Con polémica los enclaves urbanos avanzan sobre las chacras

Oscar Livera

Algunos loteos que avanzaron sobre la zona productiva fueron autorizados por el municipio, en cambio otros lo hicieron por vías de excepción.

CENTENARIO (ACE).- Más de 500 lotes con fines de urbanización, en parcelas desde 40 hasta 150 lotes, fueron trabajosamente autorizados en la zona de chacras por vías de excepción a la reglamentación vigente en los dos últimos períodos de gobierno, uno del MPN y el actual del intendente Javier Bertoldi.

Si la urbanización no avanzó a ritmos más acelerados se debió a la resistencia de los productores, que exigen que se cumpla a rajatabla la legislación comunal que protege de el área productiva, ya sea que esté trabajada o no.

Las decisiones políticas que han provocado mayor impacto público (por el debate en medios locales y los tractorazos) fueron las que por excepción permitieron el loteo de la chacra para instalar un barrio. Por ordenanza toda parcela no puede ser vendida en una fracción menor a la de cinco hectáreas y su uso no puede ser otro que para la producción.

Debido al seguro enfrentamiento con los productores organizados y la exposición que involucra este tratamiento largo que incluye un estudio de impacto ambiental y una audiencia pública para exponer las razones de la urbanización en medio de las chacras; las autorizaciones para urbanizar fueron pocas, pero fue ganando terreno otra modalidad de excepción que no involucra el uso de la tierra, sino las dimensiones del parcelamiento.

Así, las denominadas zonas “fuelle”, urbanizables, o semirrurales, por las cuales se prevé que no pueden haber subdivisiones menores a los 650 m2; se autorizaron con parcelamientos más chicos, que habilitaron terrenos de 400 y en algunos casos de hasta 250 m2 en cada sector.

“Sólo se han hecho excepciones a la dimensión de los lotes en sectores habilitados”, aclaró el presidente de la comisión de Tierras del Deliberante, Daniel Egea.

Así en el último año, proliferaron loteos en la zona rural de Nueva España, donde hace más 15 años se instalaron los dos primeros: La Comarca y Los Olivos, ambos instalados sobre el manto productivo con excepciones a las reglamentaciones vigentes.

En el caso de la primera, la ordenanza autorizó a un club hípico, que rápidamente se pobló de viviendas cuya urbanización no pasó por el Concejo, recordó Egea. En Los Olivos, el expediente de la urbanización que se proponía nunca fue hallado, aunque se sabe que la autorización fue por decreto en el último período de gobierno de Adrián Fernández, hace más de 10 años.

Santa Angela III, es el primer barrio cerrado autorizada por el anterior Concejo y el intendente Adrián Cerda, una medida que sólo se conoció cuando el inversor comenzó a ofertar los lotes para poner en marcha el negocio inmobiliario.

El barrio 11 de octubre -lindero al peaje y con un régimen de urbanización abierta- es anterior a la instalación de esos polémicos condominios; en tanto en ese mismo sector la actual gestión autorizó el parcelamiento de “lo de Herrería”. El actual Concejo también autorizó, con subdivisiones menores, unos 140 lotes en el predio “de Lozano”, unos 110 lotes en parte de la “sucesión Perticone” y un número similar en “lo de Lobrecich”.

Paradójicamente cada autorización es para el chacarero ya que es el que solicita la excepción para proceder al desguace de la chacra y luego dar vía libre al inversionista que se ocupará del parcelamiento, la colocación del servicio y venta de lotes.

“Cada vez que un barrio se instala al lado de una chacra, es tierra que nunca más producirá; hay problemas con el sistema de canales de riego y la iluminación que genera la urbanización provoca el incremento de la mosca de los frutos en las chacras cercanas”, critican insistentemente la cámara de Productores, que en esta posición, siempre fue acompañada por la cámara de comerciantes de la localidad.

La construcción de casas ya desplazó al trabajador rural en un sector de Centenario.

shirley herreros

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