Familias solidarias: Un ejemplo de amor y contención .

Se trata de un programa provincial que busca hogar temporal para niños en situación de vulnerabilidad. Hay solo seis familias desde Catriel hasta Fernández Oro.

 

 

 

 

Florencia Salto

Gabriela asegura que “el amor es fundamental” y su compañero Roberto la acompaña en esa afirmación. Para ellos, al igual que sus hijos, ser una familia solidaria es todo; es atender a un niño y su necesidad en el aquí y ahora. Ambos se sienten seguros con la decisión de involucrarse y de ayudar ante la urgencia. “Hay niños que necesitan de una familia que los cuide, que necesitan salir del problema. Tienen que estar en un lugar armónico tranquilo cuidado y respetado”, remarcó la mamá solidaria.

La trabajadora social, Luciana Álvez, explicó que actualmente en Cipolletti hay dos grupos de hermanos que necesitan de familias que los reciba en su hogar, así como lo hicieron Gabriela y Roberto. Aunque la demanda es urgente, la realidad indica que desde Catriel hasta Fernández Oro solo existe un total de seis familias solidarias.

Los requisitos, en general no son muchos; uno de ellos es la no adopción (no tener un deseo de adoptar) no tener antecedentes penales, y preferentemente, ser mayor de 25 hasta los 65 años. En el caso de las personas mayores, se evalúa el factor salud, explicó la profesional que integra la secretaría de Niñez Alto Valle Oeste.

En cada caso, las familias que toman la decisión de formar parte del programa “Fortalecimiento familiar” cuentan con el acompañamiento de la secretaría provincial, explicó Alvez.

 

Primero se les brinda una entrevista informativa y una vez que la familia tiene tomada la decisión se pasa a la instancia de las evaluaciones que realizan los profesionales que integran este organismo. En lo que refiere a tiempos de espera, la trabajadora social explicó que estas etapas se realizan con tranquilidad y con los tiempos de cada grupo familiar. Por lo general, demanda de un mes o mes y medio, agregó.

Los niños y adolescentes que integran este programa, tienen entre 0 y 18 años y se caracterizan por atravesar una situación de vulnerabilidad: riesgos psicofísicos y social. Hay situaciones en que pueden estar al cuidado de abuelos o tíos, pero en otras situaciones no sucede esto.

Es entonces, cuando se acude a una familia solidaria. La necesidad gira en torno a cubrir la urgencia, o sea que la familia podrá estar al cuidado del niño desde una semana hasta poco más de un año, siempre dependiendo cada caso en particular.

“Uno de los principales derechos de todo niño es vivir en un ambiente familiar sano, en donde se le brinde amor y la contención. Sea su familia de origen o de una familia solidaria. Sea para toda la vida o de forma temporal. Pero ese uno de los derechos fundamentales que nos rige”, remarcó la trabajadora social.

El amor como premisa

Gabriela y Roberto se enteraron del programa Familias Solidarias a través de un cartel y luego por los medios de comunicación. Lo analizaron y lo charlaron con sus hijos. Ellos remarcaron que siempre tuvieron en claro que la permanencia es transitoria, es “el ahora” al igual que la necesidad de ese niño de tener una familia que le brinde amor, respeto, contención y cuidado. “No es lo mismo que tener un hijo, por ahí capaz se sobre protege más por una cuestión de responsabilidad”, expresó Roberto.

“Una de las cosas personales que nos pasa es devolver. Decir “esto podemos hacerlo, alguien lo necesita o lo podemos dar” (…) el amor es fundamental en todo. Hasta en los momentos malos. Eso es el amor”, agregó Gabriela.


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