Cierre de campaña a puro clientelismo
Beder Herrera va por la reelección y es firme candidato a ganar
LA RIOJA (Enviado Especial, Carlos Torrengo).-¡A mí, a mí!…¡A mí, por favor! -gritaba un pibe de no más de 8 años, mientras trastabillaba en medio de un pelotón de chicos que corría detrás de una vieja Toyota desde la cual se tiraban botellas con agua.
Polvo suelto en el barrio Malvinas. Barrio monótono de colores. En el capot de la Toyota, un afiche con la cara del candidato a la reelección, Beder Herrera. Eran pasadas las 15 de ayer. Veinte minutos después, en el mismo lugar, una doble cabina nueva paró junto a un grupo grande de gente. «Quintela-Rejal», rezaban los afiches pegados en las puertas del vehículo.
-Ya les vamos a traer las cajas… ya volvemos- dice uno de los ocupantes de la camioneta, que parte raudamente. La gente la sigue con la vista, mientras el polvo que levanta desdibuja sus figuras.
Así, a modo de casting de clientelismo.
Abonando, en términos muy degradantes, la ya muy elocuente decadencia que sobrelleva el sistema político argentino. Aprovechándose incluso de las necesidades más básicas de miles de personas a los que redujeron a la condición de meros instrumentos en la lucha por el poder.
Así concluyó en la media tarde de ayer la campaña electoral para los comicios con que La Rioja elegirá gobernador el domingo. Cierre en que dos de las tres fuerzas con posibilidades de triunfo El Frente del Pueblo Riojano (FPR) que postula la reelección del actual mandatario Luis Beder Herrera y el Frente para la Victoria que candidatea al actual intendente de la capital riojana Ricardo Quinteros, apelaron a última hora a prácticas clientelares en el seno de la conmovedora pobreza que signa a más de la mitad de la sociedad riojana, de más de 300.000 personas.
Botellas de agua arrojadas desde camionetas en los barrios más humildes, todo en una provincia donde la escasez de ese elemento marca a fuego la vida en la capital riojana no hay césped, por caso, colchones, cocinas, ropa y frazadas llevados y entregados a lo largo y ancho de la provincia, definieron aquí a las apuradas el funcionamiento del sistema político.
En las primeras horas de la mañana, tras una noche de espera en la plaza, más de 300 personas cuyos
rostros y presencia sólo expresan desamparo total, se acercaron a la entrada de la Casa de Gobierno. Y ahí esperaron, en vano y juntando angustia, plata prometida que no llegó. Se había acabado. Resignada, la gente se fue con su pibes de rostros sorprendidos y futuro gris.
Más recatado, o quizá sin ganas de exponer sus recursos económicos, Carlos Menem, el otro convidado fuerte en la lucha por la torta candidato por Lealtad y Dignidad cerró su campaña rastrillando los barrios más precarios.
Las otras cuatro fuerzas casi no cuentan. Reducidas a meros espectadores entre ellas está la UCR, se neutralizan en su propia escasez de poder.
El miércoles, Néstor Kirchner le dio un fuerte espaldarazo a Beder Herrera. Lo recibió en la Casa Rosada luego de ordenar a Economía que le enviara casi 15 millones de dólares en el marco de los compromisos que Nación tiene con la provincia. Y Beder Herrera volvió contento a su tierra. Aumentó las jubilaciones de agentes de la administración pública y una encuesta de Analogía le dijo que está ganado con algo más del 50 % de los votos.
Pero la Rosada juega a dos puntas. Hoy Kirchner recibirá a Ricardo Quinteros, candidato del Frente para la Victoria.
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