Cineasta argentino Alejandro Fadel estremece a Cannes con “Los salvajes”
El argentino Alejandro Fadel estremeció al público de Cannes con su filme “Los salvajes”, proyectado el jueves en la sección ‘Semana de la crítica’, la historia de cinco jóvenes marginales que huyen de toda autoridad y van desapareciendo en medio de una suntuosa naturaleza.
“Los salvajes”, que concursa por la cámara de oro a la mejor ópera prima, comienza en un reformatorio para adolescentes violentos, “huérfanos” de todo afecto. Cinco de ellos deciden fugarse, matando a uno de los vigilantes.
La actitud de ellos es como una enfermedad. El único personaje que logra reflexionar sobre lo que les ocurre afirma que “el mal, el demonio”, puede apoderarse de cualquiera, nadie está a salvo de cometer una maldad.
Fadel, de 31 años, nacido en Tunuyán (Mendoza), se dio a conocer como guionista de Pablo Trapero, para quien escribió “Leonera” y “Carancho”. También es el autor del guión de “Cimarrón”, película de Israel Adriano Caetano y de “Representación”, de Jorge Gaggero.
“Es evidente que en el cine argentino hay una renovación estética, hemos arrancado las ideas viejas, hacemos un cine moderno tras haber sido estimulados por películas como ‘Pizza, birra, faso’, ‘Mundo grúa’ o “La ciénaga”, dijo.
“El guión sirve para imaginar, para organizar. Un profesor nos decía que el guión debería estar escrito en condicional: de ser posible Juan caminaría”, explicó.
En “Los salvajes”, su primera película como director, trabajó con actores no profesionales, con excepción de la única mujer del grupo de fugitivos, la versátil Sofía Brito, presente en Cannes. Los otros actores son Leonel Arancibia, Roberto Cowal, Martín Cotari y César Roldán.
“Quería encontrar rostros, miradas que me transmitieran algo que no estaba escrito en el guión. Sus cuerpos, con sus tatuajes y sus percings, abrían el juego. Necesité reescribir el guión. Cada uno de ellos aportaba su experiencia, sus vivencias”, declaró.
“Los salvajes” fue rodada durante cuatro semanas en Córdoba y una semana en Mendoza con una cámara digital de alta definición.
El filme muestra la soledad social y existencial de los personajes. “Nadie adelante y nadie atrás, ni siquiera la idea de familia es posible, son personajes completamente libres que pueden tener deseos, que nunca se quedan quietos, que siguen sus pulsiones vitales”, dijo.
“Quería que el espectador terminara por olvidarse de la trama, que dejara de lado la idea del género de la película, que comienza como un western para ir hacia otro lado”, precisó.
Fadel explicó que los orígenes de esta película están “quizás en un tiempo de mi vida que fue de caos personal, de cierta depresión, de una especie de enfermedad. En ese entonces no sabía que eso iba a transformarse; gracias a la película las cosas personales dejaron de tener ese sentido”, añadió.
“Intenté que el punto de vista de la narración se fuera transformando, renovando. En el camino se van perdiendo cosas. La película se va desprendiendo de la trama, cada uno de los personajes va hacia su deseo, hacia su destino. La película podría seguir sin personajes”, explicó.
La droga aparece como algo que está integrado a sus vidas, “no hay postura moral sobre ella, es su manera de poder habitar en el mundo”, dijo.
“Trabajé mucho el sonido, como si se escucharan truenos a lo lejos y que el espectador, cuando explota la lluvia, se dijera: después de tanto tronar tenía que llover”, añadió.
En el filme la presencia de los animales es constante: perros, jabalíes, ovejas, vacas, halcones. “Yo necesitaba una firmeza formal para integrarlos, que estuviera seguro de la puesta en escena. Al final no queda nadie, aparecen fragmentos de la sociedad, pedazos de la civilización, otro crimen, una camioneta”, explicó.
“Dentro de la mugre de la radio se escucha Beethoven. La música fue compuesta por dos hermanos, Sergio y Santiago Chotsourian, uno de ellos músico de rock pesado y otro un conocido director de orquesta”, dijo.
“Los salvajes” fue filmada con poco dinero, la producción fue artesanal. “Algunos amigos pusieron dinero. El parque de luces era pequeño y el equipo técnico no era de más de diez personas. Con los primeros cortes ganamos aportes del festival de Rotterdam y del Fondo Metropolitano de la ciudad de Buenos Aires para la postproducción”, concluyó Fadel.
“Los salvajes”, que concursa por la cámara de oro a la mejor ópera prima, comienza en un reformatorio para adolescentes violentos, “huérfanos” de todo afecto. Cinco de ellos deciden fugarse, matando a uno de los vigilantes.
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