El candombe uruguayo renace con La Candente

Un grupo de jóvenes cipoleños que recupera antiguas tradiciones. Todos los domingos hacen sonar sus tamboriles en el anfiteatro de la Casita de la Música. Buscan el sonido del cuareim, estilo milonguero de un género pleno de símbolos religiosos y místicos que remiten a los tiempos de la colonia y la esclavitud.

“Si los negros con los blancos / confundidos hoy están / sólo dura la locura / mientras dura el Carnaval” rezaba la comparsa de candombe Los Negros Lubolos, hace poco más de un siglo y medio. Predecesor del tango, y de tantos otros ritmos latinos, este estilo conlleva símbolos de las colonizaciones en la Patria Grande. La Candente es un grupo de jóvenes cipoleños que recuperan esta tradición, y todos los domingos bailan y hacen sonar sus tambores en el anfiteatro de la casita de la música. Este género, plagado de reminiscencias africanas, mestizadas con la cultura del inmigrante europeo y atravesado por las realidades de los obreros montevideanos, experimentó en los últimos años un revival digno de ser atendido.

Clarissa y Melisa, dos tamborileras de La Candente recordaron que un 2 de mayo, hace dos años atrás comenzaron a formar esta comparsa, que hoy ya cuenta con nueve tambores, una bandera, una banderita y dos bailarinas. Empezaron a agruparse de la mano del conocido centro cultural El Andén, donde todos los domingos tocan de 17 a 21. “A las 5 podemos enseñar al que quiera, estamos abiertos”, señaló Clarissa a modo de invitación.

El candombe es excluyentemente grupal e implica un mínimo de tres integrantes. “Te une con la gente, se comparte viendo y aprendes charlando y mirando”, resaltaron y aseguraron que “hay como un dicho que dice que el candombe te llama”.

Tocan cuareim, que es el estilo más milonguero y “gozado”, según asegura la jerga yorugua. “Es más relleno, ocupa más energía en el toque y no lo podes hacer rápido porque no es tan simple, es más milongón, más cadencioso y lento”, explicó Clarissa. Se diferencia de otras formas de tocar, y a su vez estas son asociadas a los barrios montevideanos. Barrio Sur, Palermo y Cordón definen una especie de progresión en la velocidad del piano que también es correlativa en el mapa de la ciudad. Piano es el tambor más grave, que en las comparsas forma una tríada con el chico, más agudo, y su intermedio, el repique.

En esto de las referencias religiosas y místicas, Melisa comentó que “dicen que te baja el santo cuando tocas”. En la performance, por ejemplo, se visten batas y gorros para borrar referencias de género, medias con cintas, que representan los latigazos de los esclavos, la forma de caminar es con pasos cortos, simulando estar encadenado. Las reminiscencias implican al esclavo afro-uruguayo y a las culturas de varias naciones. Además, los tres personajes principales que se representan durante el toque remiten también, a rituales africanos traspasados por la colonialidad. La mamá vieja, una mujer que podría ser lavandera, pastelera, costurera, y que transmitió su sabiduría y justamente, estos cantos y ritmos, a los bebés blancos que luego fundaron a este género como el folclore uruguayo. El gramillero, representando al curandero o brujo, el bastonero, que dirigía la comparsa, y muchos personajes más conservan imágenes de la vida colonial de hace más de un siglo.

“Hay un dicho que dice: ‘El candombe
te llama’. Te une con la gente, se comparte viendo, aprendés charlando y mirando”,

cuenta Clarissa, tamboril de La Candente.

Datos

“Hay un dicho que dice: ‘El candombe
te llama’. Te une con la gente, se comparte viendo, aprendés charlando y mirando”,

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