Cuáles son las incógnitas de la Patagonia Norte que atrapan a científicos extranjeros

Vienen desde Europa y de otros países de América Latina. Desarrollan estudios con investigadores de la Universidad Nacional de Río Negro. Los volcanes, la fauna prehistórica y los ambientes acuáticos únicos de la región son algunas de las temáticas

Patagonia Norte guarda tesoros en restos fósiles de animales y plantas del pasado. Tiene volcanes, ríos, lagos y otros ambientes que asombran y mucho más. Por todo, hay investigadores científicos o estudiantes avanzados de Europa y otros países de América Latina que eligen instalarse en la región, perfeccionarse y colaborar con científicos de la Universidad Nacional de Río Negro. 

Dentro de esa alta casa de estudios, funciona el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG), que también depende del Conicet. Allí confluyen becarios e investigadores extranjeros que son especialistas en las ciencias de la Tierra. Ha abierto sus puertas para expertos de lugares tan lejanos como Italia, Bélgica, España, Cuba y Francia. 

Mattia Antonio Baiano es italiano y becario CONICET. Estudia dinosaurios carnívoros

“Hay algunos que vienen a visitar Argentina, se encantan por esta tierra y deciden radicarse en Roca. La ciudad les motiva porque brinda las comodidades de una población pequeña pero organizada, con un buen estándar de vida y con materiales de trabajo a mano”, comentó a RÍO NEGRO, Alberto Caselli, doctor en Ciencias Geológicas y director del Instituto IIPG.

Las explicaciones que atrapan a los extranjeros pueden ser múltiples y variadas, desde el suministro de recursos y la riqueza del territorio para expedicionar, hasta el enamoramiento de la magia que desprende la Patagonia. Aquí van las historias de cuatro expertos que cuentan qué están estudiando en la región. 

Un físico llegó desde Bélgica con la mirada en volcanes y satélites. Encontró su lugar dentro del Laboratorio de Estudios y Seguimientos de Volcanes Activos dentro del IIPG, que realiza investigaciones multidisciplinarias para comprender y desarrollar modelos sobre sus comportamientos. 

Es el físico Dominique Derauw, quien integra desde 2019 el equipo de investigadores. Llegó al país para contribuir con el estudio de imágenes satelitales, un campo en el que está especializado. Fue en el Centro Espacial de Lieja, en Bélgica, donde desarrolló sus conocimientos.

“Cuando veo el número de extranjeros pienso que Argentina brinda muchas oportunidades para los investigadores. Hay mucho para hacer acá”, mencionó Derauw en diálogo con RÍO NEGRO. Su principal motivación fue la necesidad internacionalizar su carrera y consideró que la Argentina era el lugar ideal. 

Fue gracias al contacto con Alberto Caselli, a quien conoció en un congreso de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).  A partir de ese momento, Derauw decidió presentar un proyecto al Conicet para radicarse como becario del Instituto en Patagonia Norte. Derauw, de 56 años, se encuentra radicado junto con su esposa. Anhela poder desarrollar proyectos de un lado y otro del océano. 

Desde Cuba, Yeny Labaut Betancourt vino a Patagonia para estudiar comunidades de microbios en ambientes acuáticos

Los enigmas de los dinosaurios

El italiano Mattia Antonio Baiano es licenciado en Ciencias Naturales y becario posdoctoral del IIPG. Llegó a Roca, provincia de Río Negro, en marzo de 2015 por su interés en fósiles de dinosaurios. 

Se doctoró gracias a una beca de Conicet. “Es un país que a nivel científico y tecnológico da muchas oportunidades para investigar, eso no pasa en muchos lugares del mundo. Le da mucha importancia a la paleontología”, dijo Baiano a RÍO NEGRO.

Nació en Nápoles, donde estudió su carrera de grado y luego se mudó a Barcelona para efectuar su maestría. “En Italia si querés doctorarte tienes que concursar, y es mucho más limitado porque la cantidad de becas son pocas. Es verdad que los investigadores tienen acceso a más dinero para los proyectos, pero acá (en Argentina) se dan muchas más posibilidades pese a que el dinero no es mucho”, sintetizó.

Desde Francia, Paul-Emile dieudonné estudia restos fósiles de animales parecidos a las ardillas de hoy.

Actualmente reparte su tiempo entre Roca y el Museo Municipal Ernesto Bachmann de Villa El Chocón, la localidad donde se encuentra la mayor cantidad de restos con los cuales Baiano trabaja para realizar su postdoctorado. 

“Hace 2 años me casé con una mujer de Roca, por ahora la idea es quedarme y aplicar como investigador. Me quiero quedar porque el país me ofrece la posibilidad de trabajar de lo que me gusta”, enfatizó Baiano. 

