Walter Giardino, Rata Blanca y los 35 años de Magos, espadas y rosas

Rata Blanca celebra un aniversario muy especial de su disco más importante con una gira que lo traerá este sábado a Cipolletti. En una entrevista con Río Negro, Walter Giardino, guitarrista y líder de la banda, habla del show que darán en el Círculo Italiano, de la historia del disco y de los desafío de la banda en sus orígenes.

Cierta biografía oficial ubica el nacimiento de rata Blanca en 1985, cuando el guitarrista Walter Giardino se va de V8. No está mal como un posible punto de partida para una de las bandas más originales del heavy argentino. Pero Rata Blanca empezó mucho antes que Iorio y Giardino no se pusieran de acuerdo en cuestiones estilísticas.  

Nacido en 1960, en el Bajo Flores porteño, de niño, Walter paseaba junto a su abuela y, al pasar por el célebre cementerio del barrio, escuchaba la música sacra que salía de los parlantes de la necrópolis.  Esa música era Bach y de esas caminatas barriales nació Rata Blanca. 

Luego vendría Black Sabbath, Deep Purple y Creedence, sobre todo Creedence. También Zeppelin y Accept. Pero el germen fueron aquellas melodías barrocas del organicista alemán que Giardino escuchaba de niño sin saber qué era exactamente. Hasta que lo supo y nada volvió a ser igual. 

Rata Blanca (r)evolución 

Acaso por las influencias musicales de su líder, su estilo para componer y tocar la guitarra y por la voz que tenía en mente para sus canciones, Rata Blanca revolucionó la escena del rock, pero, sobre todo, del heavy. En sus letras, Giardino (d)escribió otros mundos, uno de hadas, magos, espadas y rosas, por ejemplo.  

Sin sacar los pies del barrio, Giardino demostró que el heavy nacional y popular podía mirar más allá del universo proletario. En algún punto, Rata Blanca estaba más cerca de Iron Maiden que de Motörhead. Y no estaba mal. 

En 1988, tres años después de aquel posible comienzo, Rata Blanca editó su primer disco que llevó el mismo nombre de la banda.  Dos años después, completaría la revolución estética, lírica y sonora con la publicación de Magos, espadas y rosas (1990), el disco que puso a la banda, pero, sobre todo al heavy argentino, en una dimensión desconocida hasta entonces, con cifras de ventas y un popularidad inédita para el género.  

Treinta y cinco años después, Walter Giardino y Adrián Barilari, la voz definitiva de Rata Blanca, únicos miembros vigentes que grabaron aquel disco, lo recuerdan una gira que este fin de semana los traerá al Alto Valle: este sábado, a las 21, presentarán “Magos, espadas y rosas XXXV Aniversario” en el Círculo Italiano (Yrigoyen 777, Cipolletti). Las entradas están a la venta por sistema a través de tuentrada.com y en físico en Croma y Flipper (Neuquén), Nikel (Cipolletti) y Hey Jude (Roca). 

Rata Blanca en el Movistar Arena, este miércoles. (Foto: Prensa/Ignacio Arnedo)

“La gira está planteada desde el aniversario de Magos, espadas y rosas, es un show que vamos a presentar en un par de días aquí en el Movistar con toda la alegría de volver a nuestro país, de volver a estar en Buenos Aires en este caso y de poder seguir girando por Argentina (N. de la R.:la entrevista fue realizada el lunes pasado, dos días antes del mencionado show en Movistar Arena). Estuvimos muchísimo tiempo afuera, la gira se hizo bastante larga, desde que arrancamos en España fueron casi 6 o 7 meses y la verdad es que llegar a nuestro país es siempre grato y lo pensamos disfrutar muchísimo y darle a la gente de Cipolletti el mejor show que podemos”, anticipa Walter Giardino, en diálogo telefónico con Río Negro. 

Sí, las canciones van a estar todas, pero no va a ser el disco cronológicamente tocado, por decirlo de alguna manera. Va a ser hecho de una manera adaptada al show para que también la dinámica de las canciones vaya ejerciendo su efecto, con respecto a los momentos del show.  

Las nueve canciones del disco, que originalmente fueron siete porque “Preludio obsesivo” y “Otoño medieval” fueron incluidas luego en el formato CD, serán parte del show de este sábado, pero no de corrido.  “No vamos a tocar el disco de manera cronológica, por decirlo de alguna manera”, advierte el músico. “Va a ser hecho de una manera adaptada al show para que también la dinámica de las canciones vaya ejerciendo su efecto con respecto a los momentos del show y de las otras canciones de la lista”. 

El disco celebrado tiene dos hits que siempre sonaron en los shows de Rata Blanca, “La leyenda del hada y el mago” y “Mujer amante”. Pero otros no tuvieron la misma suerte y fueron quedando fuera de los setlists a lo largo de los años. Y otros incluso nunca fueron tocados en vivo. “Hay canciones que uno tiene que volver a recordar, volver a integrar porque con los años obviamente hay muchas que van quedando, otras que no terminan siendo parte del show por una cuestión obvia”. 

