Daniel Melero, el cowboy del pop

Simple y más popular es "Vaquero", el nuevo disco de Daniel Melero. Once canciones que hablan de amor, la vida y la muerte sin caer en los vicios de los cantantes latinos, pero sin la sofisticación de trabajos anteriores.

BUENOS AIRES.- Aunque se esfuerce y lo intente denodadamente, un hombre no puede borrar con el codo lo que alguna vez escribió con la mano. Y quizás eso sea una cualidad. Bueno, al menos lo es hoy para Daniel Melero, el mítico pionero del tecnopop argentino.

Es que el hecho de haber mantenido durante 20 años una carrera intachable, arriesgada artística e incluso físicamente -cuando los hippies le tiraban tomates durante la primera presentación de Los Encargados en 1982-, es el único motivo por el cual «Vaquero», su recién editado último disco, no parece estar inspirado en las inaudibles canciones de César Banana Pueyrredón o en los pasajes empalagosos y carentes de inspiración de Eddie Sierra.

Aunque en este compacto Melero mantenga la siempre habitual costumbre de sorprender a su audiencia, no lo hace precisamente conservando los detalles y las melodías delicadas que solían atravesar toda su discografía.

La sorpresa viene por el abrupto cambio de rumbo que su música adoptó tras la edición de «Tecno» (2000), su disco anterior, íntegramente compuesto en base de instrumentos bajados de internet.

El pop de «Vaquero» es llano, estrictamente radiofónico y poco cerebral, a diferencia de sus composiciones más populares y difundidas. Lejos quedó la sencilla sofisticación de «Trátame suavemente», o el conmovedor rasguido de «Quiero estar entre tus cosas».

Acompañado por Enrique Londaits en todos los temas y con la presencia de algunos invitados (Miguel «Botafogo» aporta su guitarra slide en «Tormenta Personal»), Melero propone un viaje parejo y sin sobresaltos.

Son once canciones donde le canta al amor («Tal vez vivimos separados/ Pero nos une un amor/ que es todo el amor», de «Es sólo un amor»), a la vida («No sabés si habrá otro día/ Y tu vida puede empezar hoy», en «Tu vida empieza hoy») y a la muerte («Podés reír en la tormenta/ Mientras tu muerte se avecina», de «La vida es caprichosa»), motivos universales si los hay.

Sin embargo, aunque por momentos algunas composiciones suenen tan banales, hay que reconocerle un mérito: es uno de los pocos músicos argentinos que pueden darse el lujo de escribir sobre estos temas y no pasar de las bateas de rock alternativo a las de cantante latino. Después de todo, es Daniel Melero.

Lucas Colonna


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