. 

Por último, el grupo de trabajo publicará en los próximos meses nuevas publicaciones y recopilaciones vinculadas al origen in situ de la Patagonia. Sobre todo, se centrará en la discusión con la bibliografía existente en los últimos 40 años. En futuros trabajos, los investigadores esperan indagar sobre las Islas Malvinas y su posible formación conjunta con la plataforma continental del Cono Sur.  


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