“El Azote”, la realidad de Bariloche en el cine

La puja por el poder en un centro asistencial y referencias a las vivencias de jóvenes.

Esbozo de la acción que transcurre en escenarios locales bajo la dirección de José Celestino Campusano y que quedará registrada en el largometraje “El Azote”, producción que inició la recta final de rodaje.

La semana pasada el Centro Cultural Ruca Che del barrio Nahuel Hue trocó habitualidad por el ritmo impuesto por integrantes del equipo de filmación.

Cinco registros que involucraban móvil policial y ambulancia fueron chequeados por el director en un monitor mientras los ladridos de perros decrecían en intensidad ante la repetición de sonidos de sirenas de emergencia.

Tres actores recibían instrucciones de un policía sobre cómo portar un arma y desactivar una disputa y la acción era presenciada por vecinos.

Iván, Jonathan y Tuli observan. Aguardan la escena que requerirá sus actuaciones junto a otros jóvenes que asisten regularmente al Ruca Che y otros residentes barriales.

La película aborda “temas de interés social, sobre cómo se puede lidiar con las problemáticas púberes y adolescentes en un contexto de violencia constante, tanto familiar como institucional y barrial. Esos son los tópicos. Está basada en hechos verídicos sucedidos en Bariloche durante unos cinco años. Tiene que ver con anécdotas, vidas de chicos que se complican cuando apenas han comenzado a vivir y qué estamos haciendo mal como sociedad para que esto, no sólo suceda, sino que se repita”, señala Campusano.

Participan “chicos de los barrios, muchísima gente e instituciones del Alto. La película puede ser además un claro testimonio de época. Son mensajes sumamente antropológicos, busca eso. Todas las que he filmado, ésta es la número once, contienen un tratamiento social y autocrítico. Nunca complaciente”.

Considera útil “visibilizarlo. Mientras esté oculto, es el mal de pocos. Apunta al contacto muy tácito, que sea shockeante no es tan malo como que se oculte”.

Jefe de producción, el cineasta local Miguel Ángel Rossi amplía que la historia reúne “vivencias de asistentes y trabajadores sociales, incluso acá mismo, en el centro cultural Ruca Che. Cuestiones que lamentablemente Bariloche sigue viviendo”.

Generalmente “priorizamos la participación de la gente más cercana al lugar donde filmamos. Hay chicos de los barrios Nahuel Hue y Nuestras Malvinas y actores profesionales. Contamos con mucha participación vecinal e institucional”, evalúa.

Los fondos provienen de un crédito del Instituto Nacional de Cine (Incaa), “todos los trabajos son remunerados. EI servicio de catering fue contratado con el comedor Gotitas de Esfuerzo” a cargo de Iris Muñoz.

“Contamos con mucho apoyo de gente que suma de manera increíble, reaccionan muy bien. En el barrio tuvimos buena aceptación”.

“Siempre puede haber alguien a quien moleste alguna situación, pero como trabajamos en conjunto con referentes y las juntas vecinales, los inconvenientes son solucionados al instante. Se genera una mezcla interesantísima de vecinos y actores”, dice.

En “El Azote” quedará registrada “la lucha interna por el liderazgo de un centro asistencial con subtramas centradas en la convivencia de los jóvenes, sus problemáticas y entorno familiar. En el combo florece la violencia, con la que pierde el más débil”, define Rossi.

Un incendio,

la solidaridad

El incendio de una vivienda quedó registrado por las cámaras durante los primeros días del mes. “Tengo entendido que el tema es endémico. Pero también hay que destacar la alta solidaridad del pueblo en estas circunstancias, y eso se ve”, expresó José Campusano.

Para Miguel Ángel Rossi resulta enriquecedor acceder a acontecimientos de la realidad cotidiana. “Cuando filmé ‘El Otro Partido’ (1997) con chicos del barrio Arrayanes se produjo el incendio en el cerro Carbón, ni bien vimos el primer humo fuimos. No son lindas imágenes, pero interesantes para registrar, documentales”.