Habitar el camino

<i><b>La inspiradora historia de una pareja</b></i><i> que salió a recorrer el mundo en un auto modelo 1928. Herman y Candelaria ya hicieron 250.000 km, conocieron 55 países y tuvieron cuatro hijos en el camino. </i>

 

 

JUAN IGNACIO PEREYRA

pereyrajuanignacio@gmail.com

JUAN IGNACIO PEREYRA pereyrajuanignacio@gmail.com

En invierno, ninguno se pierde la emoción.

 

En África tuvieron la posibilidad de montar camellos y recorrer sus playas.

 

 

En Tanzania, con el monte Kilimanjaro detrás, el papá fue el fotógrafo.

 

 

Herman y Candelaria comenzaron su viaje de a dos, recién casados se animaron a recorrer Argentina. Sería el preludio de toda una vida.

 

Vida en Viaje

En Alaska, el matrimonio recorría con un integrante más: Pampa que nació en Estados Unidos en el 2002.

 

Los Zapp, una familia con 16 años en la ruta

 

Herman Zapp y Candelaria Chovet decidieron salir a recorrer el mundo hace 16 años al volante de un Graham Paige de 1928. En eso andan todavía, aunque ahora con cuatro hijos que fueron naciendo en el camino: Pampa (Estados Unidos, 2002), Tehue (Argentina, 2005), Paloma (Canadá, 2007) y Wallaby (Australia, 2009).

Los seis, sentados alrededor de una mesa, atienden a “Río Negro” por Skype mientras terminan de cenar unos fideos con hongos. Hace dos días que llegaron a Bodrum, un pueblo portuario en el suroeste de Turquía. Allí, una mujer –que también salió de viaje– les prestó un casa a metros del mar Mediterráneo en la que se pueden quedar tres semanas. “Nos viene perfecto porque justo están un poco enfermitos los chicos”, dice Candelaria.

El 25 de enero de 2000, la pareja dejó su casa en Los Cardales, en la zona norte del Gran Buenos Aires. Primero partieron con destino Alaska; iban a ser seis meses pero al final fueron tres años y siete meses, en los que recorrieron 70.341 kilómetros.

De esa aventura nació el libro “Atrapa tu sueño”, que lleva vendidos más de 100.000 ejemplares –en español, inglés, chino, coreano– y que es una de sus principales fuentes de ingresos, junto con las charlas de motivación que dan. “Siempre hay una forma, si le buscás la vuelta la encontrás”, resume Herman, que asegura que la mayor ayuda les llega de la generosidad de la gente.

Luego llegaron más viajes que fueron relatando en su blog (www.argentinaalaska.com). Una vuelta por Argentina y Chile como introducción a lo que sería la vuelta al mundo con más de 60 países recorridos entre América, Oceanía, Asia y África –donde Herman tuvo malaria–. Para el final dejaron Europa. “¡Nuestro último continente! El año que viene ya estamos volviendo, terminamos –dice Candelaria–. Es como el broche de oro. Siempre nos llamó mucho la aventura, por eso primero hicimos los otros lugares. Europa es más como la luna de miel”.

El itinerario suele ser tan incierto como flexible y lo van armando según dónde les ofrecen hospedaje y, también, dependiendo de los lugares que quieren visitar. “No siempre conseguimos un lugar para quedarnos, sobre todo con la barrera del idioma”, dice Herman. Cuenta que al llegar a Turquía solo tenían el contacto de una pareja de españoles que los alojaron los tres primeros días.

“Cuando fui a sacar el seguro para el auto, la mujer que nos atendió justo era viajera y puso en su blog que una familia viajera estaba en su oficina. Otros viajeros lo vieron y vinieron enseguida; nos organizaron un muy lindo video para su web y ahora tenemos 300 invitaciones para quedarnos en Turquía. Re loco”, dice Herman. No es la primera vez que les pasa, es más bien lo habitual. “Pero no es suerte. Es aventurarse y las cosas suceden. Es uno el que va hacia las cosas”, afirma.

Los Zapp viajan lento. El Graham Paige anda a unos 50 kilómetros por hora, siempre que no haya una montaña que subir o viento en contra. “Ahí va más despacio”, se ríe Herman, que detalla que el auto no vuelve a Argentina desde 2007. Ellos sí hicieron algunas escapadas en el medio al país, aunque ahora llevan un año y medio de viaje, sin volver. “Nuestras vacaciones es ir a casa”, bromea Candelaria. “Cada tres o cuatro años nos vamos tres meses de visita a Argentina”, añade Herman.

