Cuando a la educación neuquina se le presta atención

Las crisis en el sistema educativo del Neuquén a lo largo de la historia han demostrado fortalecimientos, ya sea en visibilidades por parte de la sociedad, en acuerdos o en transformaciones. No hay que temer a las crisis en la educación, porque ésta es un reflejo de la sociedad, sino hay que construir oportunidades para superarlas de la mejor manera y con los menores desgastes posibles.

Tenemos una muy joven ley de Educación –Nº 2945– que en sus debates previos uno de los más intensos fue determinar que la educación fuera o no un servicio esencial. El espíritu del legislador en el 2014 se expresó por unanimidad definiendo que la educación es un derecho individual y social, es un bien público (art.1).

Este territorio, en sus prácticas sociales, se destaca por las construcciones colectivas. Ejemplos sobran de debates públicos, diálogos y concertaciones, o no, en las que se profundiza el ejercicio de la democracia.

Aún nos queda un trayecto para realizar las concertaciones educativas. Ese gran pacto social no ha madurado. En el último conflicto político-salarial, la sensatez ha quedado alejada del compromiso de participación. Prueba de ello es la judicialización de los actos educativos, intervenciones externas que más que reparaciones han buscado el oportunismo de “cachetear al caído”.

De esta crisis surge generar una agenda de acuerdos en materia de políticas públicas educativas. Dialogar sobre educación es mucho más que hablar al respecto: es permitirnos una escucha activa, recuperar el valor de la palabra dada y construir escenarios colaborativos en los que se prioricen los propósitos educativos que traduzcan preocupaciones y principalmente ocupaciones.

Este gran marco de agenda pública debe contener a la sociedad en su conjunto, y ya sabemos que significa esto a todos y todas.

El conflicto aviva micrófonos, plumas, opiniones, en especial si se da en el inicio del ciclo lectivo. El interés de hoy –en julio y desde esta nota–, estar hablando de educación, da la pauta de que es posible “el diálogo con la educación durante todo el año”.

“¿Cuáles son las estrategias para minimizar los perjuicios educativos?” es la pregunta que disparó el periodista.

En principio, el desafío es sostener el interés y las participaciones, desde pensar en el momento de emitir el voto para los consejeros escolares (en la misma boleta que se vota a gobernador), porque ellos representan a las familias en el Cuerpo Colegiado, hasta cantar el Himno en cada acto escolar, del trayecto educativo obligatorio. Esta rutina y atención generan el compromiso para que
–entre todos– podamos escribir la educación pretendida.

El sistema educativo en Neuquén se encuentra cuestionado al igual que en el resto del país, las trayectorias distan de ser las ideales. Las huelgas docentes encabezan las estadísticas nacionales de días no trabajados por conflictos laborales y las actuales investigaciones desconocen aún la correlación entre días de clases y rendimiento de los estudiantes. Claro es que el día calendario está perdido si en situación aula no se dio clases.

Sin respuestas universales

Se debe tener en cuenta que las repuestas no son universales. En una misma escuela hay grados que asistieron desde el primer día. En el territorio provincial hay escuelas que no adhirieron a las medidas de huelga, entonces las reparaciones, la recuperación y la priorización de contenidos es singular: es de los docentes con sus grupos.

La responsabilidad pública de quienes conducimos el Sistema Educativo Provincial ha sido generar los espacios institucionales para que las estrategias pedagógicas las desarrollen quienes tienen la formación y el conocimiento de enseñar. Variadas son las propuestas y las responsabilidades en el gobierno de la educación.

Las políticas educativas y la administración de la educación confluyen para asegurar el aprendizaje de nuestros estudiantes. Las condiciones de equidad deben darse, especialmente, al momento de aprender.

Por ello, las acciones y programas que se llevan a cabo en torno a las escuelas, los docentes y nuestros estudiantes tienen el objetivo de fortalecer el derecho a la educación, un bien público de toda la sociedad que necesariamente traza un camino de doble vía desde la comunidad y para la comunidad.

El gobierno define y ejecuta las políticas educativas y la comunidad es un necesario colaborador responsable de su mejor concreción, porque además en diferentes formas y oportunidades todos somos maestros y estudiantes.

Las familias aseguran la llegada del estudiante a la escuela, y todos los sectores involucrados, desde sus diferentes responsabilidades, debemos asegurar que cada día en la escuela sea el mejor posible para cada estudiante, por hoy, por el presente y el futuro que podrá construir con un pedacito de ese día.

* Cristina Storioni

Ministra de Educación de Neuquén


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