Un adiós para Carlos «Caíto» Díaz

Falleció ayer el cantautor argentino de exitosa trayectoria en México, donde residía desde hace casi treinta años

NEUQUEN (AN) y Télam.- El cantautor Carlos 'Caíto' Díaz, de 59 años, quien fue guitarrista de Alfredo Zitarrosa, falleció en las primeras horas de ayer en el DF de México, país en que se había radicado hace 28 años. Autor de un vasto repertorio en que se incluyó «Milonga por él» (que fuera versionado por Mercedes Sosa y también por Zitarrosa), el trovador murió como consecuencia de un cáncer de pulmón que se desencadenó velozmente y acabó con su vida. 

Dueño de una larga trayectoria en que también secundó a la vocalista Marián Farías Gómez y al armoniquista Hugo Díaz, Caíto llegó a México, a donde viajó por 15 días y se quedó para siempre, como integrante, entre 1976 y 1989, del grupo del poeta y cantante uruguayo Zitarrosa.

Antes de recalar en esa nación centroamericana donde desarrolló una intensa actividad como trovador y como musicalizador de obras teatrales, el también integrante del grupo Sanampay pasó por España en la primera escala de un exilio político empujado por la persecución ideológica en tiempos de la dictadura militar.

 

«Afortunado y en paz». Su paso por Neuquén

 

La última vez que lo vimos, en 2001 estaba en Neuquén con el amor de su vida, la tecladista francesa Jaqueline, quien compartía casi tres décadas con el marplatense. Dijeron que se amaban desde siempre, y aquí compartieron canciones de amor.

Jaqueline canta en forma deliciosa canciones francesas, entre otras la incomparable «Les feuilles mortes» (Las hojas muertas).

Caíto parecía crecer el doble -era menudo, rostro redondeado y bonachón- cuando llenaba sus mofletes para contar su felicidad en México. Se lo recuerda con afecto. Entonces llevaba, como quien no quería la cosa, en su campera, dos banderitas pequeñas de ambos países: el de sus raíces Argentina y el que le abrió el alma treinta años atrás y por el que no tenía más que agradecimientos.

En su país, fue un ilustre desconocido para las masas, mientras que en el adoptado completó una treintena de CD incluyendo los grabados con Sanampay de México.

En la entrevista del '97, nuestro talentoso fotógrafo Hugo Rodríguez -fallecido en 2002 en Brasil- lo sorprendió en las escaleras de agencia Neuquén. Aquel artículo fue titulado «Un artista afortunado y en paz». Y lo raro es que en 1991 también «paz» fue la palabra con la que definimos ese estado de gracia que lo acompañó hasta que el cáncer fulminante lo interrumpió en plena fiesta con la vida.

Esto nos dijo en 1997 con acento tierno y nostalgioso. «He sido y soy un tipo afortunado. Reconozco que hay mucha gente con polenta y talento que como dice el tango… busca llena de esperanzas… y no se les da. Mi sueño infantil, se demoró un rato largo, sobre todo en la Argentina donde trabajaba de día y actuaba a la noche. Pero llegó con mi partida. Ahora puedo sentirme en paz».

Aute le dedicó un recital

 

Tal vez la mejor manera de comprender cómo este argentino fue ilustre en México y otros países de América y resulta para muchos argentinos un desconocido sea que, días atrás, el cantautor español Luis Eduardo Aute comenzó su recital en la capital mexicana aludiendo a Caíto, sabiendo que se encontraba internado como consecuencia de la enfermedad que le causó la muerte ayer.

«¡Viva Caíto, muera Bush!, dijo Aute, ante el público que acudió la noche del pasado miércoles al Auditorio Nacional en lo que fue un concierto-síntesis de las ideas, del sentimiento de uno de los mejores cantautores de habla hispana de la actualidad, cuya primera canción, dijo, la compuso en 1964: Aleluya No. 1, que interpretó para abrir pleno de nostalgia».

Según reproduce el diario «La Jornada» de México D.F. de hace unos días, para Carlos Díaz, Caíto, quien se encontraba internado en el Hospital Angeles, Aute dijo: «'Quiero dedicar este concierto a un maravilloso compositor, hermano, extraordinario ser humano que se debate entre la vida y la muerte. Hablo de Caíto». Un aplauso siguió a estas palabras y algunas lágrimas se deslizaron en las mejillas. Siguió: 'Queridísimo Caíto, quien fue el primero que grabó mis canciones; a él le debo éste y todos los conciertos que hago en México». Tales fueron las palabras para el amigo. Tomó aire, miró al piso. Tuvo un pensamiento secreto».

Todos los diarios de México tuvieron ayer en sus páginas la noticia del fallecimiento del argentino nacionalizado mexicano. «El Universal» incluso abrió en su página on-line un foro para sus lectores consultando «Murió Caíto Díaz. ¿Cómo lo recordarás?», sitio en que se lee el reconocimiento a los méritos musicales y humanos del artista.

El periodista Germán Dehesa, del «Periódico Reforma» escribió días atrás: «a Caíto sus amigos le llevamos emblemas del Boca Juniors, y ese whisky y ese mate que no puede tomar en su adolorido sopor de morfina. La imagen de Caíto es la de un Cristo yacente. En el momento mismo en que el cuarto se inundó de música, el dedo gordo del pie de Caíto comenzó a llevar el compás. Ya es su hora, ya ha llegado el tiempo de que esos pies caminen sobre la mar».


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