Damien Hirst, la vida y la muerte en la Tate Modern de Londres
Por Oscar Smoljan DirectorMuseo Nacional de Bellas Artes Neuquén
APUNTES DE LA CULTURA
El controvertido y talentoso, admirado y criticado por igual, Damien Hirst, ha llegado finalmente a la Tate Modern de Londres, lo cual no es poco para este artista de 46 años, considerado como uno de los más exitosos del mundo.
Por estos días, el célebre museo londinense expone una retrospectiva de este artista polémico, lo cual ha ocasionado un sucedo inédito de público. Las colas para ingresar son kilométricas y una vez adentro, el espectador puede encontrarse con un sinnúmero de objetos impactantes, propios de la propuesta transgresora y provocadora de este creador británico.
La cabeza sanguinolenta de una ternera metida en cubo de cristal infestado de moscas vivas; animales sumergidos en líquido como vacas y ovejas cortadas a la mitad, peces varios o un gigantesco cenicero con miles de colillas de cigarrillos, se unen en esta muestra para hablarnos de la fragilidad de la vida, lo pasajero y efímero y, por sobre todo, la muerte.
Hay en esta muestra obras emblemáticas de este artista nacido en Bristol, como “For the Love of God” (Por el amor de Dios), un cráneo humano incrustado de diamantes; o “In and Out of Love” (Dentro y fuera del amor), un invernadero con mariposas vivas al lado de otro de mariposas disecadas, y quizás la más famosa: “The Physical Imposibility of Death in the Mind of Someone Living” (La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo), que no es otra cosa que un auténtico e imponente tiburón con sus fauces abiertas flotando cómodo en una pecera con formol.
Este es un sello distintivo del iconoclasta Hirst quien en 2008 revolucionó al mercado del arte al subastar él, en forma directa y pasando por encima de las galerías de arte, parte de su obra en la galería Sotheby’s, alcanzando 127 millones de dólares. Una de esas obras cotizó en 18,6 millones de dólares, lo que constituye un récord sin duda para cualquier artista plástico que se encuentre vivo o que no se llame Vincent Van Gogh o Evard Munch.
Antes de eso, en sus comienzos hace veinticinco años, el recién salido de la Univesidad de Goldsmiths Damien Hirst ya inquietaba a las conciencias bienpensantes del mundo serio del arte exponiendo animales muertos y otras “herejías” por el estilo, pero a lo largo de su carrera, su atrevimiento e imaginación y su concepción del arte como algo tan efímero como poderosamente conceptual, le franquearon la entrada al mundo de los artistas consagrados y, especialmente, de los monetariamente exitosos.
Pero más allá del dinero y el revuelo que ocasionan sus exposiciones y movidas, es probablemente el artista plástico más importante del Reino Unido y seguramente, como señalan los críticos por estos días, la suya sea la más importante muestra que la Tate Modern haya presentado en su historia, nos guste o no nos guste lo que hace Hirst, lo cual es irrelevante.
APUNTES DE LA CULTURA
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios