Los orígenes de Black Sabbath, la banda de Ozzy Osbourne que creó el rock pesado

Surgidos de las ruinas de Birmingham a fines de los '60, abrazaron el rock para escaparle a un destino fabril. Pero hicieron mucho más que eso: crearon una música y una estética sonora que no existía. Esta semana, su icónico líder vocal Ozzy Osbourne murió a los 76 años.

En la industriosa Birmingham de mediados de los años ‘60, aún afectada por los trágicos bombardeos nazis durante la Segunda Guerra Mundial, los jóvenes proletarios sabían perfectamente qué hacer si no querían pasar el resto de sus vidas al pie de una línea de montaje dentro de una fábrica. Se trataba de ser estrellas de fútbol o del rock. Era eso o ser llevar la vida del sacrificado y resignado Homero, el protagonista de la letra de Viejas Locas.


Ozzy, Geezer, Tony y Bill, jóvenes proletarios del distrito de Aston, en la industriosa Birmingham de mediados de los ‘60, vaya si lo sabían. Pero como a los cuatro les gustaban demasiado las drogas como para ser estrellas del fútbol decidieron por probar con el rock.


Pero hicieron mucho más que eso. El guitarrista Tony Iommi, el bajista Geezer Butler, el baterista Bill Ward y el cantante Ozzy Osbourne dieron forma a Black Sabbath y con ello crearon un género, el rock pesado, que, desde entonces y por siempre, representó a esa clase de la que nació, suburbana, fabril y compulsivamente trabajadora, sea en los 60 como en los dos mil, en Birmingham o en el conurbano bonaerense.


“Éramos diferentes a todo lo que había en ese momento”, decía el guitarrista Tony Iommi sobre el primer disco de la banda, el homónimo Black Sabbath, editado hace 55 años, el 13 de febrero de 1970. “Mientras todos los demás seguían envueltos en las ideas hippies y psicodélicas de los años 60, esto era algo nuevo”.


“Éramos cuatro chicos de la zona. Yo fui al colegio con Tony. Estaba en una banda con Geezer Butler”, agregaba Ozzy Osbourne. “Cuando empezamos, teníamos todo por ganar y nada que perder. Era mi forma de escapar de trabajar en una fábrica el resto de mi vida”.


Formados en 1968, pero con otro nombre, más miembros y otra música, los Sabbath fueron primero Polka Tulk Blues Band, luego solo Polka Tulk, mas tarde cambiaron a Earth hasta que supieron que otra banda inglesa se llamaba igual y se rebautizaron Black Sabbath. Claro que ya había una canción con ese nombre… que era de ellos, por supuesto.

«Lo que nos diferenciaba de los demás eran nuestras letras. En aquella época había muchas bandas excelentes, como Zeppelin o Deep Purple, por ejemplo, pero ninguna tenía letras tan morbosas como las nuestras. Eso es lo que definía al grupo, lo que nos hacía únicos».

Bill Ward


Sentados en una plaza pasando el rato luego de ensayar, los músicos, que ya sabían que debían cambiar el nombre de la banda, veían con cierto asombro cómo la gente hacía cola para ver “I tre volti della paura”, una película de terror del director italiano Mario Bava con el icónico Boris Karloff como protagonista. El título en inglés del filme era por supuesto Black Sabbath.

Black Sabbath. Tony Iommi, Bill Ward, Ozzy Osbourne y Geezer Butler.


“¿No es extraño que a la gente le guste pagar por ver películas de miedo? ¿Por qué no empezamos a componer música de miedo?”. ¿Fue Tony quien se lo preguntó aquella noche en voz alta? ¿O fue Geezer? Ninguno lo recuerda. No importa. Porque fue eso exactamente lo que hicieron, música de miedo. ¿O acaso el comienzo de “Iron Man”, la canción que abre Paranoid no reduce al mismísimo Darth Vader a un tierno osito de peluche?

Pensaba que era rico. Gasté parte del dinero en un par de zapatos. Por aquel entonces solía ir descalzo, porque literalmente no podía permitirme comprarlos».

Ozzy Osbourne, sobre las 100 libras que recibió como adelanto por grabar el primer disco de Black Sabbath.


“La canción fue lo primero», dirá Ward al respecto. Tampoco hay acuerdo en este punto: qué fue primero, la canción o el cambio de nombre. Tampoco importa. “Era sombría, oscura y muy influenciada por lo sobrenatural. Pero lo que no tenía era un título. Así que, un día, Geezer sugirió que la llamáramos Black Sabbath, por una película de terror de la época ”.