La pareja llevaba seis años de matrimonio cuando decidieron dejar sus trabajos y salir de viaje. Dicen que si hubieran esperado a tener hijos, tal vez no se hubieran animando. “Si no lo hacemos ahora, no lo hacemos más”, dijeron. El plan era tener hijos al volver de Alaska. Pero Candelaria quedó embarazada a los dos años de viaje, cuando estaban en Guatemala. Y se enteró un poco después, cuando ya estaba en Bélice. “Me dio pánico”, recuerda Candelaria, que es la maestra de sus hijos, ya que ellos siguen el Servicio de Educación a Distancia del Ministerio de Educación, lo que además les permite asistir a clases cuando están en Argentina para interactuar con compañeros.

Para Candelaria es sorprendente la cantidad de cosas que las personas son capaces de hacer aunque no lo sepan. “Uno está en su casa y por ahí no se da cuenta. Pero es increíble todo lo que uno puede llegar a resolver si está en situaciones que nunca imaginó”, plantea; entre otras cosas, cuando se quedaron sin plata a los seis meses del primer viaje ella empezó a pintar cuadros y los vendían en la calle.

Haber vivido 16 años como nómadas talló en ellos. “Ahora –dice Herman– no somos nada que ver con los que éramos cuando salimos. El mundo te cambia y la vida te hace crecer mucho. Uno mismo se descubre y se da cuenta de que los límites se los inventa uno. Es increíble lo que somos capaces de hacer”.

Un poco en serio y otro poco en broma, Herman es crítico con la prensa. “La peor gente que hay son los periodistas”, bromea y se ríe, igual que su mujer. Enseguida dice que si bien es cierto que lo que pasa en los medios son cosas que suceden, lo que ellos ven en la calle es otra cosa. “Hubo un atentado terrorista en Sultanahmet cuando estuvimos en Estambul. Nosotros estuvimos exactamente en el mismo lugar dos días antes y fue mágico. Volvimos dos días después y los chicos estaban construyendo un muñeco de nieve en la misma plaza. Pasar, pasa. Pero después la gente cree que es así constantemente, ¿no?”, plantea Herman. Candelaria completa la idea: “La gente generaliza. Todo el mundo nos decía que no vayamos a Turquía porque hay un montón de problemas. El problema es en la frontera con Siria y ahí no vamos, no somos kamikazes”.

Herman recuerda que la primera vez que salieron de Buenos Aires les decían que tuvieran cuidado, que les podía pasar cualquier cosa. “Lo más peligroso fueron cosas naturales, como quedarnos atascados en el desierto en Namibia, donde no pasa nadie. Lo humano siempre fue la bendición del camino”, asegura. Miles de kilómetros después, sigue convencido de que salir a la ruta fue lo correcto. “El miedo no se baja, sigue con nosotros. Lo que tenemos es mucha ganas de vivir la vida y eso es más fuerte que los miedos. Puede pasar algo mañana, han pasado cosas cerca. Pero prefiero morir intentando vivir que morir sin haberlo intentado”.

Siempre en el mismo automóvil, la familia sumó un niño más. Pese a los prejuicios de muchos padres, ellos no temieron dar a luz en países distintos. Tehue nació en Argentina.

En números

Datos

“Es una pasión estar en el camino y descubrir olores, sabores, pájaros… Hay tantas cosas, es un planeta hermoso. Todos los días pasa algo nuevo”

 

Herman Zapp

 

“Creo que vamos a disfrutar mucho asentarnos, siempre que no entremos en la rutina. Vamos a hacer una vida diferente. Iremos a los pueblos a dar charlas”

dice Candelaria respecto de su parate de viaje.

 

“En cuanto al dinero, nos financiamos con nuestro libro Atrapa tu sueño. En Argentina se considgue en librerías o en nuestro sitio web argentinaalaska.com”
Herman comenta que cada libro representa kilómetros para ellos.

El itinerario suele ser tan incierto como flexible y lo van armando

según dónde les ofrecen hospedaje y también dependiendo de

los lugares que quieren visitar.


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