“Corsi e ricorsi”: a propósito del Estado y la explotación del petróleo en Argentina

A principios del siglo XX, el uso de petróleo era mínimo en Argentina, pero ya comenzaba a comprenderse su valor estratégico. El Estado nacional fue el que asumió casi exclusivamente la tarea de crear las condiciones para desarrollar las áreas.

Con motivo de un nuevo aniversario del descubrimiento del petróleo en Comodoro Rivadavia (Chubut un 13 de diciembre de 1907), nos interesa realizar una serie de reflexiones vinculadas Estado, al petróleo y la empresa pública.

Recordemos que el descubrimiento del petróleo en los Territorios Nacionales (TN) tuvo que ver con la labor estatal iniciada en 1904 con la creación de la Dirección de Minería Geología e Hidrología, dependiente del Ministerio de Agricultura. La acción desplegada por la repartición fue importante, porque el Código de Minería (1887) prohibía en su artículo 9° al Estado intervenir en la explotación de los recursos; pero el Poder Ejecutivo de entonces, decretó una reserva soslayando la legislación vigente, amparándose en la Ley de Tierra Pública 4167 (1903). Era un comportamiento apartado del modelo liberal del sector reformista de los liberales, que tenían una visión diferente respecto del Estado como mal empresario.

Inmediatamente, el impulso estatal llevó a importantes debates en el seno del Congreso y al ser tratado el tema en el Senado, Joaquín V. González consideraba que no se debía limitar la participación de privados y compañías extranjeras para que solo explote el Estado, ‘este mal industrial’, que no podía ser explotante de minas, ‘porque donde lo hizo, no lo hizo bien’, señalaba.

El petróleo se descubrió en espacios nacionales de carácter temporario- creados en 1884- que fueron convertidos en nuevas provincias en un proceso gradual que se inició en 1951. Este descubrimiento que se difundió como la búsqueda de agua para un poblado del sur argentino, fue el inicio de la industria del hidrocarburo y el hallazgo reactivó los trabajos en Neuquén, un espacio mediterráneo donde se había comprobado en 1904 la existencia del bien. Luego de estudios y exploraciones, durante el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen se halló petróleo en Plaza Huincul (PH, 1918).

El hidrocarburo fue un factor clave para la dinamización y crecimiento de las áreas del recurso y con los años se consolidaron ciudades importantes de la Patagonia argentina. Es de destacar que alrededor de los yacimientos de Comodoro y Plaza Huincul, se conformaron pueblos diseñados en tierras fiscales entregadas por YPF. El objetivo era cubrir las necesidades de empleados y obreros en la explotación del recurso. Incluso desde la compañía se apoyó económicamente a los municipios, para construir las obras y servicios públicos.

No obstante la magnitud del descubrimiento en Chubut y su ubicación respecto al mar -frente a la ausencia de ferrocarriles- significó una ventaja comparativa importante en los costos de transporte, convirtiendo a Comodoro en uno de los principales proveedores del recurso a la instancia central. Y tiempo más tarde- en los años 1940-50, el insumo fundamental para el proceso de industrialización por sustitución de importaciones (ISI). Mientras, en Neuquén el principal problema que afectaba al yacimiento era la dificultad para acceder al mercado nacional, debido a los elevados fletes ferroviarios.

La economía argentina de principios del siglo XX se basaba en la rentabilidad de las empresas agropecuarias, por lo tanto, los servicios públicos y la energía se pensaban en función de esa estructura agroexportadora. En aquel momento, la principal fuente de energía era el carbón, que se utilizaba para el ferrocarril, en la industria y para generar electricidad.

En 1907, el uso del petróleo era mínimo en la Argentina, pero ya en esa época comenzaba a comprenderse su valor estratégico y a avizorarse su desarrollo futuro.

El general Enrique Mosconi entendió los nuevos escenarios que abría el petróleo e impulsó el desenvolvimiento de YPF, la primera empresa petrolera nacional integrada verticalmente dedicada a la explotación, el refino y la comercialización, compañía creada por Hipólito Yrigoyen durante su primer gobierno, a fines de 1922.

Es decir, que el Estado nacional fue el que asumió casi exclusivamente la tarea de crear las condiciones de ocupación de las áreas fuera de las provincias, ante la falta de impuso inicial por parte de aquellos sectores más dinámicos de la sociedad que, al margen de la alianza pampa húmeda-litoral argentino, no acompañaban el proyecto de ocupación concreta de esos espacios como se esperaba. Y la empresa YPF, además de la posibilidad de empleos, ofrecía generar nuevas actividades industriales.

Si el Estado nacional no hubiera descubierto petróleo en los TN, se habría conformado industria petrolera argentina?

En esos años, Argentina se encontraba en medio del auge agroexportador y la burguesía terrateniente pampeana se hallaba orientada a la exportación de materias primas al mercado mundial y más interesada en embarcar carnes y cereales que explotar un yacimiento en la remota Patagonia.

En las circunstancias actuales se vuelve a instalar que el Estado no debe intervenir ni que existan empresas estatales como YPF. Y sobre la pregunta cuál es el rol del Estado es fácil formularla, difícil responderla. Las entidades corporativas empresarias más influyentes instalaron “menos Estado” como eje de la campaña ideológica porque, dicen, entre otras cuestiones, que beneficiaría a los contribuyentes por la excesiva presión fiscal, como también favorecería a las víctimas de la inflación, por la emisión de moneda para cubrir gastos, es decir, en su conjunto, a los usuarios de bienes y servicios públicos.

Otra vez se convoca – como en los ’90- a los usuarios, contribuyentes y víctimas de la inflación, dejando en un segundo plano a la ciudadanía, integrantes iguales de un Estado, en torno de la cual se articulan los derechos. Es necesario tener en cuenta, en este orden de cosas, que hay una sustancial diferencia existente entre el liberalismo democrático y el liberalismo autoritario.

El petróleo es un recurso fundamental de las sociedades y resulta imprescindible para la dinámica de nuestra civilización. Participa con un importante porcentaje en la matriz energética mundial, pero lo más significativo es que la mayoría del transporte se mueve con derivados de este hidrocarburo. El gas, por su parte, ocupa un lugar importante y su disponibilidad es fundamental para la industria, los hogares y la generación eléctrica. A todo lo expuesto, hay que anexar en el desarrollo de los hidrocarburos: el no convencional y en este sentido, es clave el desarrollo del yacimiento neuquino: Vaca Muerta.

En resumen, para no caer en simplificaciones, rescatar la empresa pública YPF – con motivo del 117 aniversario del descubrimiento del bien en Chubut- y el rol que tuvo/tiene respecto del petróleo y las provincias poseedoras del recurso, debe inscribirse en cada momento histórico. El Estado no es que sea bueno o malo, depende de quien lo gestiona y la experiencia en el país- en sectores vitales al desarrollo económico- no garantiza que el privado lo haga mejor, aunque es necesario que participe en las actividades centrales de un país. Pero además, tener control de la energía implica lograr un proceso endógeno y ello está vinculado a la soberanía de un país, hecho que permitiría aumentar la re-industrialización.

Entonces es válido pensar que como decía Giambattista Vico, un filósofo de la historia del siglo XVIII, “corsi e ricorsi”: la historia no avanza de forma lineal empujada por el progreso, sino en forma de ciclos que se repiten, es decir, avances y retrocesos. ¿Estaremos nuevamente frente este último ciclo?

* Doctora en Historia (Unco, Cehepic, Flacso)


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