Córdoba: Palacio Ferreyra, tradición y modernidad
Este monumento al clasicismo de los siglos XVII y XVIII, es hoy sede del nuevo Museo Superior de Bellas Artes. Un ejemplo del perfecto balance entre el pasado y el presente, la tradición y lo moderno, puesto al servicio del arte.
COLUMNA CULTURAL DE OSCAR SMOLJAN
En la ciudad de Córdoba se levanta uno de los edificios más bellos que dio la arquitectura nacional de principios del siglo XX. Conocido como el Palacio Ferreyra, en memoria de quien fuera su propietario, el médico Martín Ferreyra, este monumento al clasicismo de los siglos XVII y XVIII, es hoy sede del nuevo Museo Superior de Bellas Artes de la provincia mediterránea, hogar de una de las colecciones artísticas más relevantes del país.
El inmueble está emplazado en el barrio Nueva Córdoba y es obra del arquitecto francés Ernest-Paul Sanson, quien recibió el encargo de proyectarlo como vivienda de la familia Ferreyra y su diseño se encuadra en los lineamientos de la Ecole de Beux Arts de París. La construcción del palacio fue obra del ingeniero Carlos Agote. El parque que circunda el palacio fue obra nada más y nada menos que del paisajista Carlos Thays.
La larga historia del palacio, visitado por intelectuales, políticos y personalidades de la época, cuenta con numerosas historias. Una de ellas tiene por protagonista a un joven Ernesto Guevara de la Serna, novio adolescente de una de las niñas de la familia Ferreyra.
La historia de amor terminó en ese histórico solar cuando, quien muchos años después sería conocido en el mundo como “el Che”, pasó por el palacio para despedirse de su novia, antes de embarcarse en su mítico periplo juvenil americano que pintó la película “Diarios de motocicleta”.
Remodelado y acondicionado especialmente para su nueva función como museo de arte en 2007, el Palacio Ferreyra cuenta con tecnología de avanzada dirigida a la exhibición, conservación y mantenimiento de su patrimonio, con un sistema de iluminación acorde a los estándares internacionales en función de más de doscientas obras pertenecientes a diversos estilos y épocas que en él son exhibidas.
El nuevo es un ejemplo del perfecto balance entre el pasado y el presente, la tradición y lo moderno, puesto al servicio del arte.
Desde la escuela española del siglo XIX, pasando por los trabajos de artistas cordobeses precursores, el Museo presenta un variado recorrido por el arte nacional en el que se destaca el capítulo dedicado a la pintura de los años sesenta vinculada a las Bienales Americanas de Arte 1962, 1964 y 1966, también conocidas como “Bienales IKA”, que patrocinó la firma Industrias Kaiser Argentina, otrora poderosa empresa automotriz nacional hoy desaparecida.
De esa época, hay pinturas emblemáticas enroladas en la abstracción y la neofiguración, con firmas como Macció, Deira, De la Vega, Dávila, Kasuya Sakay, Obregón y el arte cinético con Le Parc, Cruz Diez y Soto, entre otros, que hacen de esta institución una de las más importantes del país.
Parte de este patrimonio, podremos apreciarlo en Neuquén en 2014, merced a uno de los tantos convenios que el MNBA viene suscribiendo con distintos museos e instituciones, y que permiten enlazar las colecciones artísticas de los cuatro puntos cardinales de la Cultura y hacer conocer a los argentinos lo mejor del arte de nuestro país y del mundo.
Oscar Smoljan
Director
Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén
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