Para mí Rata es la confirmación de que la música no miente, la música es la que se lleva puesto todo y el tiempo siempre lo demuestra».

Walter Giardino

¿Un ejemplo? “Por qué es tan difícil amar”, una composición instrumental que, si bien es emotivo y está bueno, no se toca, por lo general, en cualquier show, sostiene Giardino. “Reencontrarme con eso, por ejemplo, para mí, especialmente por ser un instrumental, implica un redescubrimiento que me lleva a recordar, quizás, esos momentos de composición que han quedado atrás y que de alguna manera se recuperan y se revaloran”. 

Historia de un hit(o) 

La historia de Magos, espadas y rosas es la historia de una banda en la búsqueda de un cantante. Pero no de cualquiera que quisiera ponerle su voz a una banda heavy, sino a una banda heavy como Rata Blanca: Giardino tierne en su mente (y oídos) un tenor.  

El primero fue Rodolfo Cava, con quien grabaron un demo de cuatro temas: “Chico callejero”, “Gente del Sur”, “Rompe el hechizo” y “La bruja blanca”, tres de los cuales se incluyeron luego en el primer álbum. Funcionó, pero duró poco: Cava se fue y lo reemplazó Saul Blanch, un veterano del rock duro de los años 1970, ex-Plus. Y funcionó mejor aún.  

Walter Giardino en el Movistar Arena. (Foto: Prensa/Ignacio Arnedo)

Con Blanch en la voz Rata Blanca dio su primer show, el 15 de agosto de 1987 en el teatro Luz y Fuerza ante 600 personas que colmaron la capacidad del lugar. Blanch duró un show más y decidió irse. Lo reemplazó Carlos Périgo, que venía de Horcas. Périgo también funcionó, pero, al igual que Cava y Blanch, duró nada.  

Para entonces, Rata Blanca tenía material y entusiasmo de sobra como para grabar su primer disco. En verdad, tenía todo… menos cantante. Antes de que a Polygram se le pasara el entusiasmo, Giardino recluta a Shito Molina, pero faltando una semana para terminar la producción, sufre una serie de complicaciones en su salud que lo dejan casi sin voz. Y a Rata Blanca sin cantante una vez más. Solo que esta vez en circunstancias más bien complejas. 

Urgido de encontrar un pronto reemplazo, Giardino le pidió a Saul Blanch que regrese para ponerle voz a las canciones con la ventaja de que ya las conocía y conocía la dinámica de la banda. Y así fue que, en octubre de 1988, Rata Blanca editó su debut homónimo con la voz de Blanch y el primer hit: “El sueño de la gitana”.  Pero eso fue todo para él.  

En 1989, un amigo le acerca a Giardino el nombre de Adrián Barilari. El guitarrista lo probó y gustó. El resto es historia que sigue contando y cantando. “Veníamos de un disco muy potente e importante como lo fue el primero con Saúl. En ese momento dejamos de contar con él en la banda y fue un conflicto importantísimo, porque realmente las cosas se dieron de una manera difícil: nos quedamos sin cantante en el medio de la escalada”, recuerda Giardino. 

Y ese fue el principio de Magos, espadas y rosas, el de la búsqueda de un cantante, una vez más. “Ese fue el principio, aunque parezca mentira, remarca el guitarrista. “Porque había un montón de canciones compuestas que estaba cantando Saúl, entre ellas ‘La leyenda del hada y el mago’, que ya estábamos tocando en vivo. Fue un golpe muy duro que tuvimos que asimilar y tuvimos que poner en marcha la búsqueda de un cantante nuevo”.  

“En esa búsqueda hubo algunas personas que nos asesoraron, nos aconsejaron y apareció el nombre de Adrián. Que Adrián estaba, digamos, bastante alejado de la escena en ese momento”, recuerda. “No tenía muy claro cómo iba a seguir su carrera y, bueno, nos juntamos, hablé con él, lo convencí de que venga a probar y las cosas empezaron a suceder. Simplemente todo pareció encastrar y, por suerte, eso sucedió. Hay momentos que se llaman estados de gracia y eso es lo que estábamos viviendo”. 

Hoy cuando tocamos y vemos chicos de 15 años, en la gente vemos que la música es joven, aunque nosotros estamos más grandes».

Walter Giardino

Con la inclusión de Barilari, todo cerró por fin en la dinámica de Rata Blanca. “Lo vivimos intensamente desde todos los ángulos, había una energía increíble y todo empezó a suceder. Empezamos a grabar y simplemente todo lo que pasó fue maravilloso porque simplemente tuvimos que escuchar las canciones y ver que todo estaba en su lugar. Adrián había encajado perfectamente en lo que yo tenía en la cabeza. Pudimos desarrollar mejor las canciones todavía y nació este disco”.  

Para Giardino, las canciones nunca fueron un problema. “Yo siempre fui componer mucho. Desde el primer momento que empezamos a trabajar con Rata, antes de grabar nuestro primer disco, siempre tenía una o dos canciones nuevas por semana en esa época”. 

