Un diálogo extraviado

Fue un diálogo de cinco horas que no dejó nada. Salvo mostrar al vice Pesatti alineado nuevamente con el gobernador Weretilneck.

El oficialismo se aquietó porque el vicegobernador retornó
–por lo menos por ahora– al mundo en que reina el mandatario. Para eso acalló cuando el sábado se juntaron. Aquietó su manifestada ansiedad por las candidaturas y silenció su malestar por el destrato al que se lo somete. Weretilneck es Weretilneck, entonces no trajo esos dilemas ajenos a la charla.

La desavenencia silenciada asomó a los dos días. En Bariloche, el vice ratificó la “marcha natural” de las candidaturas; mientras, en San Antonio, el gobernador anunció que ni él ni su gabinete quieren hablar del tema en “este momento tan difícil. Para nosotros, no es momento”, lanzó.

Ese mismo martes, en Viedma, Weretilneck cerraría ese análisis con la cúpula de Juntos. “No puede haber aún candidatos, si todavía falta organizar al partido”, cuestionó. Fue un reproche amplio, pues son varias las localidades que no tienen Mesa y, menos aún, local. Nadie –como siempre– dijo lo contrario.

Otra gran omisión de la reunión partidaria fue la creciente opción de un anclaje nacional. Callan, pero subsiste esa velada exploración. El ministro Luis Di Giacomo fue su vocero al transparentar la mirada al peronismo federal, liderado por Juan Manuel Urtubey. Pesatti y Gustavo Gennuso se ocuparon de desmentirlo. Aquel habló por Weretilneck. No era un secreto. “Falta mucho, pero no se puede cerrar ninguna puerta, menos cuando se está frente a un proyecto federal [por Urtubey] y Juntos, un proyecto provincial, no le puede dar la espalda. Pero, veremos…”. Dichos del gobernador a “Río Negro” en San Antonio. Hay coordenadas, a pesar de los silencios autoimpuestos y los debates negados.

El gobierno nacional monitorea. Ocurre que piensan en una sociedad electoral con el gobernador para el 2019. ¿Hay fantasía? En Casa Rosada juran y rejuran que existió una promesa del rionegrino en favor de un plan conjunto para vencer al roquense Martín Soria. Aceptan charlas generales, pero reconocen que no se habló de diseños puntuales. Detectan haber caído en la argucia del gobernador, sostenida en sus fluctuaciones y carencias de garantías. “Habrá que pasar de lo implícito a lo explícito”. ¿Hay plazo? “Octubre”, confiesa el hombre presidencial. “Todos lo valoran, hasta Macri, pero no olvida lo de la central nuclear”, recuerda.

Weretilneck logra y necesita tiempo, pues no tiene delineado nada en Juntos. Igual se las ingenia para perturbar al justicialismo. El boceto con Urtubey surgió inicialmente en ese sentido. El último alboroto se gestó en la imprudente asistencia de Juan M. Pichetto en la Residencia para juntarse con el gobernador. El exministro se silenció frente a tal incómoda exposición, que reveló “Río Negro” el domingo. Weretilneck salió en su defensa. Fue una charla de “varios temas públicos y privados, pero nada de futuro”, respondió. En la íntima, Pichetto explicó que fue por el “conflicto petrolero” y para entregar un informe de la deuda de Río Negro. Ese estudio nunca llegó a Soria. Es obvio que los tratos no son semejantes. El roquense no se esfuerza en cobijar al viedmense, que quiere volver a candidatearse por mandar en Viedma, y Pichetto Jr. tampoco pone empeño en su confluencia.

Soria tampoco tiene apuro en el armado opositor. No abrirá esa discusión hasta fines de octubre o noviembre. Tiene una ventaja: la supremacía electoral es su mejor ordenador. Eso se advirtió en la respuesta del viernes a su convocatoria a Roca. La reciente queja pública del pichettista Ariel Rivero quedó restringida al legislador, que no asistió. Otros interlocutores permanentes del senador Miguel Pichetto –como Javier Iud o Alejandro Marinao– fueron partícipes.

Weretilneck abrazó a Rivero en Campo Grande. Alienta, otra vez, el germen de la desconfianza y de arrimar estragos en la marcha de Soria. Su único norte. Habrá entregado sus ilusiones si, algún día, resigna esa misión.

El oficialismo se juntó por horas mientras el gobernador Weretilneck estableció la estrategia oficial. El macrismo se impacienta ante la falta de decisión.

Martín Soria también posterga el armado opositor para las elecciones de 2019, después que ratificó su liderazgo en el justicialismo el viernes.

Panorama de Río Negro

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El oficialismo se juntó por horas mientras el gobernador Weretilneck estableció la estrategia oficial. El macrismo se impacienta ante la falta de decisión.
Martín Soria también posterga el armado opositor para las elecciones de 2019, después que ratificó su liderazgo en el justicialismo el viernes.

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