Por supuesto que había indicios en la escena musical . Por caso, el riff de “You Really Got Me”, The Kinks de 1964. O el disco de Iron Butterfly, In-A-Gadda-Da-Vida, de 1968. Quizás la más evidente sea “Helter Skelter” y la segunda parte “I Want You (She’s So Heavy), ambas de Los Beatles. Pero el sonido fue solo una parte de la creación de Black Sabbath: la fascinación por la magia ya estaba en la obra de Led Zeppelin, por ejemplo. Pero no era esa la novedad, sino el modo en que los amigotes de Aston lograron expresarlo. Nadie hasta entonces había sido tan distorsionado y musicalmente tan sombrío.

Black Sabbath en algún momento de 1970. Geezer Butler, Tony Iommi, Bill Ward y Ozzy Osbourne.


La formación original grabó ocho discos, entre 1970 y 1978. Pero en los cuatro primero está todo. Black Sabbath y Paranoid, ambos de 1970, Master Of Reality, de 1971 y Black Sabbath Vol. 4, de 1972, reúne todas las canciones necesarias para entender el rock pesado. La banda necesitó de apenas tres años para componer y editar canciones como “Paranoid”, “War Pig”, “Iron Man”, “N.I.B.” o la homónima “Black Sabbath”. En este puñado de canciones está todo lo que harán después bandas como sus vecinos de Judas Priest, Metallica, Black Flag, Guns N’ Roses y hasta Faith No More, entre decenas de otras bandas.


Black Sabbath tuvo múltiples formaciones a partir de la alteración de la formación original, en 1979, cunado Iommi, harto de Ozzy, lo echó. Desde entonces, Black Sabbath y Ozzy Osbourne, siguieron sus propios caminos. Quizás a Ozzy le haya ido mejor. O, dicho de otro modo, a Black Sabbath, que no pocas veces fue solo Iommi, no siempre le fue bien sin Ozzy. Y eso que, entre sus reemplazos contó con Ronnie James Dio y Ian Gillan, nada menos. Pero Ozzy es Ozzy y Iommi siempre lo supo.


Tras idas y vueltas a lo largo de los años, reuniones esporádicas y colaboraciones cruzadas, en 2010 se dio el regreso definitivo del icónico cantante a la banda. Desde entonces, Black Sabbath editó un disco con canciones originales, 13 (2013) y giró por el mundo diciendo que se trataba de la última vez. Nunca lo fue. Hasta que lo fue. El 5 de julio pasado, en el estadio de Villa Park de su amado (sobre todo por Geezer Butler) Aston Villa, a unas pocas cuadras de donde todo había empezado, Black Sabbath, pero sobre todo Ozzy osbourne, ofreció un concierto despedida.

“Éramos cuatro chicos de la zona. Yo fui al colegio con Tony. Estaba en una banda con Geezer Butler. Cuando empezamos, teníamos todo por ganar y nada que perder. Era mi forma de escapar de trabajar en una fábrica el resto de mi vida”.

Ozzy Osbourne.


Fue una especia de Bandas Eternas de Spinetta pero a la inversa: todas las bandas que existieron gracias a que Black Sabbath existió antes: Anthrax, Pantera, Tool, Metallica y músicos consagrados reunidos en superbandas para la ocasión tocaron junto a la formación original de Black Sabbath, algo que no sucedía desde el Ozzfest de 2005, hace exactamente veinte años. Diecisiete días después de aquella noche, Ozzy moriría. Tenía 76 años.


¿Qué habría sido de Ozzy y sus tres amigos de Aston si el rock no (les) hubiera funcionado? Y qué habría sido del mundo? Pero funcionó. Como dijo Bill Ward al despedirlo: “Adiós, querido amigo. Gracias por todos estos años, nos divertimos mucho. Cuatro chicos de Aston, ¿quién lo hubiera imaginado?”.


En la industriosa Birmingham de mediados de los años ‘60, aún afectada por los trágicos bombardeos nazis durante la Segunda Guerra Mundial, los jóvenes proletarios sabían perfectamente qué hacer si no querían pasar el resto de sus vidas al pie de una línea de montaje dentro de una fábrica. Se trataba de ser estrellas de fútbol o del rock. Era eso o ser llevar la vida del sacrificado y resignado Homero, el protagonista de la letra de Viejas Locas.

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