Cómo es «Die, my love», la película que muestra a Jennifer Lawrence en su versión más salvaje

La esperada adaptación de "Matate, amor" de la argentina Ariana Harwicz, dirigida por Lynne Ramsay y producida por Martin Scorsese, ya está en cines. Es un viaje punk y sin concesiones a la locura de la maternidad.

Una semana después de su esperado estreno en cines argentinos, la conversación es unánime: “Die, my love” no es una película, es una experiencia física. Un golpe. Tras su arrolladora ovación en el Festival de Cannes en mayo y con el zumbido de los Oscar en el aire, la cinta dirigida por Lynne Ramsay cumple su promesa de ser uno de los eventos cinematográficos más polarizantes y potentes del año.

Protagonizada por una Jennifer Lawrence en estado de gracia absoluta y co-protagonizada por Robert Pattinson, la película traslada la aclamada novela «Matate, amor» de la argentina Ariana Harwicz a la campiña de Montana. El resultado es un thriller doméstico que se transforma en terror claustrofóbico, sostenido por una performance que redefine la carrera de su estrella.


La performance: Jennifer Lawrence en su versión más salvaje en «Die, my love»


Olvídenla en «Los Juegos del Hambre«: el verdadero tour de force de Jennifer Lawrence está aquí. Interpretando a Grace, una mujer joven aislada en una granja con su bebé y un marido (Pattinson) cada vez más distante, Lawrence se despoja de todo glamour.

Lo que ofrece es un retrato crudo, animal y dolorosamente real de la psicosis posparto. Como la propia actriz (quien también produce la cinta) confesó en Cannes, se conectó con el material tras su propia maternidad: «Nada como el posparto… te sientes como un alienígena«.

Esa alienación es palpable. Lawrence usa su cuerpo, sus silencios y sus explosiones de violencia contenida para dibujar el mapa de una mente que se fractura. Es, sin duda, la actuación más valiente y visceral de su carrera.


La visión: Lynne Ramsay y el punk-rock en «Die, my love»


Si la novela de Harwicz era un vals oscuro, la película es puro punk-rock. Esa fue la definición de la propia autora argentina tras ver la adaptación, y no podría ser más precisa.

Lynne Ramsay (la aclamada directora de Tenemos que hablar de Kevin y You Were Never Really Here) no tiene interés en hacer una película complaciente. Con el respaldo de Martin Scorsese como productor ejecutivo, Ramsay toma decisiones estéticas radicales.

Usa el sonido y el diseño de producción para sumergirnos en la subjetividad de Grace. El llanto de un bebé, el zumbido de un insecto, el crujido de la madera; todo se magnifica hasta volverse una amenaza. Es una dirección que no juzga, pero tampoco da respiro. Es cine sensorial que, como advirtió la crítica en Cannes, puede resultar «desagradable» o «excesivo» para algunos, pero «profundamente conmovedor» para otros.


El veredicto: «Die, my love», una obra maestra incómoda


«Die, my love» no es una película para todo el mundo. No es el «pochoclo» al que Hollywood nos tiene acostumbrados. Es una cinta de arte con presupuesto de estudio; un puñetazo que exige una reacción.

Es la confirmación de Ariana Harwicz como una voz literaria global y el regreso triunfal de Lynne Ramsay. Pero, por encima de todo, es el vehículo que catapulta a Jennifer Lawrence de estrella de cine a actriz de culto. Una película destinada a dividir al público y a dominar las conversaciones de premios en los próximos meses.


Ficha técnica «Die, my love»


  • Título original: Die, my love (Basada en «Matate, amor»).
  • Dirección: Lynne Ramsay.
  • Elenco: Jennifer Lawrence (Grace), Robert Pattinson (Jackson), LaKeith Stanfield, Sissy Spacek, Nick Nolte.
  • Producción: Martin Scorsese (Sikelia Productions), Jennifer Lawrence (Excellent Cadaver), Black Label Media.
  • Guion: Lynne Ramsay, Enda Walsh, Alice Birch.
  • Estreno en Argentina: 6 de noviembre de 2025.
  • Distribución: MUBI (en streaming próximamente).

Una semana después de su esperado estreno en cines argentinos, la conversación es unánime: “Die, my love” no es una película, es una experiencia física. Un golpe. Tras su arrolladora ovación en el Festival de Cannes en mayo y con el zumbido de los Oscar en el aire, la cinta dirigida por Lynne Ramsay cumple su promesa de ser uno de los eventos cinematográficos más polarizantes y potentes del año.

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