Adrián Barilari en el Movistar Arena, este miércoles. (Foto: Prensa/Ignacio Arnedo)

En verdad, no hubo que hacerse mucho problema por las canciones que faltaran, sino porque el cantante nuevo las cantara. “Y eso fue un trabajo que resultó bastante fácil porque, como te digo, si bien Adrián no estaba acostumbrado a una banda profesionalmente ubicada, como era Rata en ese momento, trabajamos como para que se pusiera bien a tiro”, reconoce el guitarrista. “Y la verdad fue que vi un potencial en él que quise explotar y realmente lo pude hacer con las condiciones vocales que tuvo Adrián desde siempre. A partir de ese momento todo resultó mucho más fácil, cosa que después no iba a serlo tanto fácil porque después de los grandes éxitos vienen un montón de otras cosas que ya no son tan fáciles de manejar. Pero ese momento fue maravilloso”. 

P: ¿Cómo llegas vos, Walter, a Rata Blanca? Conceptualmente, digo. ¿Cómo terminás armando la banda que armás, viniendo de donde venías? ¿Qué te alimentaron para darle forma a un sonido tan particular en su tiempo? Incluso tu guitarra, la lírica y el tipo de cantante que buscabas también. ¿Cómo llegaste finalmente a dar forma a Rata Blanca?  

R: Yo analizo mi carrera como un todo. Mi primera banda la tuve a los 12 años. Desde chiquito empecé a tener ese sueño, a tener esas ganas, a ir hacia un proyecto que no sabía muy bien cómo se llamaba. Cuando tenía ni 15, ni 16, ni 17, ni 20 y pico sabía que se iba a llamar Rata Blanca. Pero eran todos proyectos que me llevaban un paso adelante cada año, a saber más cosas, a saber mejores cosas. 

Por lo tanto, en el momento que llegué a Rata ya era un veterano prácticamente. Tenía 26 años, pero tenía más de 15 carreras en bandas eléctricas. Así que eso de alguna manera me enfocó y me mostró cosas que fueron todas conclusiones de mi experiencia anterior. 


Rata Blanca editó el EP de cuatro canciones ‘Rock es Rock!’, ‘Los Hijos de la Tempestad’, ‘Cuando Sane tu Corazón’ y una versión en vivo del clásico ‘Mujer Amante’. Fue el primer lanzamiento de música original de la banda desde 2015.

Respecto a conformar una banda, cómo encararla, cómo hacer que esa banda fuese profesional lo antes posible. Y eso fue un trabajo que hicimos muy importante porque ensayábamos de lunes a viernes todos los días. Estuvimos ensayando dos años seguidos, o un poco menos, pero antes de salir Rata ya era una banda muy sólida. A partir del primer show empezó la historia.  

Con respecto a lo musical, la historia fue siempre condicionada por los cantantes. Yo tenía un gusto personal, quizás la dirección de Rata en principio estaba más para el lado de bandas como Accept, Rainbow o Deep Purple, porque no teníamos teclado. 

Pero conseguir un cantante de esa característica era muy difícil, en Argentina probablemente imposible. Entonces las cosas se fueron dando y en medida en que esas cosas se fueron dando, me fui adaptando a las circunstancias. Hicimos un primer disco donde el cantante que lo iba a cantar no lo pudo cantar. Llamamos a Saúl, que sabía la canción, sabía lo que tenía que hacer. Cantó Saúl y ahí arrancó la historia. Todo fue hilvanándose a través de experiencias y de situaciones, y del destino también. 

P: Lo último grabado en el estudio es un EP que sacaron del año pasado, con tres canciones inéditas y una versión bastante particular de Mujer Amante. ¿Esas tres canciones inéditas eran canciones nuevas en ese momento, venían de antes, cómo aparecieron en ese EP?  

R: Sí, son canciones que tengo. Imagínate, en la pandemia compuse un montón, grabé un montón de material en casa. Lo que pasa es que es muy difícil para nosotros parar, sacar un disco, salir de gira. Estamos todo el año girando, no hay momentos de tranquilidad… por ahora (risas). Y bueno, se decidió hacer eso, tres canciones que creo que a la gente le encanta, las tocamos en vivo todo el tiempo y la gente las disfruta.  

P: Walter, por último, y dicho todo lo que se dijo en esta entrevista y después de un disco como este que cumple 35 años, los cambios de formación y todo lo demás, ¿qué es Rata Blanca para vos hoy en 2025?  

R: Para mí Rata es la confirmación de que la música no miente, la música es la que se lleva puesto todo y el tiempo siempre lo demuestra. Hoy cuando tocamos y vemos chicos de 15 años, en la gente vemos que la música es joven, aunque nosotros estamos más grandes. 


Cierta biografía oficial ubica el nacimiento de rata Blanca en 1985, cuando el guitarrista Walter Giardino se va de V8. No está mal como un posible punto de partida para una de las bandas más originales del heavy argentino. Pero Rata Blanca empezó mucho antes que Iorio y Giardino no se pusieran de acuerdo en cuestiones estilísticas.  

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