El Mundial de Clubes ya se jugó… en Buenos Aires
Anticipo de lo que sucede hoy en EE.UU. casi 56 años después, en 1968 se realizaba en Buenos Aires el primer Mundial de Clubes de fútbol, con la participación de cinco equipos. Boca se enfrentó con Benfica, y en ese entonces también empataron, 1 a 1.

Sin ánimo peyorativo, la evocación rescatada para el presente informe, asoma ayer a la manera de una “miniatura”, comparación hecha frente al gigante, sede Estados Unidos, bautizado Mundial de Clubes FIFA 2025, y del que participarán 32 equipos, altamente competitivos, raigambre del deporte de mayor convocatoria, de todos los tiempos.
Llamativamente, cuando tallan los recuerdos, aquél pentagonal aparece a medida y enlaza de cara al certamen inaugurado ayer, que seguramente pondrá en vilo a los aficionados de todas las latitudes.
Si hasta reitera, casi desde el vamos, el encuentro entre Boca y Benfica, tal lo sucedido el 11 de agosto de 1968, cuando igualaron 1 a 1, goles de Rubén Suñé para el local y Jacinto para los portugueses, ambos de tiro libre penal. A propósito de la citada definición, el árbitro fue Guillermo Nimo, devenido a su retiro en personaje cómico de la crónica futbolera.
Los restantes jugadores que actuaron en el duelo de referencia fueron, por el xeneize, Antonio Roma, Julio Meléndez, Roberto Rogel, Armando Ovide, Rattin, Antonio Cabrera, Milton Viera, Jorge Fernández, Alfredo Rojas, Mario Pardo, Ángel Clemente Rojas, Norberto Madurga y Alberto González. Para el conjunto lusitano, lo hicieron Henrique, Humberto, Raúl, Cruz, Graca, Coluna, José Augusto, Torres, Eusebio, Toni, Calado, Praia, Matine, Adolfo y Nascimento.
Transcurrido bastante más de medio siglo, si los acontecimientos de cada época abonan y justifican un determinado grado de “proporción”, no es poco el significado en que se inscribe la legendaria competencia organizada por el club Boca Juniors, aglutinando mediante estructura y recursos propios -junto a su primer equipo- a otras 4 representaciones de histórico predicamento futbolístico: Nacional de Montevideo, Santos de Brasil, Benfica de Portugal y Ríver Plate.
A la vista del Mundial de Clubes FIFA 2025, me animo a adjudicarle a la entidad boquense, en mérito al torneo “del ayer” que estamos recordando, la premiación de club precursor y visionario.
La cita antecesora –insistimos- tuvo la virtud de convocar a grandes equipos, y con ello, a jugadores de reconocida categoría. Hoy, a estar de la dimensión y calibre en que se enmarca la cotización de los buenos jugadores, es improbable dar cuenta inmediata de las fortunas que se habrían reconocido en el caso de quienes animaron aquellas jornadas inolvidables de agosto de 1968, celebradas en el estadio boquense.
La referencia que sigue es parcial y a simple título de ejemplo: Edson Arantes de Nascimento “Pelé”, en 1999 distinguido como “el futbolista del siglo”, José Manuel Ramos Delgado, Ermindo Onega, Amadeo Carrizo, Eusebio da Silva Ferreira “la pantera negra”, máximo goleador de Europa en 1965 y en 1973, a cuya muerte el Gobierno de Portugal declaró tres días de luto, Antonio Ubaldo Rattín, Ángel Clemente Rojas, los uruguayos Roberto Matosas y Julio Montero Castillo.
El “petit” mundial de clubes, Copa Ciudad de Buenos Aires, jugado íntegramente en la Bombonera, lo ganó invicto el Santos, ya para entonces considerado equipo “trotamundos”.
Extrañamente, Pelé no logró ningún gol de los 9 que conquistó su equipo. Segundo, también invicto, fue Boca.
Los tres puestos restantes, a partir de la mayor puntuación, fueron para Nacional, River y Benfica, respectivamente. Jugaron todos contra todos y el superclásico argentino finalizó 0 a 0.
El pasado lunes a las 18, en el Estadio Hard Rock de Miami, exactamente 56 años, 10 meses y 5 días después del recordado encuentro del 11 de agosto de 1968, la nutrida estadística del fútbol internacional, dejó asentado un nuevo enfrentamiento entre Boca y Benfica, en tanto la nostalgia, poderosa lumbre, seguramente que va a iluminar, una vez más, la porfía entre dos jugadores inolvidables: Antonio Rattín, 88 años recientemente cumplidos, y Eusebio, cuya presencia física se apagó para siempre al inicio de 2014.
(*) Locutor y periodista neuquino
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