Con las emociones a flor de voz

La ex Blacanblús cantará el viernes en Roca.

Por Buenos Aires anduvo cantando en Palermo donde presentó «Etiqueta negra», su nuevo trabajo. Su nombre y apellido pisan fuerte en el circuito dele jazz y blues. Vive en Núñez-Saavedra, en una calle tranquila de casas nomás, sin edificios. La suya es de las llamadas «chorizo», una antigua construcción en galería con terraza, donde Mona Fraiman cuelga la ropa al sol por las mañanas. Barrio del Polaco Goyeneche.

Ya pasaron tres años desde que dejó Las Blacanblús, a sus compañeras de ruta durante ocho temporadas: Déborah Dixon, Cristina Dall y Viviana Scaliza; con las que -imprimiendo su estilo suave y sensual- alcanzó popularidad y tres compactos.

Lejos de abandonar la música, comenzó una nueva etapa en noviembre de 2000, en Tobago. Y no ha parado hasta hoy, acompañada por Wally Von Haus en teclado y arreglos, su hermano Germán en batería y el bajista Freddy Prochnik, más Luis Robinson en armónica. Para muestra de su estilo interpretativo y la calidad de la banda está su disco grabado en forma independiente en Estudios del Ombligo.

En él participaron, además de los hermanos Von Haus y Luis Robinson, Fernando Modern en bajo y la trompeta de Juan Cruz Urquiza. Tiempo de maduración personal y desarrollo de su dulce voz.

«Mi primer tarea profesional fue con Las Blacanblús, a veces nos hacían reportajes en televisión o el radio y si no estábamos las cuatro, no queríamos cantar. Como solista fue un proceso muy valioso; con el cuarteto fue maravilloso y después, poder discriminarme y avanzar en mi propio estilo. Me di el gusto de recuperar canciones que me gustaban de chica».

Mona se crió en Lomas de Zamora, pasó la adolescencia en Rosario en época de guitarreadas y auge del folclore; vivió en Santiago del Estero luego. Cuando tuvo sus hijos recaló en Baires. «Mi disco de cabecera cuando adolescente era Stan Getz-Joao Gilberto, que hoy se consigue en CD; de ahí saqué temas para mi espectáculo, una mezcolanza con Rolling Stones, jazz de Cole Porter, 'Cada vez que decimos adiós', algunos blues, un tema de George Gershwin que trato de pasar por mi filtro, digamos…».

– ¿En cual de todos esos géneros que hacés pasar por vos, está la horma de tu zapato?

– La horma es la que yo le doy, el tamiz mío. Por ejemplo hago «White Horses», de los Stones, pero no como Mike Jagger. Lo incorporo a mi forma de expresar, más jazzera, con la voz más tranqui, más soplada, más sensual… Esa es mi onda. Es inevitable que me salga como Mona Fraiman. Descubrir el propio estilo es maravilloso, que la gente lo reconozca, que yo lo reconozca estar poniéndole mi propio condimento a la co

mida. También estoy intentando con tangos y me pasa igual.

– ¿De qué décadas tomaste?

– Con la banda hicimos una versión de «Por la vuelta»: 'Afuera es noche y llueve tanto…' (Lo tararea) Medio abolereado. Pero también estuve intentando a la antigua, más legítimo, más tradicional. Y está bueno. Tengo alumnos a los cuales les enseño tangos, que lo cantan y estamos explorando temas de los hermanos Espósito, por ejemplo. U obras viejas como «De mi barrio». Me gusta mucho Adriana Varela, soy amiga suya y la admiro. Ella logró un click dentro del tango, mucha gente joven está siguiéndole los pasos. Yo no soy tan arrabalera, sino más suavezona…

– Más sensual.

– En el sentido de sensible. Además de que puede resultar provocativo para el que escucha, sensual por sensaciones; yo lo hago desde mi sensación, trabajo desde el sentimiento. En los recitales siento, a veces, hasta el llanto en algunos temas. Para mí el arte es eso, comunicar directo al corazón del otro.

– ¿Cómo hacer para que no te quiebre el canto?

– Es todo un desafío poder largar el sentimiento y no quebrar. Y si en algún momento esto ocurre, que la quebrada no me saque, no me inhiba. Estoy entregando algo y no hay que perderlo de vista. Yo tuve una profesora de canto -por ella conocí a las otras Blacanblús- que fue Cristina Aguayo, (se especializó en canto negro) y me dijo algo que me dio un empujón: «Mona, ya estás incorporando cosas hace mucho tiempo, si no empezás a devolver lo que te dieron y tenés adentro, Dios no te lo va a perdonar». Me lo puso desde un punto de vista religioso. Y me dio vuelta la historia. Tenía mis inhibiciones, que van a decir mis hijos, sus amigos, yo exhibiéndome en un escenario… Todas cosas que uno se plantea al comienzo en una edad no tan joven. Mi vida no era la de un artista. Pero, ya ves, aquí estoy cantando sola.

El viernes a las 23, Mona cantará en Roca en el café de Italia 1375, acompañada por el pianista Enrique Nicolás, de Neuquén. Habrá pasado Navidad en casa de su hermana Silvia y estará esperando la llegada de su hija, su yerno y sus nietas para recibir el 2004 en su amado sur.

 

Eduardo Rouillet


Exit mobile version