La invasión rusa reactivó el trauma en muchos inmigrantes ucranios de la región

Belén Pauk (Prosvita Neuquén)

María Panasenko nació el 7 de julio de 1926 en el pueblo llamado “Bahata Cherneschina” (Ба…на), cuya traducción podría llegar a ser: “muy fértil”, en la provincia de Járkiv, Ucrania. Para ese entonces reinaban los tiempos de la “NEP”, (Nueva Política Económica) bajo la dirección y planificación del Estado que estuvo vigente entre 1921-1929.

Su familia paterna de clase media campesina, estuvo dedicada a la agricultura y a la cría de caballos. A partir de 1929 comenzó a sufrir los efectos de la nueva orientación política stalinista, en la que miles de ucranios como ella y su familia fueron perseguidos y deportados masivamente en trenes en pleno invierno de 1931, con lo puesto, hacia “Taiga” de los montes Urales.

Durante el viaje ocurrieron varias muertes entre los más pequeños y ancianos por el camino. Algunos eran arrojados en medio de la nada y los que sobrevivían eran abandonados en el medio de la nada entre la nieve (-30°C) a la “buena de Dios”. Solo gracias a la ayuda de cazadores nómades originarios de la zona, pudieron sobrevivir.

A comienzos de 1933, de manera semi-clandestina la familia Panasenko logró tras largos e interminables rodeos, volver a una aldea vecina a la suya. En ese momento, Stalin el “Zar rojo” había decretado una hambruna artificial, planificada, organizada y ejecutada contra sus propios ciudadanos. Esta hambruna es lo que hoy se conoce como “Holodomoror”, que significa “muerte por hambre”.

Fue un verdadero genocidio de ucranios, que dejó un saldo de entre 6 y 10 millones de muertes, tanto directas como indirectas posteriores, entre los años 1932 y 1933.

La política de Stalin obligó a los campesinos ucranios independientes y autosuficientes como así también a productores de los cereales (trigo sobre todo), a trabajar en granjas colectivas. A quienes se negaban, se les quitaba toda posibilidad de tener animales, alimentos y tierras propias. La gente moría de a millones. Posterior a 1933, muchos de los campesinos que sobrevivieron murieron por las afecciones que la hambruna les había provocado. No se sabe tampoco cuántos ucranios murieron en las deportaciones.
María y su Madre sobrevivieron a esa época gracias a un pariente funcionario y por el oficio de su padre que era mecánico y conductor de tractores.

A escondidas se llevaba unos puñados de cereal y eso lo mezclaban con “aserrín” para hacer tortitas. Gracias a esto se salvaron del destino que sufrieron la mayoría de sus otros familiares, amigos y vecinos.
Así fue como aldeas enteras quedaron despobladas y las casas abandonadas de los ucranios fueron habitadas por ciudadanos rusos.

… “No había casi nadie, no reconocí a mi aldea. Muchos escaparon para que no los llevaran a Siberia. Empezó la hambruna en otoño, cuando todo el pueblo ya había cosechado y guardado todo para el invierno. Los comunistas llegaron con sus carros y se llevaron todo. Te mataban si no se los daban. Quemaron y destruyeron todo. La gente iba muriendo en las calles. Todos quedaban hinchados porque se llenaban el estómago con agua porque no había qué comer. Los cadáveres estaban tirados por todos lados, en las casas, en las calles. Los moribundos pedían ver el pan antes de morir, no pedían comer sino poder verlo antes de morir” , recuerda.

“Eso era muy común. Los niños quedaban huérfanos porque sus padres morían y deambulaban por las calles pidiendo comida. Era invierno y el frío no ayudaba. Morían de hambre y de frío. Sí había pan y comida para los que trabajaban en la ciudad y para las autoridades. Por eso algunos podían robar pan para tener algo qué comer. La gente se mataba por obtener comida. Había torres de vigilancia con caballos para vigilar y matar a la gente que intentara obtener alimentos. En ese entonces existía el “Decreto de las 5 espigas”: si tenías más de 4 espigas, te mataban a golpes /fusilamiento o deportación”…agrega

Olga Iváschenko, la madre de María contaba cómo moría la gente en 1932 y 1933: “La gente del Estado juntaba en carros a la gente moribunda. Pasaban a buscar los cuerpos por las casas y a los que estaban tirados en las calles para llevarlos a fosas comunes. Algunos no estaban muertos y sin embargo los cargaban igual. Estando vivos los sepultaban igual”…


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