Asombro por los ambientes acuáticos  

La cubana Yeny Labaut Betancourt trabaja en Limnología, que hace referencia al estudio de los ecosistemas acuáticos a partir de las interacciones de los organismos que habitan esos lugares. Es becaria posdoctoral y se focaliza en cómo los microorganismos presentes en los sedimentos de los cursos hídricos habrían permitido la preservación de huellas fósiles. En su país natal trabajó en el Centro de Estudios Ambientales de la Habana hasta 2016, cuando por medio de una beca doctoral de Conicet llegó al país para seguir su especialización.

“Estaba buscando varias alternativas de posgrado luego de recibirme de Licenciada en Biología en la Universidad de la Habana. Allá hay varias posibilidades de maestrías y doctorados pero no se otorgan becas. Mi interés era centrarme exclusivamente en la investigación que iba a desarrollar, y eso lo logré en Argentina”, comentó a Labaut Betaoncourt a RÍO NEGRO. En Cuba el pobre acceso a financiamiento para formación obliga a los investigadores a realizar trabajos por fuera de los centros científicos. 

En mayo del año pasado comenzó con su beca posdoctoral y aspira a concursar durante 2022 para ser investigadora. Gracias a la buena acogida que recibió en el IIPG decidió tramitar la nacionalización para asegurar su estadía.

En Patagonia Norte también hay “ardillas” prehistóricas

“Los ornitópodos son una clasificación muy extensa. Fueron herbívoros, contaron con un sistema masticatorio muy desarrollado y eran totalmente inofensivos. Son equivalentes a las ardillas de hoy en día”, dijo Paul-Emile Dieudonné a RÍO NEGRO.

Dieudonné es estudiante de doctorado. Es francés y desde mayo del año pasado se encuentra radicado en Roca. 

La posibilidad de realizar su especialización en el país surgió gracias al contacto con una investigadora española, quien es también miembro de la Universidad de Río Negro. 

“Intenté con postulaciones en muchos lugares, como en Canadá y Bélgica, pero nada salió. Y en Francia las posibilidades son limitadas en cuanto número y la imposición de temas de tesis”, argumentó Dieudonné, quien investiga a los ornitópodos 

El joven francés tiene previsto residir en el país por los próximos cinco años, en los que dure su estancia de Conicet. La adaptación con el IIPG fue buena y destaca la recepción y calidez de sus compañeros de trabajo.

Los expertos también enseñan

Cuando las universidades nacionales invitan a investigadores o becarios a formar parte de su órbita, también lo hacen extensivo para el ejercicio de la docencia. Bajo el principio de reciprocidad se busca que haya una retribución a la sociedad con la formación de futuros nuevos colegas, así como también se pretende promover el enriquecimiento personal e intelectual. 

La docencia no se trata de un requisito ineludible, sino de una predisposición. Incluso como el caso de Yeni Labaut Betancourt, becaria especializada en invasiones biológicas, impartir clases en la carrera de Profesorado de Nivel Medio y Superior en Biología de la Universidad de Río Negro le permitió traer consigo a su hija menor de edad. 

Las becas otorgadas por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas solo posibilitan la radicación en el país de la persona adjudicataria del beneficio y bajo la condición de estudiante. Por lo cual la posibilidad laboral que le brindó la UNRN fue un alivio para Betancourt. “La universidad fue un soporte muy importante para mí trámites legales como extranjera, gracias a ellos pude traer a mi hija. Es importante el ámbito personal y familiar para un investigador”, precisó.

En el caso de Domique Derauw, la docencia fue la materialización de un sueño postergado que su propia tierra, Bélgica, no le pudo brindar. “Es una experiencia que quería vivir porque en Europa no podía ejercer debido a que no había lugares vacantes para hacerlo. Acá lo pude concretar y me gusta”, expresó.

El físico imparte clases desde 2019 en primer y segundo año de la carrera de Geología de la Sede Alto Valle y Valle Medio de la Universidad Nacional de Río Negro. 

Su vinculación con los estudiantes resultó fructífera, pese a las limitaciones que la educación sufre en estos últimos dos años producto de la pandemia. “Trato de dar un curso que sea didáctico y que esté vinculado a cosas del mundo real, porque la física es una manera de estudiar lo que nos rodea. Por lo tanto, debe ser simple de comprender”, enfatizó Derauw.

Mattia Antonio Baiano también es docente de la Universidad de Río Negro en las carreras de Geología y Paleontología, en materias que comparten los primeros años del programa curricular de ambas licenciaturas. Para el científico italiano especializado en restos fósiles de dinosaurios, es importante la transmisión de lo generado en las academias. “Cuando la información queda exclusivamente en el área científica, resulta estéril. Lo importante es que todo el mundo pueda acceder a ella”, explicó.


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