Consejos del “Viejo Vizcacha”

GUSTAVO CHOPITEA (*)

A la manera del conocido –y sabio– personaje de José Hernández en el “Martín Fierro”, el particular presidente de Uruguay, José Mujica, va regando el camino que recorre cada día con consejos espontáneos que algunos escuchan y otros, en cambio, prefieren desoír. Ocurre que, para un hombre que ha militado en la extrema izquierda con un mínimo de honestidad (los hay, aunque no son muchos), una cosa es ladrar desaforadamente desde la oposición y otra muy distinta, de pronto, tener que conducir un gobierno. Desde fuera se puede –a veces– decir despropósitos sin incurrir en un elevado costo real. Con el timón de un país en la mano, para quienes son sinceros y honestos las cosas son muy diferentes. Mujica no ignora ciertamente que la economía uruguaya lleva siete años consecutivos de crecimiento ininterrumpido. Y sabe que otros han sido los responsables de ese ciclo virtuoso que ha repartido beneficios entre todos, razón por la cual procura permanecer en él. Mujica visitaba la semana pasada –rodeado de banderas rojas, enarboladas por vociferantes empleados públicos, que estaban en huelga– una fábrica de botellas de cerveza uruguaya que exporta buena parte de su producción: Envidrio. Aprovechó la presencia de los manifestantes para pasar a todos algunos mensajes, particularmente a los “duros” de siempre. Hay que “multiplicar la riqueza, no las pancartas, las marchas y las horas de paro”, dijo. Porque hay que “asumir la responsabilidad con el trabajo”. Particularmente cuando se tiene el privilegio de ser empleado público. Privilegio que en Uruguay se mide en dinero desde que en el sector público, en promedio, se gana más del doble que en el privado. Ante la mirada atónita con que alguno respondiera a sus acertadas reflexiones, al Mujica que calificó de “compañero de toda la vida” le dijo: “Vos no servís para esto, carretera”. A lo que enseguida agregó, con sensatez, que es necesario tener “flexibilidad para tejer alianzas con los empresarios, que son quienes tienen el capital y saben cómo opera el mercado”. Frente a una nueva mirada que –otra vez– sugería desaprobación desde la cara de alguno, le dijo: “No seas nabo, ubicate en el mundo en el que vivís”. Notable. Pero para eso hay que ver al mundo tal cual es y no como algunos quisieran que fuera. Mujica ciertamente puede. Otros no. Por todo esto por ahora Uruguay crecerá un 6,4% en el 2010. Y se proyecta un crecimiento del 5% para el 2011. Pero también quizás por esto un país que se ha caracterizado por un flujo de emigración endémico comienza a registrar índices de retorno realmente interesantes. Mientras tanto Mujica vive en una chacra, cual bohemio, y circula en un Chevrolet Corsa con su mujer. Discretamente, sin pretender –como otros– ser lo que no es. (*) Analista internacional del grupo Agenda Internacional


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